El peso de Juli?o Sarmento
El artista portugu¨¦s crea una gigantesca instalaci¨®n con 29 obras esenciales del arte contempor¨¢neo
El bell¨ªsimo retrato de Henri Michel-L¨¦vy pintado por Edgar Degas en 1878 parece mirar de reojo la escultura La tierra bald¨ªa (1986), de Juan Mu?oz, un peque?o ventr¨ªlocuo aupado sobre un muro blanco, cuya expresi¨®n entre grotesca y risue?a es un perfecto pre¨¢mbulo de la exposici¨®n-instalaci¨®n que el artista portugu¨¦s Juli?o Sarmento (Lisboa, 1948) ha realizado para Caixaforum-Madrid.
Con 29 importantes obras de arte contempor¨¢neo firmadas por 19 artistas internacionales, Sarmento ha creado una ¨²nica pieza, una exposici¨®n de autor, titulada El peso de un gesto, una propuesta que juega con la sorpresa y con las relaciones no evidentes que unas obras mantienen con otras.
Las 29 obras (instalaciones, v¨ªdeos, fotograf¨ªas, pinturas, carteles) han sido elegidas entre las m¨¢s de 10.000 que poseen la Fundaci¨®n Gulbenkian de Lisboa, La Caixa y el Macba. La exposici¨®n permanecer¨¢ abierta hasta el 18 de septiembre.
Enemigo de todo discurso te¨®rico y adicto a Duchamp, Juli?o Sarmento es un artista esencial en la escena contempor¨¢nea casi desde sus comienzos, en la d¨¦cada de los setenta. En su obra ha utilizado los m¨¢s variados lenguajes: arte conceptual, abstracci¨®n, cine en formato s¨²per-8 o pintura. M¨¢s que los soportes o materiales, le interesa el gesto art¨ªstico, una idea de la que ha extra¨ªdo el concepto de esta exposici¨®n en la que no ha incluido ninguna obra suya.
Entre los artistas elegidos se encuentran los nombres de Gerhard Richter, Rita McBride, Thomas Sch¨¹tte, James Coleman, Christopher Williams, Tony Cragg, Edward Ruscha, Tobias Rehberger, Thomas Struth, Alan Charlton, Dominique Gonz¨¢lez-Foerster, Cristina Iglesias, Jo?o Onofre, Gabriel Abrantes, Ant¨®nio Areal, Fernando Calhau y Didier Fiuza.
Con todos ellos, Sarmento ha armado un recorrido que quiere ser a la vez conceptual, formal y sensitivo. Distribuidas en microespacios, las obras pueden verse seg¨²n el orden que se le antoje al visitante. Las piezas no est¨¢n ordenadas por pa¨ªses, escuelas ni soportes. Entre unas y otras predomina la oscuridad hasta el punto de que a veces el espectador se siente perdido dentro de un laberinto en el que al salir le espera siempre una sorpresa.
As¨ª, mientras las asociaciones entre una y otra pieza se producen libremente, el visitante se topa con El teatro de operaciones (2007), de Didier Fiuza, una inquietante instalaci¨®n que recuerda un consultorio ginecol¨®gico; el hermoso v¨ªdeo Petite (2001), de Dominique Gonz¨¢lez-Foerster, donde un mundo fant¨¢stico se proyecta sobre la espalda de una ni?a, o el doble v¨ªdeo Olympia I y II, de Gabriel Abrantes (2006), un trabajo sobre el que se advierte al espectador que ¡°puede herir su sensibilidad por el lenguaje expl¨ªcito que se utiliza¡±.
Entre el bosque de im¨¢genes inquietantes, la sorpresa la aporta un conjunto de fotograf¨ªas de grafitis realizadas por Brassa?; un ejemplo de la manera en la que Sarmento concibe el arte: un signo que est¨¢ presente por todas partes y que, de manera inconsciente, conecta el presente con las grandes preocupaciones universales de todos los tiempos. La m¨¢scara, el rostro, la magia y la muerte.
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