De refugio de Franco a icono ecologista
As Corcerizas, un centro educativo ambiental de Amigos da Terra, recibe un galard¨®n internacional que premia la sostenibilidad
En algunas pistas y carreteras de la agreste sierra de San Mamede, todav¨ªa hay carteles que indican c¨®mo llegar al lugar de O Caudillo. ¡°Todo eso era de ¨¦l¡±, dice un vecino de Arnuide, se?alando los montes que rodean esta aldea de Vilar de Barrio (Ourense), cubiertos hoy, a un paso del presuntamente veraniego mes de junio, por esa h¨²meda niebla de los inviernos gallegos que lo moja todo. Un rinc¨®n de una de las reservas naturales en las que Franco presum¨ªa de fetiches de caza y posaba para los aplausos del r¨¦gimen, fue convertido hace una d¨¦cada en un centro de educaci¨®n ambiental de la mano de la asociaci¨®n ecologista Amigos da Terra y ahora, esa isla energ¨¦ticamente autosuficiente y educativa, acaba de ser galardonada por alberguistas de todo el mundo por reinventar patrimonio reduciendo la emisi¨®n de carbono.
Y eso que la competencia era feroz. El premio internacional concedido por Hostelling International, la red mundial de asociaciones de albergues juveniles, recal¨® en este rinc¨®n de Galicia tras competir con 4.000 propuestas de 94 pa¨ªses. En la fase final y tras enfrentarse a otros 15 albergues, As Corcerizas super¨® a proyectos implantados en China, Brasil o Alemania y ahora sirve de ejemplo a medio mundo sobre c¨®mo educar en la sostenibilidad ambiental con pocos recursos, poniendo en pr¨¢ctica un proyecto coherente que promueve nuevos modelos de convivencia y respeto por el entorno y que sobre todo presume de una cosa: la soberan¨ªa energ¨¦tica.
El complejo medioambiental aprovecha viejos refugios de monta?a y los combina con nuevos edificios basados en criterios de bioconstrucci¨®n. A esta frondosa vaguada a la que solo se va a prop¨®sito no llega ni la electricidad y la cobertura de tel¨¦fono m¨®vil va y viene, as¨ª que se autoabastecen en casi todo. Para energ¨ªa y calefacci¨®n ya contaban con paneles solares, una instalaci¨®n hidroel¨¦ctrica y una caldera de biomasa, a la que ahora y gracias a los 30.000 euros del premio, suman un peque?o molino e¨®lico que les permitir¨¢ aumentar su capacidad de generaci¨®n energ¨¦tica limpia hasta un kilovatio. No fue f¨¢cil ya que se instal¨® en una pe?a pr¨®xima en la que compa?¨ªas el¨¦ctricas hab¨ªan probado sus sistemas de aerogeneraci¨®n previamente y que finalmente descartaron por las cambiantes rachas de viento. Y as¨ª, con el paso de los a?os y el empe?o de Amigos da Terra, acaban de convertir este aislado rinc¨®n de las monta?as gallegas, en una isla energ¨¦tica 100% renovable.
Cualquier peque?o detalle se vuelve importante si se trata de mimar el medioambiente. En un entorno en el que las huertas sirven alimentos al albergue, incluso se pretende reducir al m¨¢ximo la producci¨®n de residuos mediante grandes compras a granel y con el m¨ªnimo embalaje posible, priorizando los elementos reutilizables y teniendo en cuenta su huella ecol¨®gica durante el ciclo de vida del producto. Incluso mantienen un novedoso sistema de depuraci¨®n de aguas residuales mediante el uso de plantas acu¨¢ticas de flotaci¨®n.
Casi a la misma hora que los responsables de Amigos da Terra recog¨ªan el premio, decenas de chavales de un centro educativo de O Grove (Pontevedra) correteaban, asombrados, por las pistas que comunican los edificios del complejo. Pocos sitios acumulan tan c¨®modamente semejante acumulaci¨®n de frondoso verde. Adem¨¢s, al paisaje y al proyecto ambiental, se suman los alicientes mitol¨®gicos de la sierra de San Mamede. Desde As Corcerizas parten los senderos flanqueados por robles, casta?os y viejos muros recubiertos de musgo que recorri¨® Manuel Blanco Romansanta, el hombre lobo gallego y ¨²nico caso documentado de licantrop¨ªa cl¨ªnica. La asociaci¨®n ecologista explica que en As Corcerizas, lejos de todo y en plena la naturaleza, se pretende ¡°sentir, actuar y conocer¡±. Sentir en el entorno las capacidades multisensoriales, conocer las repercusiones sobre el entorno inmediato y actuar de manera cooperativa para promover actitudes proambientales. Adem¨¢s de escolares, ahora podr¨¢n recalar all¨ª familias o estudiosos interesados en el proyecto medioambiental que ha sorprendido a alberguistas de todo el planeta. Y por eso ya tienen un nuevo reto: plantar un ¨¢rbol por cada nuevo visitante que recale en el viejo albergue de caza del caudillo convertido en icono ecologista internacional.
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