Armas teatrales
Una muestra recoge obras espa?olas del Siglo de Oro que fueron usadas por los revolucionarios rusos, por la Rep¨²blica o por los franquistas
El teatro es un arte pero tambi¨¦n puede ser un arma con la que apuntar al enemigo o que, en la retaguardia, eleve la moral de la tropa. Las armas teatrales que en Espa?a se fabricaron en el Siglo de Oro siguieron disparando con eficacia mucho tiempo despu¨¦s, en ¨¦pocas turbulentas como la Rusia postrevolucionaria o la Rep¨²blica y la Guerra Civil espa?olas. Este fen¨®meno en este periodo (de 1919 a 1939) es lo que se ve en la muestra Cl¨¢sicos teatrales en tiempo de guerra y revoluci¨®n, hasta el 2 de octubre en la Casa Museo Lope de Vega (Cervantes, 11).
¡°La enorme versatilidad tem¨¢tica, formal y estil¨ªstica de los cl¨¢sicos teatrales del Siglo de Oro ha permitido que sean sometidos a una continua revisi¨®n de acuerdo a los intereses de las diferentes est¨¦ticas que se han ido sucediendo en el tiempo¡±, escribe el comisario Emilio Peral, profesor de Literatura de la Universidad Complutense. As¨ª vemos, por ejemplo, c¨®mo Fuenteovejuna, de Lope de Vega, se utiliz¨® en Rusia, despu¨¦s de la Revoluci¨®n de Octubre como un correlato a la victoria del pueblo oprimido sobre la dinast¨ªa zarista ¡ªel "Fuenteovejuna, todos a una"¡ª, a partir de un montaje de Konstantin Mardzhanov, estrenado en Kiev el primero de mayo de 1919, que luego se represent¨® por varios puntos del pa¨ªs.
En fotos, documentos, partituras, folletos o figurines se repasa la importancia de otras obras. En la Rep¨²blica, con su af¨¢n de llevar la educaci¨®n y la cultura al pueblo, adem¨¢s de la propia legitimaci¨®n, el teatro jug¨® un papel primordial, por ejemplo en las adaptaciones realizadas por la compa?¨ªa La Barraca, que dirig¨ªa Federico Garc¨ªa Lorca (luego las riendas pasar¨ªan a Miguel Hern¨¢ndez), el Teatro del Pueblo de la Misiones Pedag¨®gicas (que reg¨ªa Alejandro Casona) o las m¨¢s ideologizadas del Teatro Escuela de Arte (TEA) que lideraba Cipriano Rivas Cheriff. Este ¨²ltimo mont¨® El alcalde de Zalamea, de Calder¨®n, ante 25.000 espectadores en Las Ventas para celebrar el tercer aniversario de la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica.
Ya durante la Guerra Civil, el bando nacional tampoco obvi¨® la influencia del teatro para consolidar su ideario pol¨ªtico y religioso, mediante las experiencias teatrales del falangista Luis Escobar y, sobre todo, con la representaci¨®n de espectaculares autos sacramentales en las portadas de las catedrales de las ciudades conquistadas, como Salamanca, Santiago o Segovia. ¡°Los cl¨¢sicos se adaptaban a las necesidades referenciales de un presente, ya fuera guerrero o revolucionario¡±, escribe el comisario, ¡°el cl¨¢sico, parafraseando a George Steiner, nos interrogaba a la vez que nos le¨ªa¡±.
En la zona republicana se opt¨® por entremeses cervantinos, que aliviaban de los desastres del frente, pero tambi¨¦n de textos como la Numancia de Cervantes, que comparte esa connotaci¨®n de lucha y resistencia popular de Fuenteovejuna, y que as¨ª fue utilizada para insuflar valor a los resistentes madrile?os durante el largo asedio de la guerra, en una adaptaci¨®n de Rafael Alberti estrenada en el Teatro de la Zarzuela.
En uno de los programas de mano del montaje, que se puede ver en la exposici¨®n, se lee: ¡°Los soldados de nuestro Ej¨¦rcito Popular, los heroicos ciudadanos y defensores de Madrid que presencien esta obra, sabr¨¢n apreciar, estamos seguros, lo que su representaci¨®n significa, lo que tiene de trascendente e hist¨®rica¡±.
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