Chamart¨ªn, el Madrid fosforescente
El autor defiende que, si la maqueta representa lo que tras ella hay como proyecto urbano, merece una renovada condena de la ya hist¨®rica operaci¨®n urban¨ªstica
Fosforescencia (RAE)
Se repite una y otra vez, hasta su trivializaci¨®n, la frase ¡°una imagen vale m¨¢s que mil palabras¡±. No creo que sea cierta con car¨¢cter general pero, no obstante, hay casos concretos en que este aforismo es plenamente v¨¢lido y esclarecedor. Me refiero a la deslumbrante, cara, aparatosa y enga?osa maqueta (fake-maqueta) en la que se ha querido sintetizar y simbolizar la ¨²ltima propuesta municipal para la ordenaci¨®n de la operaci¨®n Chamart¨ªn, rebautizada como Madrid Nuevo Norte.
Con gran aparato, el d¨ªa 27 de julio se present¨® al p¨²blico la ordenaci¨®n ¡°definitiva¡± de Madrid Nuevo Norte, con la presencia de nuestra alcaldesa (Ahora Madrid), el ministro de Fomento (PSOE) y el gerente de DCN (BBVA y Constructora San Jos¨¦), acompa?ados por el concejal del ?rea de Desarrollo Urbano Sostenible (concejal de Urbanismo para los antiguos), responsable directo de la formulaci¨®n de este proyecto, que asume y da respuesta generosa a los intereses del grupo financiero que sustenta esta operaci¨®n, al menos en su parte m¨¢s jugosa e inmediata.
La maqueta, ampliamente difundida por la prensa, la televisi¨®n y los folletos publicitarios de DCN, sirvi¨® como referencia visible de los discursos fatuos y victoriosos de los protagonistas del acto con los que anunciaban, para asombro y envidia de las ciudades globales, el inicio cierto, al fin, de esta operaci¨®n inmobiliaria estancada durante veinticinco a?os y hecha realidad por el actual gobierno municipal, en un proceso consensuado entre las administraciones p¨²blicas y la gran banca. Consenso sordo a la voz y los intereses de muchos ciudadanos madrile?os, especialmente de los vecinos m¨¢s pr¨®ximos.
Si conseguimos entornar los ojos para que el fulgor de esta fake maqueta no nos deslumbre y la analizamos, aunque sea de forma somera, descubriremos que, bajo la multitud de pirul¨ªs rosas, azules, morados y verdes, no hay nada que responda a una m¨ªnima cultura urban¨ªstica, nada que surja de un trabajo disciplinar solvente. Nada que no sea la voluntad de enga?ar a los ciudadanos incautos o seducidos por la propaganda cara, intensa y constante llevada a cabo por la empresa DCN o el propio Ayuntamiento.
Con un poco de imaginaci¨®n puede vislumbrarse el m¨¦todo proyectual de esta propuesta ¡°urban¨ªstica¡±. Disp¨®ngase un cubilete para dados de gran tama?o, impreso en 3D. Introd¨²zcanse en ¨¦l una torre high tech lo m¨¢s alta posible, acompa?ada por varias torres m¨¢s modestas, expresionistas o postmodern. S¨²mense unos cuantos bloques pretendidamente racionalistas. Introd¨²zcanse unos cuantos vol¨²menes que insin¨²en posibles equipamientos. Ag¨ªtese y vi¨¦rtase el contenido sobre un tapete verde, a modo de gran pradera poblada de bosquetes y parterres, sobre la que corretean ni?os felices bien alimentados, toman el sol en bikini hermosas j¨®venes rubias, corren presurosos ejecutivos bien vestidos y pasean parejas de jubilados, poseedores de una suculenta cartera. Ap¨¢rtense coches, solo bicicletas. Ap¨¢guense los ruidos. Elim¨ªnese el gris marr¨®n de la contaminaci¨®n. As¨ª tendremos ante nosotros el nuevo Madrid, el m¨¢s moderno, el m¨¢s cool, surgido por arte de magia, bajo la presi¨®n del poder de las finanzas y la docilidad de los poderes p¨²blicos. Todo ello consensuado, risue?o y triunfante para gloria de la ciudad y sus gobernantes.
Se me olvidaba. La guinda de esta gran tarta es un nuevo parque central, cuyos ¨¢rboles, de ¡°hasta 26 metros de altura¡±, seg¨²n uno de sus defensores, se alimentan y mantienen enhiestos hundiendo sus ra¨ªces en el duro hormig¨®n con el que se construye una descomunal losa, cara e innecesaria, que cubre las instalaciones ferroviarias y que solo se justifica como mecanismo tramposo para incrementar la edificabilidad lucrativa, ¡°respetando¡± la ratio obligada de zonas verdes.
S¨¦ que puede leerse como una broma fr¨ªvola lo que acabo de escribir, pero es que, si la maqueta representa lo que tras ella hay como proyecto urbano, y tengo edad, experiencia y conocimientos suficientes para pensar que as¨ª es, no merece una mayor reflexi¨®n, sino una renovada condena de la ya hist¨®rica operaci¨®n Chamart¨ªn. En esta ocasi¨®n, una condena por la debilidad disciplinar con que se ha formulado.
Queda claro que en estas l¨ªneas no he vuelto a se?alar la perversi¨®n que supone entregar el suelo p¨²blico para el negocio privado o para sanear las maltrechas arcas de las administraciones p¨²blicas mal gestionadas. Una desamortizaci¨®n vergonzante.
Solo quiero se?alar que los grandes operadores financieros ligados al mundo inmobiliario, a la construcci¨®n de la ciudad, aqu¨ª, en Singapur, Panam¨¢, Londres, Shangh¨¢i o Nueva York, saben que el gran negocio consiste en la promoci¨®n, al menos sobre el papel, de grandes operaciones inmobiliarias en zonas estrat¨¦gicas de las grandes ciudades globales, respaldadas por el visto bueno, el apoyo y la participaci¨®n de los gobiernos locales, regionales y nacionales que cubrir¨¢n las p¨¦rdidas de los socios privados cuando las luminarias de la inauguraci¨®n se apaguen antes de tiempo. La D¨¦fense y los Docklands deber¨ªan servir de advertencia.
Hoy no quiero reincidir en lo que he escrito desde 1993. Dejo reposar la cabeza y, de forma casi espont¨¢nea, esta fosforescente maqueta (que pasar¨¢ a los archivos de la frivolidad urban¨ªstica), me remite a mi tierra, a las fallas de Valencia. Con un mayor m¨¦rito para las fallas, ya que los ninots de cart¨®n piedra encaramados en una trama de palitroques viven sonrientes unos d¨ªas y arden con un fulgor que los redime de su fealdad en vida. Al fin y al cabo, responden a un gran happening popular hecho mercanc¨ªa tur¨ªstica por los mercados, que se consume en s¨ª mismo, sin pretender ser una pieza clave y duradera en un proyecto de ciudad propuesto y defendido por sus gobernantes.
En todo caso, seguiremos hablando y luchando en el campo de batalla de Chamart¨ªn.
Eduardo Mangada es arquitecto,?exconcejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid y exconsejero de Ordenaci¨®n del Territorio de la Comunidad de Madrid
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