Tentaci¨®n en capilla

Entrar en La Capilla de la Bolsa (calle de la Bolsa, 12; men¨² de mediod¨ªa desde 30 euros; a la carta, unos 50 euros por persona) es como iniciar un viaje. Pero uno temporal y con cierto halo de misterio, como si fueses el protagonista de un cap¨ªtulo de la serie El ministerio del tiempo. El edificio que acoge este restaurante data de la Edad Media: albergaba la ermita de Santa Cruz, relacionada, seg¨²n varias leyendas, con los templarios.

Tiempo despu¨¦s, recurriendo a los archivos de la Villa, se identific¨® el espacio como lugar de reuni¨®n de los masones. Tras permanecer cerrado un par de siglos, hace m¨¢s de dos d¨¦cadas (en 2005) inaugur¨® La Capilla de la Bolsa. De los seis salones que esconde en su interior (Obispo, Monse?or, Lucernario o la m¨¢s moderna Tentaciones), el m¨¢s llamativo es la capilla que le da nombre, debido a su imponente b¨®veda de estilo barroco. Ah¨ª aparece tambi¨¦n un piano del que emana la m¨²sica, que acompa?a la velada. En ocasiones especiales aparecen tambi¨¦n cantantes de ¨®pera.

Aunque el resto de estancias, con sus ara?as, tapices y cuadros, no desmerecen y exudan alcurnia. Un reflejo de su men¨²: cocina tradicional con alg¨²n toque vanguardista. Todo sin sobresaltos y poniendo mucho cuidado a cada plato: desde los arroces (imprescindible probar el caldoso con bogavantes y ver c¨®mo exprimen el marisco para sacarle su jugo en la misma mesa) hasta las carnes (cochinillo confitado, pierna de lechal o solomillos ib¨¦ricos asados) y los pescados (rodaballo al carb¨®n o besugo a la antigua forma de Madrid).

Cualquiera de los platos de su carta ¡ªcon suficiente variedad para dar opciones sin abrumar por su tama?o¡ª est¨¢ a la altura. Y acompa?a la generosa y variada carta de vinos. Adem¨¢s, los fines de semana ofrecen un brunch (de 12.00 a 15.00; 40 euros por persona).