Una cocteler¨ªa distinta

Hace tiempo que extra?aba el relativo olvido en el que viv¨ªa la calle San Mateo. Esa v¨ªa en la que est¨¢ el Museo Rom¨¢ntico y que comunica Fuencarral con Fernando VI ¡ªes decir, Malasa?a con Alonso Mart¨ªnez¡ª, tiene todas las papeletas para convertirse en poco tiempo en calle de moda. Su principal atractivo, adem¨¢s de su ubicaci¨®n, es que hay varios locales vac¨ªos que parecen estar esperando que alguien los reclame.

Uno de ellos, y adem¨¢s de los de pasado m¨¢s turbio, es el que ha usado Narciso Bermejo para crear Macera Taller Bar. Bermejo es un coctelero m¨¢s que vocacional que empez¨® a poner ca?as con 12 a?os y hoy sigue tras una barra. Primero hizo una reforma en la lonja, que hasta entonces hab¨ªa albergado varios negocios de esos que tienden a intentar que desde fuera no se vea el interior. Abri¨® el espacio a la calle, como una invitaci¨®n a entrar a todo el que pase por delante.

Despu¨¦s puso en pr¨¢ctica una idea brillante de puro sencilla: una cocteler¨ªa en la que, en vez de utilizar alc¨®holes caros de marca y servirlos a precios prohibitivos, se compran destilados b¨¢sicos, (ginebra, ron...) en bodegas de prestigio, y se dejan macerar una temporada con los ingredientes que el equipo del local ha seleccionado para darles sabor. As¨ª no s¨®lo se logran sabores ¨²nicos, sino que adem¨¢s no se pagan las millonadas que cuestan las botellas de marca. Eso hace que la copa del Macera cueste siete euros, un precio bastante bajo para lo que estila en las cocteler¨ªas madrile?as.

El ¨¦xito de la f¨®rmula ha sido tan grande ya han sido reclamados para abrir locales similares en otras ciudades. Lo que asombra es que a nadie se le hubiera ocurrido. Es lo que se lleva haciendo en los hogares de Euskadi con el patxaran durante generaciones. O en Ibiza, con las hierbas; O en Galicia... Al final, la f¨®rmula para ser contempor¨¢neo pasa por ser totalmente tradicional.