La RFG y The Sixteen abren el Festival de M¨²sicas Contemplativas de Santiago

Con un concierto a cargo de la Real Filharmon¨ªa de Galicia y el coro The Sixteen, dirigidos por el titular de este, Harry Christophers, ha dado comienzo en el Auditorio de Galicia el VII de M¨²sicas Contemplativas. Aunque se mantuvo el Requiem de Mozart como obra b¨¢sica del programa, este se vio alterado en la primera parte con la sustituci¨®n de Misa de Stravinski, prevista en el cuadernillo general de la temporada, por la Sinfon¨ªa n? 26, Lamentatione¡±, de Joseph Haydn, y la obra para coro ¡°a capella¡± Miserere, del escoc¨¦s James MacMillan.

Fue precisamente en esta pieza donde el p¨²blico compostelano tuvo ocasi¨®n de apreciar por primera vez en la noche la calidad del conjunto coral ingl¨¦s. Creado por Christopher hace treinta a?os, cifra que en una estimaci¨®n visual bien puede ser la edad media de sus componentes, sus voces suenan con frescas, muy bien empastadas y con una afinaci¨®n muy precisa. Su gran ductilidad le permite adaptarse a la perfecci¨®n a las exigencias din¨¢micas y expresivas de Christophers. El gesto de este es de una cierta teatralidad, movi¨¦ndose por el escenario con la facilidad que le proporciona dirigir sin podio. Sus logros, una notable precisi¨®n r¨ªtmica, una gran musicalidad y un discurso musical coherente y de gran adecuaci¨®n estil¨ªstica a los diferentes autores. Algo que se vio ya en Haydn, con el dramatismo de sus movimientos extremos enmarcando la serena gravedad del Adagio y se acentu¨® en MacMillan con una lectura atenta a resaltar la personal armon¨ªa del escoc¨¦s.

La Filharmon¨ªa luci¨® en todo momento un hermoso sonido y una maleabilidad realmente notable a las ¨®rdenes de Christophers. Este permiti¨® en el Introito (Requiem Aeternam) alg¨²n desequilibrio din¨¢mico que propici¨® un sonido algo confuso entre coro y orquesta. Luego, en el Kyrie, el impecable silabeo de The Sixteen permiti¨® a su director lucir toda la preciosa claridad de l¨ªneas del tema fugado de Mozart. El Tuba mirum, con excelente expresividad de Iago R¨ªos al tromb¨®n, fue un test del cuarteto vocal solista, con un Eamonn Dogan al que le falta profundidad en el registro bajo; unos m¨¢s que notables Mark Dobell, tenor, y Sian Menna, contralto, y una soprano, Julie Cooper, con constantes problemas de colocaci¨®n y apoyos de su voz, que esperemos sean temporales.