La polic¨ªa instal¨® micros en casa del ladr¨®n antes de rescatar el ¡®C¨®dice¡¯
El piso del electricista estuvo un mes intervenido por orden del juez Ta¨ªn
Una medida ¡°excepcional¡± pero ¡°¨²til, adecuada, justificada y necesaria¡±, defend¨ªa el magistrado Jos¨¦ Antonio V¨¢zquez Ta¨ªn en el auto que dict¨® el 28 de mayo de 2012, decidido a zanjar de una vez la que entonces consideraba ¡°la investigaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil y delicada¡± de su vida. El caso del robo del C¨®dice Calixtino en la catedral de Santiago se hab¨ªa estancado en torno a un impasible electricista de vida mon¨®tona y man¨ªas fijas, un personaje silencioso que no ofrec¨ªa ning¨²n cabo del que seguir tirando. Los pinchazos telef¨®nicos autorizados hac¨ªa meses no hab¨ªan dado ning¨²n fruto: Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez Casti?eiras, el que poco m¨¢s de un mes despu¨¦s, el 4 de julio, confes¨® ser el ladr¨®n del manuscrito medieval, se sab¨ªa sospechoso y en su pertinaz ¡°desconfianza¡± era prudente cuando hablaba por el m¨®vil. Al ¡°sentirse presionado y vigilado¡±, resum¨ªa el instructor, decidi¨® ¡°encerrarse en su mundo¡±. Por eso Ta¨ªn opt¨® por ir m¨¢s all¨¢ y traspasar una frontera que casi ning¨²n magistrado ha atravesado en la historia de la justicia espa?ola. Si el electricista no hablaba con nadie del turbio asunto por tel¨¦fono, al menos se relajar¨ªa de puertas adentro con su familia. Y esto solo se podr¨ªa llegar a saber si los agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa que colaboraban con Ta¨ªn en la investigaci¨®n entraban en el humilde piso del trabajador de la Catedral en Milladoiro aprovechando la ausencia de sus moradores e instalaban micr¨®fonos en el interior.
?A primeros de junio y por un plazo previsto que seg¨²n el juez no pod¨ªa extenderse m¨¢s all¨¢ de un mes, los polic¨ªas pudieron cumplir la orden. El piso donde el electricista atesoraba la mayor parte de su fortuna, fajos de billetes de todo el planeta almacenados en maletas, carpetas, cajas y bolsas, quedaba franco para la polic¨ªa por orden judicial. ¡°Se autoriza la invasi¨®n del espacio privado¡±, dictaba el magistrado, para la ¡°colocaci¨®n de los dispositivos electr¨®nicos¡±, ¡°pero solo a este efecto, sin que pueda invadirse de otro modo la privacidad del investigado¡±. Dicho esto, el juez que tomaba la espinosa decisi¨®n advert¨ªa a los agentes especializados de que no iba a permitir la instalaci¨®n de los micros ¡°en ninguna dependencia¡± que pudiese ser ¡°especialmente sensible¡± o ¡°¨²nicamente destinada a actos privados¡±. Para ¡°mayor privacidad de la medida y de sus resultados¡±, por ¨²ltimo, ordenaba formar pieza judicial separada.
Por aquellas fechas, el juez no conoc¨ªa el prosaico destino que hab¨ªa tenido el C¨®dice, durante un a?o entero escondido intacto dentro de peri¨®dicos y bolsas, entre trastos y ladrillos, en un garaje de Milladoiro. Por este auto que forma parte del sumario que a partir del d¨ªa 19 va a ser deshojado ¡ªdurante el juicio a Fern¨¢ndez Casti?eiras en la secci¨®n sexta de la Audiencia Provincial¡ª se sabe que entonces Ta¨ªn a¨²n tem¨ªa que el electricista hubiese vendido la joya del siglo XII en el mercado negro o que estuviese intentando alguna forma de extorsi¨®n, negociando un rescate con la Iglesia.
¡°Lo m¨¢s importante y urgente es detectar cualquier contacto del sospechoso con terceras personas que pudieran estar interesadas en adquirir el C¨®dice, haci¨¦ndolo desaparecer del alcance de la justicia¡±, alertaba. ¡°Existen indicios que se?alan que el sospechoso haya relajado su desconfianza y que por ello se pueda localizar el C¨®dice a trav¨¦s de la intervenci¨®n¡±. Otros indicios, segu¨ªa enumerando el juez, ¡°apuntan a una posible negociaci¨®n del investigado para devolver el C¨®dice a cambio de precio¡±. ¡°Tal circunstancia ser¨ªa comentada en el ¨¢mbito familiar¡±, dec¨ªa acto seguido Ta¨ªn para justificar los micros, porque ¡°¨²nicamente con la colaboraci¨®n de la familia el sospechoso pudo haber cometido el delito¡±.
¡°Saqu¨¦ 20.735 euros, cont¨¦ y luego a rezar el rosario¡±
Adem¨¢s de 31 a?os de prisi¨®n, la Iglesia compostelana reclama al electricista 2,3 millones de euros y 30.016 d¨®lares. La cuesti¨®n del dinero, mucho m¨¢s que la del robo del C¨®dice (un delito ya reconocido por el procesado que afecta a un patrimonio que s¨ª fue recuperado) ser¨¢ la que centre el juicio que ocupar¨¢ un tercio de este mes desde el d¨ªa 19. Antes, el 15, el extrabajador de la catedral de Santiago se sentar¨¢ en el banquillo por primera vez, acusado por los vecinos de su edificio en Milladoiro, que con el esc¨¢ndalo del C¨®dice descubrieron que Fern¨¢ndez Casti?eiras, el propietario del 1?E, llevaba a?os hurtando de sus buzones correspondencia comprometida, citas m¨¦dicas y documentaci¨®n crucial que esperaban y jam¨¢s les lleg¨®.
Pero al mismo tiempo que la Iglesia intentar¨¢ recuperar un dinero supuestamente robado durante los 20 a?os que el electricista trabaj¨® para el cabildo y pr¨¢cticamente todos los edificios y congregaciones cat¨®licas de Santiago, la abogada de Casti?eiras intentar¨¢ demostrar que las estratosf¨¦ricas cantidades halladas en los registros fueron sobre todo fruto de un trabajo intenso y un af¨¢n de ahorro obsesivo. Figura, efectivamente, en el sumario, el informe que elabor¨® un ingeniero por encargo de la mujer del electricista en el que se pretende probar que es posible juntar, a lo largo de una vida de sacrificios, una cantidad tan alta de dinero.
Pero la Iglesia cuenta con dos pruebas dif¨ªciles de tumbar en su carrera por recuperar unos millones de euros cuyo robo ¡ªhasta que saltaron los secretos del templo con la investigaci¨®n del caso C¨®dice¡ª nunca denunci¨®. Por un lado, varias decenas de v¨ªdeos en blanco y negro que muestran n¨ªtidamente al electricista entrando impunemente en el despacho del administrador catedralicio y llev¨¢ndose en el bolsillo supuestos sobres con fajos de billetes e infinidad de documentos del templo. Y por otro, el diario incautado que a lo largo de 11 a?os fue escribiendo Casti?eiras en 36 libretas. Una pr¨¢ctica delirante, met¨®dica y enfermiza donde el electricista detallaba su rutina diaria, ocupada con varias misas, instalaciones de enchufes y l¨¢mparas, muchos caf¨¦s de bar y el constante rezo de rosarios (incluso cuando va conduciendo de una chapuza a otra). Mientras tanto, cada pocos d¨ªas ¡°saca¡± dinero de la catedral, siempre cantidades con varios ceros. ¡°Vine por la catedral, saqu¨¦ 20.735 euros, 3.450.014 pesetas, luego cont¨¦, luego a rezar¡±, escrib¨ªa el 1 de septiembre de 2004, uno de sus a?os presuntamente m¨¢s productivos en cuanto a bot¨ªn. En A?o Viejo, como siempre, sin atisbo de remordimiento, hac¨ªa recuento: ¡°Feliz A?o Nuevo 2005. Saqu¨¦ este a?o 224.970 euros, o sea, 37.431.858 pesetas¡±. Y otra vez a rezar.
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