Robert Frank, m¨¢s all¨¢ de ¡®The Americans¡¯
El MoMA dedica una retrospectiva al fot¨®grafo en el centenario de su nacimiento. El alma de la sociedad enferma que reflejan sus im¨¢genes no difiere mucho de la actual
Con motivo del centenario de su nacimiento, el MoMA de Nueva York dedica, por primera vez en su historia, una extraordinaria retrospectiva a Robert Frank (Z¨²rich, 1924). Considerado uno de los fot¨®grafos m¨¢s influyentes del siglo XX, con 23 a?os se traslad¨® a Nueva York, donde poco despu¨¦s de su llegada empez¨® a colaborar con publicaciones como Harper¡¯s, Life o Look. En 1950 se cas¨® con Mary Lockspeiser, artista con la que tuvo dos hijos, Andrea y Pablo (llamado as¨ª en homenaje a Casals). Frank irrumpe en la escena neoyorquina en un momento en el que el apogeo del expresionismo abstracto coincide con el nacimiento del nuevo periodismo. Sus referentes eran Edward Hopper, que no era todav¨ªa conocido; Willem de Kooning, a quien pudo observar de cerca, y los poetas, artistas y narradores de la generaci¨®n beat. De una visualidad descarnada, rigurosa y totalmente exenta de sentimentalismo, pero a la postre po¨¦tica, Janet Malcolm lo caracteriz¨® como el Manet de la nueva fotograf¨ªa.
Como fot¨®grafo ha pasado a la historia por The Americans, serie de im¨¢genes en blanco y negro captadas con una Leica de 35 mm durante un periplo por buena parte del inmenso territorio norteamericano que Frank efectu¨® a mediados de la d¨¦cada de los cincuenta en un Ford negro desvencijado. Durante el viaje recorri¨® m¨¢s de 15.000 kil¨®metros, capturando un total de 27.000 im¨¢genes de las que eligi¨® 83 en las que logr¨® captar el alma de su pa¨ªs de adopci¨®n con una precisi¨®n y sentido de totalidad comparable a lo que hicieron en su momento Tocqueville, Henry James o Gertrude Stein, cada uno en su ¨¢mbito. En plena era de Eisenhower y McCarthy, Frank retrat¨® a los olvidados, marginados e ignorados captando la soledad y el malestar de fondo que subyac¨ªa a la aparente buena salud del cuerpo social.
Hoy el ominoso nombre de Trump sustituye a las cruces plantadas al borde de las carreteras del desierto
En im¨¢genes que recordaban las primeras emisiones de televisi¨®n en blanco y negro Frank traza una visi¨®n de Estados Unidos que sigue siendo tan impactante hoy como entonces. M¨¢s quiz¨¢, porque en el fondo el alma de la sociedad enferma que atrapan sus fotos no difiere mucho de la actual. El paisaje urbano y rural se perpet¨²a en carteles donde el ominoso nombre de Trump sustituye a las cruces plantadas al borde de las carreteras del desierto o a las siluetas fantasmales vislumbradas en umbrales, espejos, escaparates o a plena luz. Como se?al¨® Jack Kerouac en el pr¨®logo del libro, hay algo en las fotos de Frank que hace que el aura que rodea a una m¨¢quina de discos sea indistinguible de la que flota sobre un f¨¦retro. The Americans fue criticado por muchos cuando sali¨® en 1958, pero lo cierto es que cambi¨® las leyes de la fotograf¨ªa, por su audacia en la construcci¨®n de la imagen. Frank se pas¨® el resto de su vida tratando de huir de aquel logro. Para muchos no lo consigui¨®. La muestra del MoMA da fe de lo contrario.
Titulada Life Dances On: Robert Frank in Dialogue, la retrospectiva ahonda en las seis d¨¦cadas de trabajo que siguieron a la aparici¨®n del ¨¦pico poema visual de Frank. Integrada por unas 200 obras realizadas a partir de 1958, su recorrido se inicia con la serie On the Bus, secuencia de fotograf¨ªas captadas aquel a?o durante un trayecto en autob¨²s a lo largo de la Quinta Avenida neoyorquina. El t¨ªtulo de la exposici¨®n corresponde a una pel¨ªcula realizada por Frank en 1980. Uno de los hitos de Life Dances On, en la que la filmograf¨ªa de Frank ocupa un lugar preeminente, es la recuperaci¨®n de su primera cinta, Pull My Daisy (1959), presentada por medio de un clip y una serie de fotos fijas. Basada en La generaci¨®n Beat, obra teatral de Kerouac, codirigida por Alfred Leslie y narrada por el propio autor de En la carretera, la pel¨ªcula cuenta con la participaci¨®n de Allen Ginsberg y Gregory Corso entre otros. Jonas Mekas la salud¨® como s¨ªntoma del nacimiento del nuevo cine underground norteamericano. Sus colaboraciones con los beat dieron lugar a encargos con m¨²sicos como Tom Waits, Patti Smith, New Order, y en particular los Rolling Stones, a quienes dedic¨® su cinta m¨¢s conocida, Cocksucker Blues (1972), cr¨®nica filmada de la gira que la banda efectu¨® cuando sali¨® Exile on Main Street, cuya portada es tambi¨¦n de Frank.
La instalaci¨®n dedica un espacio a los diarios cinematogr¨¢ficos del artista, en los que registra importantes aspectos de su proceso creativo, alternando entre su apartamento de la calle Bleecker en Nueva York y su casa de Nueva Escocia. Este ¨²ltimo escenario ocupa un lugar fundamental en la vida y en la obra de Frank, y la exposici¨®n del MoMA se hace eco de ello. En 1970, tras divorciarse, Frank se traslad¨® a Nueva Escocia con su nueva compa?era, la artista June Leaf, algunos de cuyos trabajos se incluyen en la muestra. Sin tener a su disposici¨®n un cuarto de revelado, utilizaba c¨¢maras desechables y polaroids. Uno de sus trabajos m¨¢s interesantes del per¨ªodo es la suerte de autobiograf¨ªa visual titulada Las l¨ªneas de mi mano (1972). Patti Smith describi¨® las im¨¢genes de aquella ¨¦poca como ¡°fotos dentro de fotos, encuadres dentro de espejos, contenedores rotos, una verdadera hemorragia de arte¡±.
Una de sus pr¨¢cticas en la isla de Cabo Bret¨®n consist¨ªa en colgar de las cuerdas de un tendedero situado frente al mar fotos en las que aparec¨ªa la palabra words. Una de las im¨¢genes m¨¢s sobrecogedoras de la muestra es la instant¨¢nea de una playa batida por una tormenta de nieve. Son aspectos de una b¨²squeda que trata de arrojar algo de luz (la luz de la que se alimenta todo su arte) sobre el episodio m¨¢s doloroso de su vida, la p¨¦rdida de sus dos hijos. En 1974 Andrea, de 20 a?os, pereci¨® en un accidente de avi¨®n en Guatemala. Frank estaba trabajando en una pel¨ªcula sobre ella poco antes de que tuviera lugar el accidente. Por aquel entonces, su hijo Pablo empez¨® a mostrar s¨ªntomas de esquizofrenia y fue preciso internarlo en un psiqui¨¢trico. Veinte a?os despu¨¦s, se suicid¨®. A modo de respuesta, Frank cre¨® una serie de collages, en los que se transpira un devastador sentimiento de p¨¦rdida. En uno de los que dedic¨® a su hija figura la frase ¡°Pienso todos los d¨ªas en Andrea¡±. Otro, ejecutado dos d¨¦cadas despu¨¦s, lleva por t¨ªtulo El sufrimiento, el silencio de Pablo.
¡®Life Dances On: Robert Frank in Dialogue¡¯. MoMA. Nueva York. Hasta el 11 de enero de 2025.
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