Se puede hacer m¨¢s
No hay mejor respuesta al PP que hacer una pol¨ªtica diferente
¡°C¨¢diz es tan antigua, tan antigua, que no tiene ni ruinas¡±, respond¨ªa el Beni cuando alguien presum¨ªa de los monumentos de su ciudad. En cuesti¨®n de identidad a Andaluc¨ªa le ocurre algo similar: no tiene que alardear de ella porque es tan porosa, impregna de tal modo nuestra forma de vivir que no necesita hitos, monumentos, ni recordatorios.
Los que discuten sobre la personalidad de Andaluc¨ªa tienen la idea reduccionista de que es necesaria una lengua y partidos nacionalistas para tener identidad. Pero no tiene por qu¨¦ ser as¨ª. Pensemos en Francia. Su identidad no la marca el idioma sino la idea fundacional de ciudadan¨ªa, de igualdad e incluso de protecci¨®n social.
La identidad puede basarse en valores compartidos, en sue?os comunes, en una cierta manera de percibir la vida y de relacionarse con los dem¨¢s. Si han tenido posibilidad de escuchar el reciente discurso de Obama podr¨¢n comprobar c¨®mo se esfuerza en orientar la identidad americana hacia la confluencia de la igualdad y la libertad frente al individualismo feroz del ¨¦xito personal.
Esa invocaci¨®n con la que se enlazaba cada parte del discurso, ¡°We, the people¡± y que en Espa?a ning¨²n pol¨ªtico, desgraciadamente, tendr¨ªa hoy credibilidad para entonar.
En el caso de Andaluc¨ªa, si algo tiene fuera de toda discusi¨®n es su fuerte personalidad pol¨ªtica. Las pasadas elecciones fueron una clara demostraci¨®n. Las condiciones para el ¨¦xito de la derecha eran absolutamente favorables: el PP acababa de destrozar literalmente al PSOE, acorralado adem¨¢s por el esc¨¢ndalo de los ERE. A pesar de todo, y contra todo pron¨®stico, los andaluces tramaron desde el subsuelo de su conciencia, una operaci¨®n pol¨ªtica cuyo objetivo no era tanto dar la victoria al PSOE e IU, sino impedir que gobernase el PP.
El pueblo andaluz ya percib¨ªa la orientaci¨®n antisocial de sus pol¨ªticas, los copagos, repagos, privatizaciones y recortes de derechos sociales que se avecinaban. Por eso, el mandato del pueblo al Gobierno andaluz fue n¨ªtido: queremos que hag¨¢is una pol¨ªtica diferente. No se trata de promocionar una confrontaci¨®n partidaria sin sentido, ni de alentar una divisi¨®n partidaria, sino de hacer sencillamente otra cosa con las pocas o muchas posibilidades que se tienen al alcance.
Y se puede hacer mucho m¨¢s. Mucho m¨¢s que presentar recursos judiciales contra leyes o disposiciones abiertamente injustas pero tambi¨¦n mucho m¨¢s que declaraciones, oficinas de estudio o de asesoramiento o planes difusos. Por ejemplo, en materia de desahucios, se echa de menos que el Gobierno andaluz no haya escrito normativamente una l¨ªnea que limite en Andaluc¨ªa el poder de bancos y propietarios. Hay competencias para hacerlo y, sobre todo, hay necesidad de se?alar otros caminos. Todos sabemos que una normativa sobre desahucios podr¨ªa ser recurrida por el Gobierno central, pero la batalla pol¨ªtica ser¨ªa alentadora para todas las personas que creemos que debe haber un margen para la justicia y la protecci¨®n social y que si no lo hay, es necesario crearlo.
Cuando discutimos el Estatuto de Autonom¨ªa, nuestra se?a de identidad fue la preocupaci¨®n social. Confeccionamos el cat¨¢logo de derechos sociales m¨¢s ambicioso de toda Espa?a y los vinculamos jur¨ªdicamente para comprometer a la administraci¨®n. Arbitramos que se pueden establecer cl¨¢usulas sociales en la contrataci¨®n p¨²blica. Apostamos por la peque?a y mediana empresa, la ecolog¨ªa y las nuevas tecnolog¨ªas. Determinamos que ni una sola persona en Andaluc¨ªa estar¨ªa abandonada a su suerte, sin la protecci¨®n de los poderes p¨²blicos. Anunciamos que se iba a abrir una nueva etapa de la administraci¨®n en la que la voz de la ciudadan¨ªa ser¨ªa escuchada y escribimos que deber¨ªamos mejorar la eficacia de nuestros servicios p¨²blicos contando con los que est¨¢n a pie de tajo. Esto ni siquiera cuesta dinero y supondr¨ªa un cambio real en la concepci¨®n del poder.
No hay mejor respuesta a las pol¨ªticas del PP que hacer una pol¨ªtica diferente. No un poco m¨¢s o un poco menos de lo que nos decretan los poderes financieros, sino distinta, en las formas y en el fondo.
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