C¨®mo ganarse la vida en el Madrid m¨¢s moderno

¡°No s¨¦ si con la leche azul o con la leche roja¡±. En un bar especializado en todo tipo de cereales de desayuno, en un extremo del barrio de Malasa?a, un veintea?ero duda mientras hace cola. Es martes y la fila no es muy larga; los fines de semana puede llegar hasta la calle y extenderse a lo largo de varios metros de acera. Ana y Steven, de 20 y 19 a?os, han venido desde Collado Villalba (un municipio a 40 kil¨®metros de la capital) a hacer unos recados y no quer¨ªan dejar de pasar por este bar, llamado Cereal Hunters. ¡°No s¨¦, es raro. Un bar solo de cereales es llamativo y quer¨ªamos probar¡±, explica ella.

En un mercado muy competitivo, en el barrio m¨¢s moderno, no es nada f¨¢cil abrirse un hueco. Para cualquiera que empiece un negocio, se hace casi ineludible dar con algo cada vez m¨¢s distinto, cada vez m¨¢s especializado (tiendas de palomitas, de gorras, de postres gourmet para perros¡­), en un juego en el que se acaba difuminando esa fina l¨ªnea que separa la originalidad de la tontuna. Y m¨¢s teniendo en cuenta la animadversi¨®n que muchos de estos locales generan a una parte de la poblaci¨®n, que los vincula directamente con los fen¨®menos de la gentrificaci¨®n y la tur¨ªstificaci¨®n de los centros urbanos. Unos procesos de aburguesamiento social que acaban expulsando, primero, a los vecinos m¨¢s pobres y, despu¨¦s, a todos los dem¨¢s en favor de visitantes que quieren disfrutar de unos barrios convertidos en centros de ocio muy poco vivibles en el d¨ªa a d¨ªa.

De hecho, los locales de cereales son todo un s¨ªmbolo de esa animosidad desde que en septiembre de 2015 un autodenominado grupo antigentrificaci¨®n atac¨® uno de ellos en el barrio londinense de Shoreditch. ¡°No es culpa nuestra, nosotros no hacemos que suba el precio de los pisos¡±, dice Cristina L¨®pez, uno de los cuatro socios de Cereal Hunter. ¡°Pod¨ªamos haber puesto un bar de tostadas con tomate, pero pensamos que no era el sitio y pusimos esto¡±, a?ade. Y vaya si han acertado: les va tan bien, que ya han abierto un segundo bar en el barrio de Salamanca. Y adem¨¢s les ha salido un competidor muy cerca, en un extremo de Lavapi¨¦s, llamado Cereal Lovers.

No parece casualidad, pues si Malasa?a es el barrio gentrificado por excelencia, Lavapi¨¦s le va a la zaga. Se trata del reino de los llamados hipsters, una especie de grupo cultural en el que pocos se reconocen, pero que ha generado r¨ªos de tinta. ¡°Las nuevas necesidades (desde el ecologismo y la sostenibilidad al consumo de arte) producen la creaci¨®n de comercios con encanto y una dislocaci¨®n del paisaje urbano anterior, atravesado por las rutas hipster. Estos grupos, que tienen que ver con las formas de consumo de unas clases medias globalizadas, est¨¢n generando un nuevo mercado gourmet y tur¨ªstico transnacional¡±, escriben en un trabajo de 2014 los investigadores de la Universidad Aut¨®noma de Madrid Michael Janoschka, Jorge Sequera y Eva Garc¨ªa.

Con independencia de las variedades de este tipo de modernidad hipster, los expertos del marketing han llegado a detallar algunas caracter¨ªsticas que han de cumplir los productos y los establecimientos que quieran cautivarles: por ejemplo, conseguir un enganche personal a trav¨¦s de un relato ¡ª¡°Viaja en el tiempo¡±, propone la lecher¨ªa C¨¢ntaro blanco, que pretende ¡°que la leche fresca vuelva a nuestras casas¡±¡ª y ofrecer algo ¨²nico y fuera de lo com¨²n.

Hipster Business Models: How to make a living in the modern world (El Modelo de negocio hipster: c¨®mo ganarse la vida en el mundo moderno) es un libro publicado en 2014 por la conocida web de periodismo de datos Priceonomics. El texto repasa 15 experiencias de ¨¦xito y saca conclusiones como esta: ¡°La forma social ideal de hoy no es la comunidad o el movimiento o incluso el creador individual; es la peque?a empresa. Toda aspiraci¨®n art¨ªstica o moral ¡ªm¨²sica, comida, buenas obras¡ª se expresa en esos t¨¦rminos¡±. O esta: ¡°Si bien la tecnolog¨ªa ha hecho m¨¢s barato construir productos y encontrar clientes, tambi¨¦n hay una tendencia cultural en juego: se est¨¢ convirtiendo en algo socialmente aceptable el hecho de perseguir ideas raras¡±. Y advierten: pueden ser muy rentables, pero, como cualquier negocio tan pegado a las modas, nunca se sabe cu¨¢nto van a durar.

Algo distinto, algo ¨²nico

• Postres para perros y gatos. En la calle del Divino Pastor, 7 est¨¢ Miguitas, que se define como "reposter¨ªa perruna", aunque tambi¨¦n hace alimentos para gatos. Hay tartas (28 euros una grande), muffins (dos por 6 euros) o galletas gourmet (seis por 5,95 euros).
• Palomitas gourmet. Cerca de la calle de Fuencarral hay dos tiendas especializadas: en Augusto Figueroa, 16 y Esp¨ªritu Santo, 20. La segunda, All pop, ofrece palomitas de violeta, algod¨®n de az¨²car, Coca-Cola, cacahuete, caramelo, naranja, mojito, menta... La bolsa peque?a vale 2,75 euros; la lata m¨¢s grande, 19.
• La tienda de las gorras. As¨ª se llama el negocio que est¨¢, desde 2012, casi al final de la Corredera Alta de San Pablo. "Somos Javier y Jorge, dos chavales amantes del streetwear, la m¨²sica y el buen gusto que decidieron hacer de su pasi¨®n su forma de ganarse la vida", explican en su web.
• Lecher¨ªa nueva a la antigua. C¨¢ntaro blanco, en Manuela Malasa?a, 29, ofrece desde febrero de 2015 leche fresca y, a partir de ella, yogures, batidos, quesos y todo tipo de productos l¨¢cteos.