Oasis y el fin de la era pop
Aquella m¨²sica ten¨ªa sus formas de celebraci¨®n y un estilo de vida posible gracias al Estado del Bienestar. El Brit Pop fue el ¨²ltimo gran movimiento de un mundo que desapareci¨®
El odio entre hermanos es uno de nuestros relatos fundadores. Ca¨ªn mat¨® a Abel por envidia y R¨®mulo mat¨® a Remo por no respetar la linde de la tierra. Deseo y propiedad privada. El capitalismo es un lenguaje de palabras antiguas. Hace 15 a?os, Oasis ten¨ªa que actuar en Mil¨¢n. No lo hicieron. Tres d¨ªas antes, en Par¨ªs, hab¨ªan suspendido toda la gira por una discusi¨®n entre los dos l¨ªderes de la banda, los hermanos Gallagher. Una minucia se transform¨® en una pelea en la que Liam rompi¨® la guitarra preferida de Noel. La intimidad familiar siempre se parece a los cuentos de Carver. No era la primera vez. Esta semana, Oasis ha anunciado su regreso. Una peque?a gira. Ampliable. Bum. En marzo de este a?o, Liam sac¨® un disco con el guitarrista de Stone Roses. Tuvo buena recepci¨®n, pero ni de lejos. El pasado es m¨¢s importante que el presente.
El 29 de agosto de 2009 enlaza con otra fecha. El 25 de abril de 1926, el director Arturo Toscanini interrumpi¨® el estreno de Turandot tras la escena del sacrificio de Li¨². ¡°Aqu¨ª termina la ¨®pera porque aqu¨ª muri¨® el maestro¡±. Puccini hab¨ªa muerto antes de completar la partitura. Con los a?os, ¡°aqu¨ª termina la ¨®pera¡± se convirti¨® en una sentencia porque Turandot fue la ¨²ltima de las ¨®peras populares. Desde hac¨ªa d¨¦cadas, los teatros hab¨ªan reducido los estrenos y prefer¨ªan los t¨ªtulos ya consolidados cuyas arias m¨¢s conocidas se interpretaban con regularidad en los hogares burgueses. Toda casa ten¨ªa un piano y alguien que sab¨ªa tocarlo.
El cierre del canon de la ¨®pera form¨® parte del repliegue de la burgues¨ªa tras su triunfo en el per¨ªodo revolucionario de 1848. El empuje de los movimientos obreros hac¨ªa que la clase social hegem¨®nica buscase nuevas estrategias para cerrar la puerta porque el mundo nuevo era un mundo de masas. Todo estaba lleno. En el plano pol¨ªtico, pactos con las viejas formas de poder a las que se hab¨ªa enfrentado. En el cultural, adem¨¢s del cierre del canon, elementos de distinci¨®n que sirviesen como se?ales de reconocimiento: capital social y cultural para consolidar el econ¨®mico. Tambi¨¦n desarroll¨® una nostalgia hacia un pasado inexistente, el perfecto mundo de ayer. Pero el repliegue no sirvi¨®. Ni siquiera el duro, el de los a?os 30. El mundo de las masas reclamaba su espacio con unas nuevas formas art¨ªsticas populares transmitidas por un medio de comunicaci¨®n distinto, la radio, que cambi¨® la m¨²sica en directo por otro formato, el disco.
La burgues¨ªa acab¨® pactando y los movimientos obreros se transformaron en la clase media, que desarroll¨® sus valores y su criterio art¨ªstico en el cine, la literatura o la m¨²sica. Las islas brit¨¢nicas pasaron a ocupar un lugar central. Si hacemos una lista de los grupos m¨¢s importantes de la historia del pop, es probable que la mayor¨ªa sea de all¨ª. Hay cuestiones clave como el idioma, el entorno urbano o la tradici¨®n de la ense?anza art¨ªstica, pero el fil¨®sofo Mark Fisher ten¨ªa una respuesta: el Estado del Bienestar. Estar vivo es importante para crear. Haber comido y tener una casa, tambi¨¦n. El hecho de que grandes grupos sociales puedan despreocuparse de lo que conocemos como supervivencia y puedan destinar ingresos a cosas como comprar una guitarra o ir a un concierto tambi¨¦n ayuda al desarrollo de la cultura. El pop ten¨ªa sus formas de celebraci¨®n y transmisi¨®n. Ten¨ªa un estilo de vida basado en el consumo que facilitaba el Estado del Bienestar y un horizonte marcado por el ascensor social. Incluso, invent¨® un per¨ªodo vital: la adolescencia, clave para la aceleraci¨®n de la creatividad. Lo nuevo era siempre m¨¢s importante.
La clase media se tambaleaba y apareci¨® una nueva m¨²sica (rap, trap, reguet¨®n, etc.) con nuevos valores, nuevas formas de transmisi¨®n y celebraci¨®n¡±
Ese mundo desapareci¨®. Quiz¨¢, el Brit Pop fue el ¨²ltimo gran movimiento de esa m¨²sica nacida hace un siglo y Oasis su ¨²ltimo grupo. El grupo se separ¨® un a?o despu¨¦s de la quiebra de Lehman Brothers, que precedi¨® al mayor colapso financiero de la historia. Rescates, cumbres, austeridad. El Estado del Bienestar llevaba d¨¦cadas en cuesti¨®n y recibi¨® un nuevo golpe. La clase media se tambaleaba y apareci¨® una nueva m¨²sica (rap, trap, reguet¨®n, etc¨¦tera) con nuevos valores, nuevas formas de transmisi¨®n y celebraci¨®n. Es r¨ªtmica, sencilla y se escucha en bucle porque esa es la forma que ha adoptado el tiempo tras el progreso burgu¨¦s y la aceleraci¨®n de la clase media. Es la m¨²sica de la nueva estructura social basada en la desigualdad. La frivolidad de la era pop comienza a desaparecer. El mundo l¨ªquido se est¨¢ coagulando.
Como hizo la burgues¨ªa, la clase media enfoc¨® su mirada hacia el pasado. De la esperanza de la movilidad social al repliegue de la propiedad inmobiliaria. El resultado de una crisis nacida en el sector inmobiliario fue m¨¢s ladrillo: dos tercios de la riqueza mundial est¨¢n ah¨ª. El pasado es m¨¢s rentable que el futuro. La herencia sustituye a la ¨¦tica del trabajo. Haber hecho es m¨¢s importante que hacer. Los fondos de inversi¨®n compran los repertorios de los grandes nombres de la m¨²sica pop que van de festival en festival tocando las mismas canciones. Queremos restaurar algo que se perdi¨® y lo hacemos con un rito cl¨¢sico: convocando los sonidos que acompa?aron ese momento. Es imposible. Hace dos a?os, una galer¨ªa francesa sac¨® a subasta la Gibson ES-355 roja de Noel Gallagher que su hermano Liam rompi¨® esa tarde de agosto en Par¨ªs. Se vendi¨® por 300.000 euros. No es el epitafio m¨¢s hermoso, pero es el nuestro.
Jorge Dioni es periodista y escritor, autor de ¡®La Espa?a de las piscinas¡¯ y ¡®El malestar de las ciudades¡¯ (ambos en Arpa).
Puedes seguir a Babelia en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.