Manual de propaganda para una conspiraci¨®n electoral
El ensayo de Ren¨¦e DiResta es el libro perfecto para diseccionar c¨®mo se legitima un golpe de Estado el pr¨®ximo noviembre tras unas elecciones intoxicadas a base de convertir mentiras en realidad
C¨®mo se instala la idea de que hay inmigrantes haitianos comi¨¦ndose los gatos y perros de Springfield, Ohio. Que el partido dem¨®crata o quiz¨¢ los jud¨ªos est¨¢n provocando huracanes con m¨¢quinas de manipulaci¨®n clim¨¢tica para que los ciudadanos de Florida no puedan votar. Que ?FEMA, la agencia federal de Estados Unidos responsable de coordinar la respuesta y recuperaci¨®n de emergencias, abandona sistem¨¢ticamente a las v¨ªctimas republicanas. Que las m¨¢quinas de voto est¨¢n ama?adas, los comit¨¦s son corruptos, los votos por correo manipulados y los inmigrantes ilegales est¨¢n siendo habilitados ileg¨ªtimamente para votar. Que todo eso invalidar¨¢ las elecciones, salvo que gane uno de los candidatos. C¨®mo se convence a un pa¨ªs de que, si gana uno de los candidatos, las elecciones han sido limpias. Pero, si gana el otro, la democracia habr¨¢ sido robada y recobrarla requerir¨¢ fuerza bruta. Pero no ser¨¢ un golpe de Estado, sino una revoluci¨®n.
Propaganda, el ensayo de Edward Bernays publicado en 1928, inaugura el subg¨¦nero de ciencias sociales que estudia la manipulaci¨®n ciudadana a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Para Bernays, sobrino de Sigmund Freud y responsable de que las sufragistas fumaran por la igualdad de g¨¦nero, la palabra ten¨ªa a¨²n el significado que le hab¨ªa dado la Iglesia cat¨®lica cuando cre¨® la Congregatio de Propaganda Fide en 1622: propagar la fe. La Iglesia hac¨ªa propaganda para difundir el cristianismo en tierras no cat¨®licas. Para Bernays, la propaganda moderna es responsabilidad del Gobierno. Su objetivo era propagar la ideolog¨ªa del Estado, uniendo las diferentes comunidades e individuos en una sola identitaria gran naci¨®n.
Un siglo m¨¢s tarde, la propaganda est¨¢ m¨¢s en la pomada que nunca. Todo el mundo lo hace: los Estados, los partidos, las empresas, las asociaciones de padres, el partido comunista, los usuarios de las redes sociales, los presidentes de Gobierno y los bots. La batalla pol¨ªtica de nuestro tiempo es decir qui¨¦n es propaganda y qui¨¦n no. Pocas personas han estudiado mejor el mecanismo que Ren¨¦e DiResta, hasta hace poco jefa de investigaci¨®n del Observatorio de Internet de Stanford. Su reciente libro, Invisible Rulers. The People Who Turn Lies Into Reality (Gobernantes invisibles. Las personas que convierten las mentiras en realidad), es una iniciaci¨®n al arte de la propaganda desde el punto de vista t¨¦cnico, hist¨®rico, sociol¨®gico y pol¨ªtico. Tambi¨¦n es el manual perfecto para estudiar la compleja red de influencers que trabaja para legitimar un golpe de Estado el pr¨®ximo noviembre. El libro perfecto para diseccionar unas elecciones intoxicadas por el asalto al Capitolio y las teor¨ªas de la conspiraci¨®n.
DiResta revisa a los te¨®ricos, practicantes y cr¨ªticos del siglo XX. A Walter Lippmann, el hombre que acu?¨® la ¡°manufactura del consentimiento¡±, que invent¨® el estereotipo y le vendi¨® a los americanos la Primera Guerra Mundial. A Noam Chomsky, que lo adapta a la era de los medios de masas, equiparando la manufactura con la manipulaci¨®n. Los revisa con la intenci¨®n de producir una nueva teor¨ªa de la propaganda para la era de los algoritmos y los influencers. ¡°C¨®mo de arbitrario es que personas corrientes puedan volverse enormemente influyentes, y c¨®mo incluso aquellos bien intencionados entre ellos pueden propagar mentiras peligrosas¡±. Describe c¨®mo grupos de individuos con intereses econ¨®micos o motivaciones pol¨ªticas seleccionan y ensamblan piezas de evidencia digital para ofrecer relatos capaces de dinamitar la confianza en los resultados electorales. Es la historia sociopol¨ªtica clave de nuestro tiempo: c¨®mo convertir mentiras en realidad.
El bulo de los inmigrantes que comen mascotas infecta la imaginaci¨®n de aquellos que quieren creer. Los dem¨¢s solo nos enteramos cuando Trump lo comparte con m¨¢s de 100 millones de personas
La diferencia, para DiResta, est¨¢ en el protagonismo de personas reales, sacadas de contexto y catapultadas a una inesperada notoriedad. La amplificaci¨®n oportunista de contenidos emocionales de gente cualquiera, por redes de intoxicaci¨®n pol¨ªtica y algoritmos de plataforma comercial. La historia de los haitianos que comen perros y gatos nace cuando una mujer llamada Marie Owens publica en su grupo privado de Facebook que el amigo de la hija de sus vecinos hab¨ªa perdido a su gato, y alguien hab¨ªa visto a unos haitianos en el porche de su casa deshues¨¢ndolo para comer. La publicaci¨®n es rebotada por otros usuarios. Una vecina la usa para rescatar un post suyo donde dec¨ªa que los patos estaban desapareciendo del parque. En alg¨²n momento, el rumor es recogido por la red de influencers de la derecha estadounidense y propagado por las principales redes sociales, probablemente con ayuda de cuentas falsas de agencias de desinformaci¨®n o granjas de clics. El post recibe casi un mill¨®n de visitas en Twitter/X. Tiene vida propia, infecta la imaginaci¨®n de aquellos que quieren creer. Los dem¨¢s solo nos enteramos cuando es compartido con m¨¢s de 100 millones de personas por el influencer m¨¢s famoso del mundo: el expresidente Donald Trump durante el primer y ¨²ltimo debate presidencial.
Una novedad de estas elecciones es la participaci¨®n activa y partisana de una plataforma clave. Elon Musk, el usuario m¨¢s popular de la plataforma antes conocida como Twitter, est¨¢ haciendo campa?a por Trump y propagando todo tipo de informaci¨®n falsa. Ha publicado que FEMA est¨¢ ¡°bloqueando de forma activa¡± a los ciudadanos que tratan de ayudar a las v¨ªctimas de las inundaciones en Carolina del Norte, y que se ha gastado todos sus fondos ¡°ayudando a [inmigrantes] ilegales a entrar en el pa¨ªs¡±. Le ha dicho a los seguidores de Trump que ¡°ser¨¢n las ¨²ltimas elecciones si no sal¨ªs a votar¡±.
El operativo es grande. Trump ha conseguido desmantelar el Observatorio de Stanford y el comit¨¦ que hab¨ªa creado para garantizar la integridad electoral. Se prev¨¦n milicias y grupos paramilitares desplegando campa?as de intimidaci¨®n de los votantes a pie de urna. El Departamento de Seguridad Nacional ha advertido que hay grupos extremistas dom¨¦sticos planeando sabotear la infraestructura electoral, incluidos los buzones de voto. Cualquier acci¨®n que ponga en duda la legitimidad de las papeletas beneficia a los que quieren imponer su relato sobre la realidad.
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