Sobre el nuevo Bernab¨¦u

Madrid es una ciudad abierta y en plena transformaci¨®n que, sin embargo, ha ido perdiendo poco a poco el pulso, y no ha generado un perfil diferencial respecto a otras metr¨®polis. Tras la decepci¨®n y paralizaci¨®n de varios grandes proyectos, somos muchos los interesados en una nueva construcci¨®n urbana colectiva para el futuro de Madrid, un entorno de calidad para la convivencia y el progreso, desde la creatividad, el conocimiento y la participaci¨®n y desde la sociedad civil organizada.

Desde hace meses se viene gestando en nuestra ciudad una operaci¨®n que afecta a su espacio f¨ªsico y a una de sus se?as de identidad m¨¢s recurrentes. La iniciativa no es secreta, es un desarrollo que, siendo privado, no puede sustraerse a su gran dimensi¨®n p¨²blica. No obstante, no participa del m¨¢s m¨ªnimo debate social, y lo que es m¨¢s grave, su resultado no est¨¢ siendo sometido en ninguna medida a la opini¨®n de las Administraciones, ni de las instituciones de la sociedad madrile?a.

La referencia al espacio f¨ªsico, lo es a 300 metros lineales de nuestro m¨¢s importante eje medular, la Castellana; m¨¢s de 20.000 metros cuadrados de espacio p¨²blico, el viario colindante y todos los medios de transporte colectivo, sin mencionar la enorme edificabilidad que se baraja. Y al referirnos a la identidad, lo hacemos con una de las marcas con mayor proyecci¨®n en todo el mundo que se despliega como bandera de nuestra ciudad, y que incorpora el nombre de Madrid con mayor eficacia y repercusi¨®n.

En la propuesta han trabajado, en concurso restringido, algunas de las firmas m¨¢s prestigiosas del mundo. No han faltado estudios como el de Norman Foster o el de Herzog y De Meuron, junto a espa?oles de primera fila. Pero para que un concurso sea exitoso, no bastan los mejores participantes y sus brillantes trabajos, se necesita un jurado sabio, pues quien gana o pierde un concurso es el jurado que decide.

Tratando este asunto en diferentes foros profesionales, empresariales y acad¨¦micos, unos y otros coinciden en que la decisi¨®n sobre el destino del espacio al que hago menci¨®n no puede, bajo ning¨²n concepto, depender de una opini¨®n privada y un¨ªvoca, como puede ser este caso.

Me estoy refiriendo a la nueva propuesta sobre el futuro del estadio Santiago Bernab¨¦u. Nadie del Ayuntamiento, ni de la Comunidad de Madrid est¨¢ participando de las decisiones sobre cu¨¢l y por qu¨¦, ser¨¢ la propuesta m¨¢s adecuada: adecuada, no solo para el Real Madrid, adecuada ante todo para nuestra ciudad. Ning¨²n ¨®rgano de la sociedad civil ha podido expresar su opini¨®n sobre el resultado de este proyecto, que est¨¢ a punto de ven¨ªrsenos encima.

El Colegio de Arquitectos, activo siempre en el debate, no puede clamar a solas en este desierto hu¨¦rfano de iniciativas y cada vez menos pujante. Lo estamos haciendo sobre el espacio p¨²blico, el patrimonio edificado, la regeneraci¨®n urbana, la apuesta por el tejido empresarial e industrial, la actividad econ¨®mica vinculada al conocimiento y los profesionales; muchos temas, y este es uno m¨¢s.

Esta es una llamada a las Administraciones para despertar a quienes se han dormido, olvid¨¢ndose de lo mucho que tienen que decir cuando se est¨¢ gestando un nuevo coraz¨®n de la Castellana, y de este modo, podr¨¢n resolver la dejaci¨®n de funciones en las que parece haber incurrido al no intervenir en este concurso. Es el momento de aprovechar todo el trabajo realizado y someterlo a un examen y valoraci¨®n de expertos y profesionales de lo urbano que el Ayuntamiento designe, para poder presentar la propuesta elegida a los ciudadanos y generar un debate rico, que haga recuperar la ilusi¨®n por nuestra ciudad y su futuro, y de ello tambi¨¦n saldr¨¢ ganando el Real Madrid, por su vinculaci¨®n con ella.

Es de nuevo una gran oportunidad para poner Madrid en el mapa y en el centro de los debates internacionales sobre la ciudad y el paisaje urbano. Se trata de poner sobre la mesa criterios profesionales y sociales, no solo econ¨®micos. Es criterio lo que hoy nos falta en muchas de las decisiones de quienes tienen la responsabilidad de tomarlas, y ese criterio debe apoyarse en los profesionales.

Nuestros gobernantes y una instituci¨®n como el Real Madrid deben contribuir en Madrid a esa tarea apasionante y a¨²n pendiente, y el Colegio de Arquitectos se brinda como sede de la presentaci¨®n y debate ciudadano. De igual modo la Operaci¨®n Chamart¨ªn, el eje Prado Recoletos, Plaza de Espa?a, Canalejas, el museo de Ambasz o los nuevos desarrollos urbanos, no pueden sustraerse a esta din¨¢mica en una sociedad culta y civilizada.

Jos¨¦ Antonio Granero es Decano del Colegio de Arquitectos de Madrid