Abuelos con mucha marcha
En Madrid hay un pu?ado de locales que est¨¢n orientados a bailes de sal¨®n para personas mayores
Jos¨¦, toledano de 77 a?os, se da un respiro y sale de la pista de baile del Golden, en el n¨²mero 54 de la Gran V¨ªa, donde lleva cerca de un par de horas bailando junto con un grupo de personas que bordean los 60 a?os. La frente perlada por el sudor, sonriente, con una corbata roja, camisa blanca de cuadros y bien peinado. ¡°Llevo viniendo aqu¨ª todos los d¨ªas desde 2001¡±, dice este casi octogenario que ha estado casado dos veces durante 36 a?os y ha tenido m¨¢s de un oficio, entre ellos el de ¡°subastero¡± de casas y taxista. ¡°Mi primera mujer se hizo testigo de Jehov¨¢ y, desde entonces, no la he vuelto a ver. Con la segunda solo estuve tres a?os, pero no funcion¨®. Ahora soy adicto al baile¡±.
En Madrid hay un pu?ado de locales que est¨¢n orientados a personas mayores centrados en los bailes de sal¨®n. Normalmente, las sesiones empiezan a las 18.00 y terminan a las 23.00, o rozando la medianoche. Stylo (Salud, 13), o el Palace, (plaza Santa Isabel II), en ?pera, son dos de ellos.
Gregorio Ortiz, soriano de 76 a?os, lleva varios a?os al frente de La Rosa, un local ubicado en pleno barrio de Carabanchel, en el n¨²mero de 3 de la calle de Icaza, que ahora regenta su hijo Sergio. ¡°El 90% de la clientela son personas jubiladas. Hay gente de 80 a?os que viene de jueves a domingo y no falta a ninguna sesi¨®n. Algunos no beben, no fuman e incluso algunos vienen por recomendaci¨®n del doctor que se lo receta como terapia. A veces, cuando los ves por la puerta parece que se van a caer, pero una vez que pisan la pista de baile, se transforman y no dejan de bailar. Es algo incre¨ªble¡±, dice Gregorio que empez¨® a trabajar en el mismo local que ahora posee hace casi 50 a?os. ¡°La clientela que viene es casi siempre la misma¡±.
Marisol, madrile?a de 71 a?os, es una asidua: ¡°Castiza, castiza porque mis padres y mis abuelos son de aqu¨ª¡±, dice entre sonrisas, tras haberse pedido un vodka con naranja. ¡°Antes tomaba ron con cola, pero me di cuenta de que me despejaba y luego no pod¨ªa dormir¡±. En la barra el camarero la saluda con confianza antes de ponerle la copa. ¡°Desde los seis hasta los 18 a?os estudi¨¦ en un colegio del Opus Dei y si contara las cosas que vi ah¨ª dentro dar¨ªa para escribir un libro; la gente se horrorizar¨ªa. Al poco de salir me cas¨¦ con un vasco de derechas y casada estuve durante cuarenta a?os. He tenido dos hijos con ¨¦l y nunca supe lo que era un orgasmo hasta que me divorci¨¦¡±, cuenta Marisol que se viene andando todos los jueves. Vive apenas a 10 minutos. ¡°Ahora llevo 30 a?os viviendo de manera independiente, libre, sin ning¨²n compromiso, haciendo de mi vida lo que me d¨¦ la gana¡±.
¡°Las mujeres se arreglan, van a la peluquer¨ªa y se acicalan como lo hac¨ªan en su juventud¡±, dice Gregorio. ¡°Los vecinos me comentan que cuando ven a mis clientes los reconocen de inmediato por lo elegantes que van vestidas. Tambi¨¦n hay muchas parejas que se han conocido aqu¨ª¡±.
¡°Hay que tener en cuenta que a la gente de mi edad nos toc¨® vivir una ¨¦poca donde no hab¨ªa libertad, donde no pod¨ªas darte un beso en la calle porque estaba mal visto. Ahora no quiero que me controle nadie. Pero la independencia tiene un precio: la soledad¡±, agrega Marisol y por un momento parece que un par de l¨¢grimas quieren escaparse de sus ojos. ¡°Desde hace poco s¨¦ lo que es disfrutar¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.