La Trinidad del chelo
La Orquesta Nacional de Espa?a lo lleva a las tablas del Auditorio Nacional con Perendecki a la batuta
En la noche oscura del Barroco, crearon los maestros compositores las piezas para que el violonchelo, aquel instrumento relegado a poner los cimientos para que el resto de la cuerda levantara su catedral mel¨®dica, pasar a ser el arquitecto de una nueva sonoridad. La piedra angular de aquel cambio, que quiz¨¢ tiene su mejor muestra en las Suites de Bach, fue el renacer de un instrumento que demostr¨® con solvencia estar hecho para ser una estrella. En el a?o 2000, Penderecki decidi¨® llevar ese protagonismo a su m¨¢ximo esplendor con un concierto triple en el que los solistas eran tres chelistas. Este viernes y s¨¢bado, la Orquesta Nacional de Espa?a lo lleva a las tablas del Auditorio Nacional con el propio compositor a la batuta.
A la presencia en el podio de Penderecki a sus 82 a?os dirigiendo su propia obra, algo que sin duda ya supone un acontecimiento, hay que sumar un tr¨ªo sol¨ªstico de altura para afrontar esta pieza. Encabeza el tr¨ªo el exquisito franc¨¦s Gautier Capu?on, un absoluto ejemplo de riqueza de t¨¦cnica y gusto a la hora de interpretar. A su lado estar¨¢ el alem¨¢n Daniel M¨¹ller-Schott, un int¨¦rprete de trabajad¨ªsimo talento y, para cerrar esta trinidad, el espa?ol ¨Caunque nacido en Munich- Adolfo Guti¨¦rrez Arenas, del que algunos dicen sabe sacar los m¨¢s hermosos sonidos del instrumento.
La obra de Penderecki, este Concierto grosso n? 1 para tres violonchelos y orquesta, quiere regresar a la memoria del Barroco pero con una visi¨®n contempor¨¢nea, aunar la tradici¨®n que el compositor polaco conoce bien con un lenguaje actual pero asequible, m¨¢s sensorial y teatral que conceptual y fr¨ªo. Con esta obra, el creador se coloca en la estela de otros grandes creadores que enjoyaron al chelo solista como Dvor¨¢k, Haydn, Elgar, Brahms o Barber. El programa de la noche lo completan dos obras de Mendelssohn: la Obertura La Bella Melusina y su Sinfon¨ªa n? 4.
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