Todo por resolver
Lo m¨¢s decepcionante del congreso del PSC es que no se ha visualizado para nada la existencia de un n¨²cleo renovador
Viendo c¨®mo se ha desarrollado el congreso socialista s¨®lo cabe preguntarse si realmente los dirigentes y militantes de este partido son conscientes de la situaci¨®n en la que se encuentran. El PSC es un partido en ca¨ªda libre electoral, que est¨¢ completamente desubicado por partida triple. No se sabe cu¨¢l es su posici¨®n ideol¨®gica, engullido por la crisis de la socialdemocracia europea, pero sobre todo por una estrategia ce?ida exclusivamente a la conquista de espacios de poder, que en nombre del pragmatismo renunci¨® a cualquier proyecto propio y a cualquier propuesta en el campo de las ideas. ?Alguien ha o¨ªdo alguna reflexi¨®n sobre el futuro de la izquierda en la Europa postsocialdem¨®crata? ?Alguien ha le¨ªdo alguna propuesta que vaya m¨¢s all¨¢ de los t¨®picos sobre las urgencias de la crisis y de breves notas cr¨ªticas a las pol¨ªticas de austeridad? El rearme ideol¨®gico ha brillado por su ausencia. Agobiados por los hechos, los socialistas han perdido definitivamente las palabras.
La segunda desubicaci¨®n es en el terreno nacional. ?Cu¨¢l es el lugar del PSC en la Catalu?a pos-Estatuto? ?Es capaz el PSC de ser la izquierda nacional catalana, o por lo menos el motor de ella, despu¨¦s de la desbandada del tripartito? Tambi¨¦n aqu¨ª el resultado es decepcionante. Como principio ideol¨®gico se insiste en el federalismo. ?No est¨¢ suficientemente demostrado que el federalismo es imposible en Espa?a porque, excepto el PSC, no hay nadie m¨¢s a quien le interese? Despu¨¦s del fracaso del Estatuto, ?es posible todav¨ªa hacerse fantas¨ªas federalistas? Pero si decepcionante es la propuesta, no lo es menos el instrumento. El PSC nos anuncia que mantendr¨¢ la plena lealtad con el PSOE, a trav¨¦s de un mismo grupo parlamentario, pero que se reserva el derecho a discrepar e incluso a votar diferente que sus colegas en casos excepcionales, como si de una incre¨ªble haza?a se tratara, que tengan que ver con Catalu?a. ?Alguien puede tomarse en serio tan cautelosa toma de distancias con el PSOE si en la ¨²ltima legislatura hubo un mont¨®n de oportunidades de votar diferente y nunca se aprovecharon, hasta el punto de que se lleg¨® a votar una cosa en el Parlamento catal¨¢n y la contraria en el Parlamento espa?ol?
La tercera desubicaci¨®n es el espacio electoral y social que representan. La burocracia socialista ha vivido tan alejada de la realidad que ya no sabe muy bien d¨®nde est¨¢n y qui¨¦nes son los suyos, y ve con perplejidad c¨®mo se le escapan bolsas electorales que consideraban cautivas. Superar este problema empieza por un profundo cambio organizativo. La ¨²nica novedad es que las personas m¨¢s se?aladas como responsables de los destinos org¨¢nicos del PSC, que son las que han organizado este congreso, han dado un paso al costado. La decisi¨®n m¨¢s llamativa es la organizaci¨®n de unas primarias para la elecci¨®n de candidatos, abiertas a la ciudadan¨ªa en general, conforme al modelo reci¨¦n estrenado por el PSF. Es una iniciativa que puede ayudar a la emergencia de nuevos l¨ªderes, que tendr¨¢n en estos ensayos electorales cierta posibilidad de mostrarse y de curtirse, y puede facilitar cierto contacto con la ciudadan¨ªa m¨¢s all¨¢ de las fronteras de partido. Pero servir¨¢ de poco si no hay realmente una din¨¢mica de cambio en la organizaci¨®n.
Porque quiz¨¢ lo m¨¢s decepcionante de este congreso es que no se ha visualizado en absoluto la existencia de un n¨²cleo renovador, capaz de generar propuestas y de ejercer presi¨®n sobre las estructuras de un partido que ha tocado fondo. El PSC ha optado por la soluci¨®n convencional: elegir un nuevo primer secretario, discreto y sin atributos precisos, conforme a la moda del momento, que genere pocos rechazos, transmitiendo a la opini¨®n p¨²blica la idea de que a ¨¦l ata?e la responsabilidad de resolver todos aquellos problemas que el colectivo no ha sido siquiera capaz de afrontar. El congreso no le ha dado siquiera una hoja de ruta. Tampoco los nombres que acompa?an al primer secretario en el n¨²cleo duro apuntan a nada nuevo: Daniel Fern¨¢ndez, el nuevo secretario de organizaci¨®n, cree sagrado e indisoluble el matrimonio con el PSOE; el alcalde Balm¨®n tiene fama de pactista. Nada que apunte a una estrategia nueva. Hist¨®ricamente est¨¢ demostrado que los l¨ªderes que han refundado un partido han roto en lo simb¨®lico y en lo pr¨¢ctico con el pasado inmediato, tarea que acostumbran a llevar a cabo personas que se han impuesto por s¨ª mismas, no aupadas por los gestores del pasado; salvo que Navarro nos demuestre lo contrario.
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