El pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s
Se?or Torres-Dulce, ?de verdad cree que la querella va a parar el proceso? Muchos volver¨ªamos a delinquir con cajas de zapatos y cuartillas
Se?or fiscal general, ahora estoy por usted, con la venia. D¨¦jeme comenzar este art¨ªculo enviando un fuerte abrazo a todos los amigos que exclamaban con desd¨¦n y rotundidad que el 9-N no iba a pasar nada. Una vez perdonadas las apuestas, mejor ser generoso. ?Un abrazo? No, muchos, dos millones trescientos mil y subiendo.
Se?or fiscal¡ Sab¨ªamos que no nos fallar¨ªa y que presentar¨ªa la querella, tan seguro tuvi¨¦semos el Gordo. No s¨¦ c¨®mo funciona esto a partir de ahora, si nos apuntamos en el juzgado o si nos llega el certificado a casa, lo comento porque Correos a veces se niega a entregar seg¨²n qu¨¦ cartas. Si nos inscribimos por Internet, acl¨¢reme si los ordenadores van a funcionar o si nos van a hackear otra vez el ADSL y los m¨®viles.
Bueno, ya ve, al fin votamos. No le negar¨¦ que ten¨ªa las advertencias de mis amigos muy presentes. La confianza en los pol¨ªticos de por aqu¨ª es la que es pero, de momento, no fallan. Adem¨¢s, debo decirle que las amenazas de los d¨ªas anteriores y los ataques inform¨¢ticos son s¨ªntomas de una debilidad que te da todav¨ªa m¨¢s ganas de votar. Ya s¨¦ que ese no es su negociado, pero se lo digo por si le apetece investigar.
El d¨ªa que no pas¨® nada y pas¨® todo: dos millones trescientas mil personas votaron y una mayor¨ªa demostr¨® por escrito que no quiere tener nada que ver con ese Estado del cual usted es fiscal jefe
Me han contado que vinieron a importunarlo en el cine para lo de la querella y que les dio largas. Mal, muy mal, con lo que le gusta a usted el s¨¦ptimo arte. Me lo imagino en plan Nino Manfredi, el Jos¨¦ Luis de El verdugo, cuando lo van a buscar a las cuevas del Drac y ser arrepiente de haber escogido el cargo. Le comprendo, pero, entre usted y yo, que le tengo familiaridad despu¨¦s de tanta tertulia y pel¨ªcula, se?or Torres-Dulce: mira que aceptar ser fiscal general con esta gente... Qu¨¦ le vamos a hacer, el da?o est¨¢ hecho, pero yo le ayudo.
Le comento, para lo que necesite, que celebramos las reuniones preparatorias al 9-N, que asist¨ª a cuatro, que guard¨¦ material en casa y que no nos desanim¨® ni la filtraci¨®n chapucera que comparaba a Joan Rigol con una suerte de Fouch¨¦. M¨¢s: por el colegio donde estaba al cargo de tres mesas pasaron unos cinco mil votantes. A las ocho se cerraron las puertas y el resto fue para verlo, le hubiese gustado. Mientras unos contaban votos ¡ªel delito lo fue hasta las ¨²ltimas consecuencias, el recuento fue impecable¡ª otros recog¨ªan mesas y sillas, escobaban o limpiaban el suelo. Como cambiaban los escenarios en El golpe, ?se acuerda? Qu¨¦ papel¨®n el de Robert Shaw. A medida que se comunicaban los datos la gente se iba a su casa y el edificio se enfriaba. En dos horas, ni rastro de colas, carteles, ordenadores, urnas o papeletas y el suelo mojado. Estoy seguro que hubiese disfrutado con el espect¨¢culo, lo digo sin iron¨ªa. Imag¨ªnese, un gui¨®n firmado por la mitad del pa¨ªs.
El d¨ªa que no pas¨® nada y pas¨® todo: dos millones trescientas mil personas votaron y una enorme mayor¨ªa demostr¨® por escrito que no quiere tener nada que ver con ese Estado del cual usted es fiscal jefe. Los hubo que calificaron de in¨²til la votaci¨®n pero todav¨ªa siguen las colas en las delegaciones de la Generalitat. A la vista de lo sucedido, estoy seguro que hoy llegar¨ªamos a los dos millones y medio.
As¨ª que, no s¨¦, dos millones de citaciones, como no las gestione el fiscal Horrach, que no ver¨ªa un solo delito en toda la trilog¨ªa de El Padrino, es mucha citaci¨®n. Y ah¨ª habr¨¢ que a?adir a los colaboradores necesarios. F¨ªjese en Miquel Iceta, que estuvo dos semanas chillando que el 9-N era una chocolatada hasta que se pas¨® de frenada y, ay, nos compar¨® con los nazis. Ah¨ª tiene la campa?a de recogida de firmas contra el Estatuto que promovi¨® el presidente Rajoy. O los m¨¢s de mil millones de indemnizaci¨®n del proyecto Castor, firmados por un ministro del PSOE, por otro del PP y pagados por Fuenteovejuna. Deber¨ªa valorar el desprecio constante por el catal¨¢n o los insultos de tantos dirigentes espa?oles, de Leguina a Monago pasando por Aguirre y Tenerife. Por cierto, su amigo Jim¨¦nez Losantos es un incitador al odio, pero de libro. ?C¨®mo hubi¨¦semos reunido todos esos votantes sin los editorialistas de Madrid? No s¨¦ si encontraremos dos millones m¨¢s, por ah¨ª andar¨¢ la cosa.
Mire, se?or Torres-Dulce, puede que como dice un jefe colega suyo, el de los tanques, seamos una colonia y ustedes la metr¨®poli y que por ello, como dice otro jefe, el de las escuelas y los museos, haya que espa?olizar a los ni?os catalanes. Puede incluso que usted quiera mantener el status quo a golpe de querella, pero sucede que hasta los fiscales contaminados de por aqu¨ª le montaron una consulta y le dijeron que nanai. Se ha salido con la suya, pero a eso se le llama injusticia. De la misma manera que a un delito de dos millones de personas se le llama revoluci¨®n.
?De verdad cree que denunciando al President Mas, a Ortega y a Rigau van a parar el proceso? Muchos volver¨ªamos a delinquir el pr¨®ximo domingo con cajas de zapatos y cuartillas.
Ya sabe, todo suyo. No le paso mi tel¨¦fono, despu¨¦s de tanto bloque¨¢rmelo sus colegas se lo deben saber de memoria. Hasta las diez de la noche. Un abrazo.
Francesc Ser¨¦s es escritor.
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