?Que vienen los rusos!
Jos¨¦ M. Faraldo enmarca la rusofobia presente y pasada en que todos somos v¨ªctimas de la mentira, el silencio y la propaganda de los pa¨ªses contendientes en Ucrania, sus amigos y sus aliados
¡°La guerra de Ucrania inaugurada por la invasi¨®n rusa en 2022 ya hab¨ªa empezado antes. No ha sido el odio, sino un plan, quien la ha iniciado¡±. Esta cita de Jos¨¦ M. Faraldo me parece un buen introito para el debate, inexistente en la mayor¨ªa de los medios occidentales, sobre la citada contienda y las amenazas que conlleva para el futuro del mundo.
Acabo de terminar de leer dos ensayos hist¨®ricos sobre Rusia con id¨¦ntico t¨ªtulo: Rusofobia. El de Faraldo, sin duda uno de los autores espa?oles m¨¢s documentados sobre aquel pa¨ªs, y otro, publicado en 2018, firmado por Robert Charvin, profesor em¨¦rito en la Universidad de Niza, donde es decano honorario de la Facultad de Derecho y Ciencias Econ¨®micas. A ellos se agreg¨® despu¨¦s la publicaci¨®n de un ensayo que algunos tildan casi de panfletario bajo el t¨ªtulo de ?Rusia es culpable!, escrito por el ecologista, activista y profesor jubilado de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid Pedro Costa Morata. Quiso la casualidad que estuviera yo coronando la lectura de estos env¨ªos cuando lleg¨® la noticia de la muerte de H¨¦l¨¨ne Carr¨¨re d¡¯Encausse, presidenta de la Acad¨¦mie Fran?aise y con toda probabilidad la m¨¢s reputada analista occidental de la historia rusa, desde los zares a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, experta en los acontecimientos derivados en la regi¨®n tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. De modo que en medio de la propaganda y la desinformaci¨®n reinante sobre la actual guerra europea, tuve la oportunidad, al alcance de cualquiera, de procurarme algunas reflexiones.
Gran parte de la historia de nuestro continente se explica por la persistencia de los rusos de querer ser apreciados como europeos y la renuencia de los intelectuales y dirigentes sociales de Occidente a reconocerlos como tal
Si las guerras, como dice Faraldo, suelen ser fruto de un plan y no del odio, por muchas emociones de ese g¨¦nero que luego acaben despertando, cabr¨ªa preguntarse cu¨¢l o cu¨¢les fueron los proyectos dise?ados para emprender la actual cat¨¢strofe de Ucrania. Divergentes como son las opiniones de los autores citados, coinciden en general en una constataci¨®n: gran parte de la historia de nuestro continente se explica por la persistencia de los rusos de querer ser apreciados como europeos y la renuencia de los intelectuales y dirigentes sociales de Occidente a reconocerlos como tal. Esta circunstancia es la que habr¨ªa llevado a la creaci¨®n del t¨¦rmino rusofobia, como una enfermedad y un delito social que algunos comparan, en mi opini¨®n de forma excesiva, con el antisemitismo o el antiislamismo. Que la rusofobia existe parece un hecho demostrado, pero mientras Faraldo estima que la valoraci¨®n de lo ruso no ha sido siempre negativa en el resto de Europa, Charvin no puede ¡°sino constatar la importante continuidad del rechazo que Occidente muestra por la Rusia ¡®presovi¨¦tica¡¯, ¡®sovi¨¦tica¡¯ y ¡®postsovi¨¦tica¡¯¡ El objetivo es desacreditar a Rusia¡ y promover tanto la disoluci¨®n de sus alianzas como la implosi¨®n de su propia sociedad civil¡±. Esta sola cita pone de relieve que, al margen de la existencia de la rusofobia, tambi¨¦n hay muestras actuales de una indiscriminada rusofilia que, si no llega a defender las pol¨ªticas de Putin, ni mucho menos la invasi¨®n de Ucrania, trata de entender sus causas, entre las que estar¨ªa una deliberada disposici¨®n occidental a mantener el poder unipolar de Estados Unidos. Sobre estos argumentos que a veces recuerdan nuestras pol¨¦micas internas respecto a la leyenda negra espa?ola, se ha edificado a lo largo de los siglos una historia de sufrimientos y ofensas interminables en el coraz¨®n de Europa.
Faraldo asegura que ¡°es evidente que Rusia ha percibido las pol¨ªticas de ampliaci¨®n de la OTAN y de promoci¨®n de la democracia liberal en los Estados postsovi¨¦ticos como una amenaza directa a su seguridad y su soberan¨ªa¡±. Algo ha debido pasar, a?ade, para que despu¨¦s de mantener durante a?os una relaci¨®n de socio preferente con la Federaci¨®n Rusa, la propia OTAN se haya convertido en el sost¨¦n fundamental del esfuerzo de guerra de Ucrania, ¡°pa¨ªs que ni siquiera era miembro de la Alianza¡±. Lo que verdaderamente ha pasado es conocido y en el libro de Charvin se describe con una rudeza rayana en la demagogia. Somos v¨ªctimas, seg¨²n ¨¦l, de la sumisi¨®n europea a los dictados de Estados Unidos y de la repetida pol¨ªtica americana de mantenerse como gendarme de la historia.
El seguidismo a las exigencias de los nacionalismos ling¨¹¨ªsticos, con desprecio a los derechos de los hablantes en su lengua materna, es una de las lacras que asolan la convivencia europea desde hace m¨¢s de 100 a?os
Que tras la invasi¨®n rusa de Ucrania se registraron brotes significativos de rusofobia en Europa es un hecho conocido. Se tomaron represalias de dudosa legalidad contra los millonarios amigos de Putin, muchos de ellos con pasaportes y nacionalidad de pa¨ªses europeos o de Israel, se vetaron actuaciones de cantantes y directores de orquesta rusos y se elimin¨® a representantes rusos de algunas competencias deportivas. Otras manifestaciones de ese g¨¦nero fueron antes consecuencia del desplome de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la apresurada independencia de los pa¨ªses b¨¢lticos. Charvin pone de relieve la insensata y antidemocr¨¢tica pol¨ªtica letona de discriminaci¨®n a sus minor¨ªas rusohablantes, que constituyen el 28% de la poblaci¨®n del pa¨ªs. Faraldo opina que dicha discriminaci¨®n en los pa¨ªses b¨¢lticos es inaceptable y reconoce la incapacidad de la Uni¨®n Europea para evitarla, pero seg¨²n ¨¦l desaparece repentinamente con el aprendizaje de los idiomas locales, ¡°dominantes desde la independencia¡±. Se aventura adem¨¢s a comparar la situaci¨®n con las pol¨ªticas de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco. Semejante seguidismo a las exigencias de los nacionalismos ling¨¹¨ªsticos, con desprecio a los derechos de los hablantes en su lengua materna, es una de las lacras que asolan la convivencia europea desde hace m¨¢s de 100 a?os y de la que la actual situaci¨®n espa?ola es v¨ªctima y testigo.
Las opiniones de Charvin, basadas en hechos ciertos, acaban siendo destruidas por su demagogia, y las de Faraldo por un cierto aroma narrativo acorde con lo pol¨ªticamente correcto. Pero sus libros merecen la atenci¨®n del eminente matem¨¢tico que dirige la acci¨®n exterior europea como si la geopol¨ªtica fuera el resultado de una ecuaci¨®n de segundo grado. Porque a la moderaci¨®n de Faraldo y la desmesura de Charvin los une la convicci¨®n de que todos somos v¨ªctimas del recurso a la mentira, el silencio, el secreto y la propaganda de los pa¨ªses contendientes, el agresor y el agredido, sus amigos y sus aliados. Y el lamento por la evanescencia del pensamiento cr¨ªtico en las sociedades del bienestar.
Rusofobia. Ensayo sobre prejuicios y propaganda
Libros de la Catarata, 2023
128 p¨¢ginas. 13 euros
Rusofobia. ?Hacia una nueva guerra fr¨ªa?
Traducci¨®n de A. Anfruns, Yurinis Prieto, Roc¨ªo Anguiano y Manuel Colinas Balbona
Investig'Action / El Viejo Topo, 2018
196 p¨¢ginas. 15 euros
?Rusia es culpable!
El Viejo Topo, 2023
322 p¨¢ginas. 22 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.