Un desahucio a modo de emboscada
Una juez de C¨®rdoba ordena el desalojo ¡°sin previa notificaci¨®n¡± de una pareja de desempleados y sus dos hijos de su domicilio familiar
¡°Se autoriza a la Comisi¨®n Judicial para que proceda a realizar la diligencia de entrega de posesi¨®n sin previa notificaci¨®n del se?alamiento del d¨ªa del lanzamiento a la parte demandada¡±. La ¡°posesi¨®n¡± a la que hace referencia esta frase perteneciente a una diligencia del Juzgado de Primera Instancia 2 de C¨®rdoba es la casa donde hasta ayer viv¨ªa el matrimonio formado por Lourdes Castro, de 35 a?os, y su marido, Jos¨¦ Manuel Meng¨ªbar, de 39, junto a sus hijos, de 8 y 11 a?os. Castro y Meng¨ªbar son ¡°la parte demandada¡± citada en el escrito y ¡°el lanzamiento¡± no es otra cosa que el desahucio.
La familia, en la que hay que incluir el beb¨¦ que esperan para mayo, se qued¨® ayer por la ma?ana en la calle por el impago parcial de un pr¨¦stamo que avalaron con la casa. Como precisa el escrito, el desalojo se ejecut¨® por sorpresa, sin aviso alguno. La magistrada consigui¨® as¨ª evitar que se repitiera una movilizaci¨®n social como la que el pasado 18 de julio impidi¨® la primera orden de desahucio. Entonces, medio centenar de personas rode¨® la casa ¡ªllegando algunos a encadenarse¡ª y evitaron el desalojo de la familia. Ayer, apenas hab¨ªa cinco testigos, incapaces de evitar lo que estaba pasando.
Los funcionarios
El desahucio se produjo a las 10.05. Lourdes acababa de dejar a sus hijos en el colegio. Su marido estaba en un curso de formaci¨®n. Al regresar a su domicilio, se encontr¨® con los funcionarios judiciales esper¨¢ndola en la puerta, junto a varios polic¨ªas. ¡°Me dijeron que cogiera lo imprescindible, solo unas cosas, que no llamase a nadie y que saliese de casa¡±, explica en la puerta del que ha sido su hogar. A sus pies, siete bolsas de pl¨¢stico con algo de comida y de ropa, un caj¨®n con arena para gato y dos comederos dentro. Nada m¨¢s. Lourdes no pod¨ªa seguir hablando. Solo daba vueltas por la calle sin fijar la vista y con los ojos rojos.
Acto final. Tiene que firmar la documentaci¨®n del desalojo. Los funcionarios se excusaban diciendo que ellos solo hac¨ªan su trabajo. Con los papeles sellados, se marcharon. La pareja se qued¨® a unos metros del portal. Un miembro de la plataforma Stop Desahucios atendi¨® a Lourdes. Le explic¨® que la juez le daba un mes de plazo para que sacara el resto de muebles y pertenencias de dentro. Tendr¨¢ que hacerlo con vigilancia oficial, ya que un cerrajero hab¨ªa cambiado la cerradura.
La vivienda a la que han llamado casa los ¨²ltimos siete a?os ya no es suya. Y todo porque no pueden hacer frente a los pagos de un pr¨¦stamo de 72.000 euros avalados con el inmueble. La pareja cuenta que el Banco Santander les otorg¨® esa cantidad en 2005 para que pudieran reformarla ¨ªntegramente. Tras pagar unos 12.000 euros, ambos se quedaron en paro. Despu¨¦s, sufrieron la subasta y ahora el desahucio. La plataforma Stop Desahucios afirma que la empresa que compr¨® la casa est¨¢ domiciliada en Luxemburgo. ¡°La negociaci¨®n con ellos fue imposible. Les pedimos un alquiler social pero nos dijeron que solo nos lo dar¨ªan si adelant¨¢bamos entre 4.000 y 5.000 euros. Pero d¨®nde ¨ªbamos a sacar ese dinero¡±, se preguntaba Jos¨¦ Manuel.
¡°Vivimos con los 426 euros que nos da el Estado. Solo los cobra mi mujer que trabaj¨® de cajera en una gran superficie de quedarse parada¡±, a?adi¨®. ¡°Yo he hecho de todo: he trabajado de pe¨®n alba?il, de camarero, de repartidor, de reponedor. Pero hace a?os que no tengo empleo¡±. ?D¨®nde van a ir?: ¡°No lo s¨¦. El cuerpo me pide volver a mi casa¡±, dijo se?alando la peque?a fachada de donde le acaban de echar.
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