Primer d¨ªa sin taquilleros en el Metro

Carmen, una mujer de pelo blanco, llevaba prisa, pero la m¨¢quina en Pueblo Nuevo (l¨ªnea 5) no imprim¨ªa su billete. ¡°He echado lo justo, 12,20 (el precio de un bono de diez viajes¡±, confirmaba a la trabajadora de Metro que estaba en el interior de la taquilla. Aqu¨ª, el cub¨ªculo acristalado y cerrado a¨²n no ha sido desmontado, como en la mayor¨ªa de estaciones. En la ventanilla, una pegatina de fondo azul con un mensaje: ¡°Para adquirir un t¨ªtulo de transporte dir¨ªgete a las m¨¢quinas autom¨¢ticas¡±. La informaci¨®n continuaba, debajo, en letras peque?as: ¡°Si necesita ayuda o informaci¨®n contacte con nuestro personal¡±. Ante los requerimientos de la clienta, la antigua taquillera acudi¨® a los expendedores.

¡°No s¨¦ c¨®mo va el d¨ªa porque acabo de entrar al turno¡±, explicaba la empleada. Metro ha confirmado que todo se ha desarrollado con normalidad en el primer d¨ªa del nuevo sistema. La trabajadora de Pueblo Nuevo ha continuado su tarea ayudando a un hombre de 70 a?os que pretend¨ªa comprar su bono mensual de transportes, la forma en la que acceden al suburbano el 76% de sus dos millones de viajeros diarios. La figura de supervisores comerciales no desarrollar¨¢ su labor en una pecera cerrada al p¨²blico, sino que contar¨¢n con un mostrador abierto, como ya suced¨ªa en la mayor parte de las estaciones de la red.

¡°El cambio estaba cantado¡±

Poco antes de llegar las 15.00 el tr¨¢fico de viajeros en Gran V¨ªa era may¨²sculo. La empleada de Metro, que charlaba en su mostrador con un guarda de seguridad y un operario, apenas ha atendido un par de incidencias. Jaquets, ataviado con una bufanda del Real Madrid, y sus tres amigos met¨ªan monedas en una m¨¢quina para adquirir unos sencillos. Vienen de Francia. ¡°No hemos tenido problemas para comprar el ticket, solo hemos debido usar nuestro idioma¡±, corrobora Jacquets. Adem¨¢s del espa?ol, los expendedores permiten hacer la compra en franc¨¦s, ingl¨¦s, alem¨¢n e italiano. Un madrile?o, Carlos Garc¨ªa, afirma que nadie suele tener problemas a la hora de adquirir un billete: ¡°Vivimos en la ¨¦poca de las tecnolog¨ªas. El cambio estaba cantado¡±. Pero no todos tienen la misma opini¨®n. ¡°Comprar un billete es f¨¢cil. Otra cosa es que lo tuvieran que hacer mis padres, que tienen 85 a?os¡±, sostiene Ana Gil en la estaci¨®n de Coslada (l¨ªnea 7). Va acompa?ada de su hijo y confirma que hace tiempo que ya no existen taquilleras en esta zona, aunque el personal que queda es ¡°muy efectivo¡±.

¡°Estamos vendidos, porque apenas hay seguridad¡±, se queja una supervisora. La mujer, de mediana edad, lleva varias d¨¦cadas trabajando para Metro y asegura que ahora el personal est¨¢ muy expuesto porque est¨¢n solos y sin protecci¨®n en la estaci¨®n. ¡°Los guardias hacen una ruta y solo aparecen de vez en cuando. Menos mal que no manejamos dinero¡±. No revela su identidad, pero subraya que el cambio aumenta sus labores, aunque tambi¨¦n el sueldo. ¡°Ahora tienes que controlarlo todo. Ayudamos a qui¨¦n necesite comprar billete, pero no podemos estar siempre junto a las m¨¢quinas¡±.

La decisi¨®n de cambiar la figura de los taquilleros se tom¨® a finales de 2016 y fue consensuada con los sindicatos, indica Metro. Aparece en el convenio colectivo (vigente hasta 2019) de la compa?¨ªa, que valora el cambio como "una mejora en la atenci¨®n al usuario, que ser¨¢ m¨¢s completa". Hasta este viernes, todav¨ªa 92 taquillas contaban con atenci¨®n personalizada. El cambio no mermar¨¢ la plantilla, ya que las condiciones laborales de estas 1.650 personas no sufrir¨¢n cambios sustanciales. La empresa, incluso, tiene previsto incrementarla con 590 nuevos empleados a trav¨¦s de una oferta p¨²blica.