Maribel y los que no quieren saber
Luc¨ªa Quintana y Gerardo Vera hacen una lectura di¨¢fana de ¡®Maribel y la extra?a familia¡¯, en el Infanta Isabel
Caigo en ello viendo este eficaz montaje de Maribel y la extra?a familia, dirigido por Gerardo Vera: el pr¨®logo en el que do?a Paula est¨¢ con unas visitas que vienen semanalmente porque les paga a tanto la hora, anticipa cuatro d¨¦cadas el asunto de Familia, de Fernando Le¨®n de Aranoa. La mejor baza de la funci¨®n es el trazo extremado con que Luc¨ªa Quintana, su protagonista, dibuja a Maribel: desde el momento en que llega a casa de su cliente, palpitante, toda ella curvas y circunvalaciones, exhibiendo dos metros de piernas, su condici¨®n de prostituta debiera ser di¨¢fana hasta para un lerdo aparente como Marcelino y para un par de escapistas contumaces como su anciana madre y su t¨ªa. Por eso, cuando en vez de llevarla a la cama Marcelino le anuncia: ¡°Voy a presentarte a mi familia¡±, la repentinamente at¨®nita Maribel de Quintana duda para sus adentros si est¨¢ ante un pervertido o ante un lun¨¢tico.
Maribel y la extra?a familia
Autor: Miguel Mihura.
Int¨¦rpretes: Luc¨ªa Quintana, Markos Mar¨ªn, Alicia Hermida, Sonsoles Benedicto, Chiqui Fern¨¢ndez, Elisabet Gelabert, Macarena Sanz, Javier Lara y Abel Vit¨®n. V¨ªdeo: ?lvaro Luna. Coreograf¨ªa: Chevi Muraday. Luz: Juan G¨®mez Cornejo.
Escenograf¨ªa y vestuario: Alejandro And¨²jar.
Direcci¨®n: Gerardo Vera.
Teatro Infanta Isabel. Hasta el 1 de septiembre.
Puestas las cartas de la protagonista sobre la mesa con la gracia y descaro con que las pone esta actriz, se hace m¨¢s evidente que el tema de la comedia es, burla burlando, el no querer saber, por conveniencia; la ceguera voluntaria, la sordera autoinducida: ¡°No quiero saber nada¡±, confiesa finalmente el novio.
Aunque, por su ingenuidad y lo absurdo de sus conductas, Marcelino, Do?a Paula y Do?a Matilde parezcan meros arquetipos de la hispana comedia del disparate, se intuye que, en el fondo, ¨¦l se est¨¢ mintiendo a s¨ª mismo para que le resulte l¨ªcito moralmente casarse con esa mujer tan atractiva, la primera en su vida que le ha mirado con deseo; y que en el caso de las dos viejecitas, a su poco mundo se juntan sus muchas ganas de complacer al mimado unig¨¦nito y de asegurarse la transmisi¨®n gen¨¦tica, guardando las apariencias. Cas¨¢ndole, cierran un cap¨ªtulo vital inc¨®modo. La chica, adem¨¢s, les parece estupenda, desenfadada, un soplo de aire fresco. Pero, ?qui¨¦n puede dudar que en su fuero interno no se hayan dado cuenta un poquito tan siquiera de qui¨¦n es Maribel?
Tan resueltamente fabuladora es la actitud de la familia, que su invitada acaba contagi¨¢ndose de ella irremediablemente. Cuando le dice a Rufi, compa?era de fatigas p¨¦lvicas: ¡°Tu marido es ingeniero¡±, Maribel no la est¨¢ aleccionando para que mienta a su futura suegra, sino que ha entrado ya en el juego del autoenga?o, como Quintana y sus compa?eras de reparto ponen en evidencia en este montaje envuelto con m¨²sica grabada, playbacks y coreograf¨ªas. En el reparto, destacan tambi¨¦n la deliciosa bonhom¨ªa de la Do?a Paula de Alicia Hermida, la recelosa Pili de Chiqui Fern¨¢ndez, y la apostura de Javier Lara como maestro de ceremonias. Markos Mar¨ªn lidia con dignidad con ese protagonista masculino tan recto, tan lineal, al que no le sentar¨ªa mal traslucir un puntito de ambig¨¹edad perceptiva.
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