¡®Leaving Las Vegas¡¯

En 1995, Nicolas Cage obtuvo el Oscar al mejor actor por este filme, traducido como Adi¨®s a Las Vegas. En ¨¦l, un hombre desesperado decide acabar sus d¨ªas en Las Vegas entre juego, alcohol y mujeres. All¨ª conoce a una prostituta y establece con ella una curiosa relaci¨®n. Las Vegas es sin duda s¨ªmbolo de una selva de vicios en medio de un desierto. En el Las Vegas Convention Center se celebra, cada enero, el sal¨®n CES, que es para la industria de la electr¨®nica mundial algo parecido a lo que es, para la telefon¨ªa m¨®vil, el Mobile World Congress que estos d¨ªas tiene lugar en Barcelona: una cita imprescindible. Muchas de las grandes novedades tecnol¨®gicas de los ¨²ltimos 10 a?os las hemos conocido en Las Vegas.

He empezado con estos dos flashes contradictorios para hacer ver la ambig¨¹edad de Las Vegas y la dificultad de la decisi¨®n. Por favor, no actuemos en este tema con simplismo ni con t¨®picos. Me temo que no ser¨¢ necesario tomar una decisi¨®n porque esta se tomar¨¢ en otra parte¡­ pero, por si llegara el caso, deseo aportar tres reflexiones:

1. La naturaleza del proyecto. ?Lo que se plantea es construir un gran centro de congresos y de hoteles que, adem¨¢s, tendr¨¢ algunas zonas de ocio y de juego, o m¨¢s bien se trata de un gran parque de ocio, diversi¨®n y juego que tendr¨¢ tambi¨¦n alg¨²n centro de congresos, como ocurre en Las Vegas de Nevada? Una misma cosa se puede explicar de formas distintas y solo a la vista del proyecto se podr¨¢ juzgar. Lo primero ser¨ªa aceptable y positivo; lo segundo, no. La opci¨®n de ¡°Barcelona ciudad de congresos¡± es buena y todos la hemos apoyado, aunque todos sabemos que las decenas de miles de personas de todo el mundo que participan estos d¨ªas en el Mobile Congress utilizan tambi¨¦n otros tipos de servicios, desde restaurantes hasta casinos o prost¨ªbulos. El tipo de visitantes esperados, y con ello la imagen de Barcelona en el mundo, ser¨ªa muy distinto seg¨²n cual fuera el objetivo real y la forma como se comercializase y promocionase.

Los puestos de trabajo es el aspecto m¨¢s atractivo del proyecto, dado el nivel y la naturaleza de nuestro paro

2. La concreci¨®n del proyecto. ?Se trata de un proyecto cerrado con unas condiciones establecidas de antemano (incluidas exigencias de cambios legales o de excepciones y privilegios), frente a las que las autoridades locales deben decir s¨ª o no, o se trata de un proyecto flexible en el que Barcelona podr¨ªa incorporar criterios, objetivos y hasta recursos, que pudiera encajar adecuadamente en el entorno natural y en la normativa actual? Si fuera as¨ª, ser¨ªa interesante.

3. Los puestos de trabajo. Es el aspecto m¨¢s atractivo del proyecto, dado el nivel y la naturaleza de nuestro paro. Pero hay que matizar. El efecto inmediato ser¨ªa la creaci¨®n de much¨ªsimos puestos de trabajo relacionados con la construcci¨®n del complejo. A la corta, se absorber¨ªa una buena parte del paro proveniente del sector de la construcci¨®n. Tendr¨ªamos el peligro de caer en la tentaci¨®n de dar continuidad a la burbuja de los pisos con la burbuja de Las Vegas, pero espero que hayamos aprendido que no nos conviene una gran masa laboral de poca formaci¨®n y calificaci¨®n, y tendr¨ªamos unos a?os m¨¢s para reconvertirla. Una vez en marcha, la explotaci¨®n proporcionar¨ªa mucho trabajo en los servicios, pero de poca calificaci¨®n. Y no es seguro que el resultado sea tan importante, pues el efecto llamada de una inversi¨®n as¨ª provocar¨ªa una gran llegada de personas de otras partes. Por tanto, aumentar¨ªa mucho la ocupaci¨®n, pero tal vez no disminuir¨ªa tanto el paro. A pesar de todo ello, el efecto global puede ser muy positivo, aunque no es el modelo de crecimiento que uno desear¨ªa¡­

Estas tres reflexiones, y otras que no caben aqu¨ª, me permiten pedir que nos dejemos de entusiasmos desbordados y de descalificaciones globales, que actuemos con serenidad y que no repitamos los espect¨¢culos de la MAT o del almac¨¦n nuclear, pues no corresponden a un pa¨ªs maduro. Pongamos de forma transparente los pros y los contras para juicio de la opini¨®n p¨²blica, y sobre todo, establezcamos algunas l¨ªneas rojas, tanto en la naturaleza del proyecto como en su tramitaci¨®n, que nos impidan aceptarlo, para que lo sepan los ciudadanos y tambi¨¦n los que nos lo proponen. Un proyecto excelente puede justificar concesiones, un proyecto ambiguo no las justificar¨ªa. Hemos de estar abiertos a negociar, pero no podemos andar corriendo detr¨¢s de Mr. Marshall.

Claro que todo esto ser¨ªa si hay algo que negociar, y no estoy seguro¡­ ?Leaving Las Vegas¡­?

Joan Maj¨® es ingeniero y exministro de Industria.