?Deben los coches particulares llegar hasta el centro de la capital?
La futura ¨¢rea de tr¨¢fico restringido Madrid Central ha desatado un enconado debate en las redes entre quienes exigen limitar los veh¨ªculos para reducir la contaminaci¨®n y quienes piden que haya libertad para moverse en coche
El pr¨®ximo 23 de noviembre entra en vigor el ¨¢rea de tr¨¢fico restringido Madrid Central, un ¨¢rea que abarca pr¨¢cticamente la totalidad del distrito de Centro y en la que solo podr¨¢n entrar los veh¨ªculos de los residentes y el transporte p¨²blico, adem¨¢s de algunas excepciones (profesionales, personas con movilidad reducida...). La cercan¨ªa de la fecha ha levantado un enconado debate en las redes sociales entre quienes se muestran partidarios de la medida para reducir la contaminaci¨®n y los que apuestan por defender la libertad individual de que cada cual pueda moverse en su coche. Damos voz a ambas posturas con dos art¨ªculos de Isabel D¨ªaz Ayuso, portavoz del PP de Madrid y cuyo v¨ªdeo tachando esta medida de "autoritarismo" se hizo viral en redes sociales el pasado fin de semana, y de David Lois, experto en Movilidad de la UNED e investigador en el Centro de Investigaci¨®n del Transporte TRANSyT de la Polit¨¦cnica.
Prohibir es el recurso f¨¢cil del pol¨ªtico sin ideas, por Isabel D¨ªaz Ayuso
Por aqu¨ª leer¨¢n datos fiables acerca de los efectos que la contaminaci¨®n tiene para la salud y las indudables incomodidades que provoca el tr¨¢fico en ciudades como Madrid. ?Hay alguien a favor del humo de los coches, o que considere que el exceso de contaminaci¨®n no debe abordarse responsablemente? ?A qui¨¦n no le importa la salud de su familia y la de aquellos que le rodean? ?Qui¨¦n quiere una ciudad sitiada por los atascos? Huyamos pues de la infantil polarizaci¨®n del debate.
Sin embargo, no se habla de una cuesti¨®n igualmente esencial: Madrid es la ciudad de la libertad, donde pasan muchas cosas que importan, con una oferta cultural y gastron¨®mica sin parang¨®n, donde hay oportunidades para emprender y disfrutar m¨²ltiples vidas. Madrid es la ciudad que todo madrile?o llora cuando abandona porque es ¨²nica. ?Y qu¨¦ la hace as¨ª? Una y mil veces, la libertad.
Para que Madrid siga siendo una ciudad llena de acci¨®n, con tanta vida nocturna y comercio, no puede parecerse a ciudades europeas cuyo centro est¨¢ s¨®lo pensado para el turismo, las empresas y escaparates elitistas. En el de Madrid, adem¨¢s, viven familias con hijos, personas solas o mayores cuyas rutinas no son sencillas. Y si venir aqu¨ª a trabajar, comprar o ir al cine significa viajar al infierno, su esencia muere. Cuando un vecino de Alcobendas o Toledo deja de venir porque la movilidad le supone un problema, Madrid pierde.
Por eso aqu¨ª no valen medidas autoritarias de ingenier¨ªa social ni improvisaciones sin alternativas que nadie ha elegido. ?En qu¨¦ programa ven¨ªa cerrar el tr¨¢fico a un distrito de la dimensi¨®n de Centro? ?Hay nuevas plazas de parking, nuevos carriles u opciones para absorber el colapso que ya se est¨¢ provocando?
Prohibir es el recurso f¨¢cil del pol¨ªtico sin ideas y capacidad de gesti¨®n. Las administraciones deben proponer medidas creativas para que los ciudadanos prefieran no utilizar su coche, y que el transporte p¨²blico y privado sean cada vez menos contaminantes y faciliten la fluidez del tr¨¢fico, porque lo que no tenemos es tiempo.
Sin embargo, desde que Podemos y Carmena, gracias al PSOE, entraron en el Ayuntamiento con sus coches oficiales y privados para prohibirnos su uso a los dem¨¢s, Madrid se est¨¢ convirtiendo en una ratonera donde la suciedad, la inseguridad, la vuelta de la hero¨ªna y el precio de la vivienda expulsan a los vecinos. Una capital atascada y contaminada en todos los sentidos. Quieren enfrentar al coche con el peat¨®n y el ciclista porque ideol¨®gicamente quieren cambiar Madrid. ?No notan c¨®mo est¨¢ ¨²ltimamente? ?Alguien ha pensado ¡°en la salud¡± de los vecinos ahora que el tr¨¢fico est¨¢ siendo multiplicado con tanto experimento?
Desde el PP siempre hemos propuesto alternativas: el soterramiento de la M-30, Madrid R¨ªo, 200 kil¨®metros de uno de los mejores Metros del mundo, BiciMad, Abono Joven a 20 euros... Para que Madrid sea una ciudad y una regi¨®n pensadas para todos. Y siempre, en libertad y pluralidad.
No es ideolog¨ªa, es salud p¨²blica, por David Lois
Aquellos que nos dedicamos a darle vueltas a c¨®mo mejorar el bienestar en las ciudades, y espec¨ªficamente, a estudiar como paliar los problemas derivados de la movilidad urbana, hay algo que no nos deja de sorprender: los efectos, muchos insospechados, de la contaminaci¨®n del aire sobre la salud. Seg¨²n una reciente revisi¨®n del European Journal of Cancer, las part¨ªculas en suspensi¨®n son protagonistas en la g¨¦nesis de casi el 20% de los infartos y c¨¢nceres de pulm¨®n y un 25% de las infecciones respiratorias.
Hay evidencias de que la exposici¨®n a estas part¨ªculas microsc¨®picas, cuya fuente principal son los tubos de escape de los veh¨ªculos a motor o la fricci¨®n de sus neum¨¢ticos con el asfalto, incrementan la probabilidad de padecer diabetes, hipertensi¨®n o enfermedades del sistema nervioso central como Alzheimer o Parkinson. Otro contaminante con gran relevancia cl¨ªnica es el di¨®xido de nitr¨®geno, producido principalmente por los veh¨ªculos di¨¦sel, y cuyo efecto es palpable d¨ªa a d¨ªa en las consultas pedi¨¢tricas de Madrid o en el agravamiento de las alergias infantiles en Valencia. Este gas puede llegar a afectar incluso a la capacidad atencional infantil. Los costes sanitarios son enormes, calculando el Sistema Nacional de Salud brit¨¢nico que cada autom¨®vil que circula por Londres supone 9.000 euros en gasto sanitario a lo largo de toda su vida ¨²til, y el doble si el veh¨ªculo es di¨¦sel.
La reducci¨®n del n¨²mero de autom¨®viles y motocicletas en circulaci¨®n resulta prioritaria para combatir la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica y ac¨²stica por parte de los consistorios, pero tambi¨¦n para hacer disminuir la congesti¨®n, la accidentalidad vial y el sedentarismo en una parte creciente de la poblaci¨®n. ?C¨®mo lograr este objetivo? Mediante la aplicaci¨®n de pol¨ªticas que faciliten formas eficientes de moverse, ¡ªpor desplazar a m¨¢s personas consumiendo menos espacio¡ª m¨¢s sostenibles o saludables. Y dificultando aquellas que no lo son. Si se desea que m¨¢s gente se suba a un autob¨²s desde la periferia al centro de Madrid debe lograrse que este tenga frecuencias de paso adecuadas y, lo que es m¨¢s importante, que sus usuarios lleguen igual o m¨¢s r¨¢pido a su destino que los que optan por el autom¨®vil. Y de esta misma forma debe actuarse para promocionar la movilidad activa ¡ªviajes a pie o bicicleta¡ª o incluso formas incipientes de desplazarse como el patinete el¨¦ctrico.
La contraparte necesaria pasa obligatoriamente por la restricci¨®n racional del uso de los autom¨®viles, instaurando tasas de congesti¨®n (como en Estocolmo, Oslo, Londres o Mil¨¢n), limitando parcialmente la circulaci¨®n o el aparcamiento en amplias ¨¢reas (caso de Hamburgo o la capital de Espa?a) o a trav¨¦s de la prohibici¨®n total (?msterdam). Estas pol¨ªticas representan una clara tendencia internacional para la que no hay y no debe haber marcha atr¨¢s.
Estas actuaciones no son una cuesti¨®n de ideolog¨ªa. Nos va la vida en ello.
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