Nuestra ¡®Fuenteovejuna¡¯
La joven compa?¨ªa catalana Obsken¨¦ actualiza y revive vigorosamente en plena calle la revoluci¨®n recreada por Lope de Vega
Durante la Guerra Civil rusa, los artistas de la reci¨¦n creada Uni¨®n Sovi¨¦tica descubrieron que los cl¨¢sicos conectaban con un p¨²blico alfabetizado apenas, que antes de la Revoluci¨®n jam¨¢s hab¨ªa ido al teatro, y constataron que obras como El perro del hortelano y El inspector gubernamental ponen en rid¨ªculo la negligencia, prepotencia y corrupci¨®n de los altos estamentos. Dirigida por el georgiano Kote Mardzanichvili en Kiev el 1 de mayo de 1919, tres meses despu¨¦s de que el Ej¨¦rcito Rojo desalojara de la capital a las tropas y bandas armadas nacionalistas de Simon Petliura, Fuenteovejuna reflejaba el estado de ¨¢nimo exacto de los ciudadanos y soldados contrarios al Directorio que hab¨ªa tomado el poder en Ucrania por las bravas. Desde que Lope dramatizara la revuelta popular bajomedieval contra los ultrajes del comendador y su tropa, Fuenteovejuna habla siempre en tiempo presente.
Del siglo XIII al XV, Europa entera fue sacudida en¨¦rgicamente por levantamientos contra los nobles, enriquecidos a fuerza de latrocinios. Dan cuenta de ello el propio Lope, en El genov¨¦s liberal; von Kleist, en Michael Kohlhaas, y Dario Fo, en San Francisco, juglar de Dios. Incluso la apelaci¨®n a los Reyes Cat¨®licos, entendida a veces como concesi¨®n de Lope, es justa en t¨¦rminos hist¨®ricos, pues la lucha contra los se?ores feudales se hizo a menudo invocando el amparo de la autoridad real.
FUENTEOVEJUNA
Autor: Lope de Vega. Dramaturgia: Anna Maria Ricart.
Direcci¨®n: Ricard Soler i Mallol. Compa?¨ªa Obsken¨¦. Alcal¨¢ de Henares. Plaza de Cervantes, 13 de abril. A las 19.00.
En todo esto hace pensar el pujante espect¨¢culo al aire libre de la jovenc¨ªsima compa?¨ªa catalana Obsken¨¦, que saca Fuenteovejuna a las plazas, lugar central de las revueltas, que interrumpe la acci¨®n dram¨¢tica brechtianamente (con comentarios, fragmentos de la cr¨®nica de Rades y preguntas que los actores se hacen a s¨ª mismos) y que enriquece la representaci¨®n con canciones a capella, de ¨¦poca y actuales, interpretadas en vivo y con gracia. Ricard Soler i Mallol, su director, marca los universos antag¨®nicos de patricios y comunes con signos elocuentes: el color del antifaz que llevan todos pintado, el lugar por donde pisan¡. El pueblo, camina sobre el empedrado; el comendador, sobre asientos que otros le van poniendo, para que no se manche los zapatos.
Las interpretaciones de todos son lozanas (y alguna de ellas, notable) y el tono del espect¨¢culo, vigoroso y po¨¦tico. Los actores se hacen o¨ªr y entender sin esfuerzo aparente, aunque trabajan a pulm¨®n y con el tr¨¢fico rodado a pocos pasos (lo que debiera servir de sonrojo a quienes usan microfon¨ªa invariablemente cuando act¨²an en teatros cubiertos), y se mueven con pujanza coreogr¨¢fica. La columna humana que avanza implacable convocada por twitter y la masacre subsiguiente, en vez de provocar el efecto cat¨¢rtico habitual cuando se representa esta obra, hoy evoca los v¨ªdeos terribles que circulan por Internet sobre las columnas de ultraderechistas armados del Pravy Sektor, la quema de polic¨ªas en el Maid¨¢n con proyectiles incendiarios de poliestireno empapado en acetona, y los ataques a pu?etazos de los diputados ultras de Svoboda, partido cogobernante, al director de una televisi¨®n y al lider del Partido Comunista, mientras hac¨ªa un discurso en el parlamento ucranio, el 8 de abril.
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