De Madrid al espacio
Las empresas de la Comunidad trabajan con la NASA en Marte, podr¨ªan construir un sat¨¦lite sin aportaciones externas, y generan miles de trabajos y cientos de millones
Una antena hecha por una empresa con sede en Madrid une los millones de kil¨®metros que separan Marte de las tres estaciones de seguimiento de la NASA en la Tierra. Para cumplir con su tarea, primero supera "los siete minutos del terror" que tarda el robot Curiosity en aterrizar en el planeta. Luego permite que su laboratorio port¨¢til reciba ¨®rdenes o transmita informaci¨®n mientras resiste a las inclemencias del infierno rojo. Y desde entonces se ha convertido en el s¨ªmbolo de una industria: las empresas espaciales emplean a m¨¢s de 3.300 personas en la Comunidad de Madrid, generan casi 900 millones de euros al a?o, y han hecho de la regi¨®n una excepci¨®n en Europa. Aqu¨ª, en Madrid, podr¨ªa construirse un sat¨¦lite sin tener que comprar fuera ninguna de las miles de piezas que permiten la aventura de lanzarse a conocer lo inexplorado.
"CASA est¨¢ integrando y ensayando el sat¨¦lite CHEOPS, que se lanza en 2019", resume Jos¨¦ Luis Pastor, ingeniero aeroespacial de la empresa Iberespacio, en la que trabajan 120 personas. "La estructura se podr¨ªa hacer sin problemas en Madrid. Tambi¨¦n tenemos empresas para la electr¨®nica, las antenas y la radiofrecuencia. Y el instrumento principal, que es el alma de la bestia, se est¨¢ haciendo en Suiza, pero el conocimiento acumulado en Madrid permitir¨ªa que tambi¨¦n se hicieran aqu¨ª los instrumentos ¨®pticos", enumera el empleado de esta compa?¨ªa de Torrej¨®n de Ardoz. "Solo en la Comunidad de Madrid tenemos el potencial de hacer sat¨¦lites peque?os y medianos capaces de observar la tierra, con fines cient¨ªficos y tecnol¨®gicos".
En Madrid, las empresas que se dedican al espacio se distribuyen formando una pir¨¢mide. En la base hay talleres casi artesanales. Iberespacio, por ejemplo, dispone de un equipo de costureras especializadas en los complejos patrones con los que construye mantas t¨¦rmicas de 50 capas; o interrumpe la producci¨®n de unos fabricantes de ventanas de aluminio cada vez que necesita los tubos extruidos que le han llevado a firmar contratos con el ej¨¦rcito alem¨¢n ¡ªpara hacer sat¨¦lites militares¡ª; la agencia espacial europea ¡ªpara participar en una misi¨®n a Marte¡ª; y sus clientes estadounidenses ¡ªque exigen que cada departamento de la compa?¨ªa se abra con un sistema de identificaci¨®n dactilar¡ª.
APORTACIONES DE LA INDUSTRIA ESPACIAL MADRILE?A A LOS SAT?LITES DE HISPASAT
En el siguiente escal¨®n est¨¢n las empresas de tama?o medio, que gestionan los sat¨¦lites desde la tierra ¡ªpor ejemplo, GMV¡ª. En medio, las que se han especializado ¡ªcomo Sener, que destaca en mecanismos e ingenier¨ªa; o Tryo, que lo hace en antenas de radiofrecuencia y microondas para sat¨¦lites¡ª. Y en el v¨¦rtice, los gigantes: la antigua CASA, ahora Airbus Defence and Space Espa?a; Thales, Hisdesat o Hispasat.
"Si tuvi¨¦ramos una agencia espacial espa?ola, cuidar¨ªa mucho nuestra gran debilidad, que es que nadie coordina esto desde arriba. ?Hasta Ecuador tiene!", lamenta V¨ªctor Rodrigo, que fue director general de Airbus-Crisa y gestion¨® proyectos para misiones tan importantes como Roseta, la Estaci¨®n Espacial Internacional, el lanzador Ariane 5 o la exitosa misi¨®n a Marte del rover Opportunity. "Y si Espa?a no hace esa agencia espacial nacional, habr¨ªa que hacer una agencia espacial madrile?a", sigue este ingeniero jubilado, que recuerda que Francia, Alemania o Italia s¨ª tienen sus propias unidades. "Parece una tonter¨ªa, pero en B¨¦lgica existe algo similar: la agencia valona, en Lieja, con la suficiente entidad para hablar de t¨² a t¨² con la agencia espacial europea, de lo que sacan un partido tremendo para desarrollar la industria", a?ade. "Falta pol¨ªtica a largo plazo".
"Madrid es ya uno de los tres polos de la industria m¨¢s importantes a nivel europeo", puntualiza Eugenio Font¨¢n, gerente el Cluster Aeroespacial de la Comunidad de Madrid, que compite en importancia con Toulouse (Francia) o Darmstadt (Alemania). Las exportaciones representan el 80% de la facturaci¨®n del sector, que es tres veces m¨¢s productivo que la media espa?ola. El 12% de sus beneficios se dedican a I+D, seg¨²n la Comunidad. Y las compa?¨ªas no se radican solo en la capital. Brotan por toda la regi¨®n. Igual que Iberoespacio est¨¢ en Torrej¨®n, otras empresas han echado ra¨ªces en Getafe o San Fernando. Y en Tres Cantos, al norte, hay un peque?o Silicon Valley de 8.400 metros cuadrados con decenas de firmas punteras.
Sener, la responsable del mecanismo de apuntamiento de la antena transmisora del Curiosity, es una de ellas. "La antena recibe ¨®rdenes todos los d¨ªas y env¨ªa los datos a la tierra. Si falla, se acaba la misi¨®n", resume Diego Rodr¨ªguez, director de Espacio y Defensa de la empresa, que tambi¨¦n fabrica telescopios que pueden fotografiar la tierra con precisi¨®n nanom¨¦trica desde 650 kil¨®metros, adem¨¢s de software y componentes para la caja de control, el cerebro del sat¨¦lite.
Esas piezas de alta tecnolog¨ªa deben resistir a los 500 grados de la ¨®rbita de Mercurio o al fr¨ªo intenso del espacio m¨¢s profundo. En consecuencia, se prueban de manera rigurosa. En los laboratorios de Sener, unos cristales protegen al espectador del trabajo de la m¨¢quina encargada de sacudir las piezas como si estuvieran en un cohete. Un martillo las golpea con fuerza, para simular la explosi¨®n que libera al sat¨¦lite camino del espacio. Deben durar 15 a?os, vida media de una misi¨®n. Todas valen millones.
"El grado de fiabilidad es esencial y debe ser muy alto", comenta Rodr¨ªguez. A su lado, un ingeniero comenta: "Da miedo ver vibrar la caja y el ruido que hace".
120 millones de euros
GMV est¨¢ a pocos metros de Sener. En la capital tiene unos 1.000 empleados y ofrece servicios como sistemas de controles orbitales o simuladores para misiones en el espacio. Naci¨® en Madrid en 1984 y hoy es una multinacional. Tuvo un papel clave en la misi¨®n del Rosetta y ahora ayuda a desarrollar Galileo, un trabajo de extrema relevancia, ya que pretende dotar a la UE de un sistema GPS propio y no dependiente del de Estados Unidos, lo que puede trascender la esfera civil.
"Es la primera infraestructura europea", recuerda Jorge Potti, director general de Espacio en GMV, quien reconoce que "toda misi¨®n en el espacio puede tener un potencial desde el punto de vista de la defensa".
El l¨ªmite de las empresas madrile?as no est¨¢ en el cielo, sino en la tierra. De las tres barreras que impiden el acceso al espacio, hasta ahora solo han logrado superar dos.
La primera es t¨¦cnica, y supone transformar en un sue?o lo que los ingenieros describen como "una pesadilla": que sus productos resistan a la hecatombe de un lanzamiento espacial, cuando las fuerzas de la naturaleza luchan con la energ¨ªa de los dioses para que los componentes se muevan en direcciones opuestas. La segunda es econ¨®mica: los esc¨¢neres que auscultan la perfecci¨®n de los tubos de Iberespacio para asegurarse de que no se desv¨ªan ni un mil¨ªmetro cuestan m¨¢s de 150.000 euros; los gigantescos hornos y las c¨¢maras de vac¨ªo plateadas que se acumulan en sus naves se acercan a los 400.000; y todos los habit¨¢culos de la f¨¢brica tienen un caro sistema de filtrado del aire para garantizar que las bacterias de la tierra no llegan a otros planetas. La tercera barrera tiene car¨¢cter casi pol¨ªtico: lanzar un sat¨¦lite al espacio cuesta entre 30 y 120 millones de euros. Requiere, dicen los expertos, del esfuerzo entero de un pa¨ªs.
Mientras, las firmas que trabajan en Madrid pueden presumir de haber dejado su huella en misiones de la NASA y de su hom¨®loga europea, la ESA. En 2019 y 2020 tienen previstos lanzamientos que amenazan con convertir en realidad las pel¨ªculas de ciencia ficci¨®n, como el del CHEOPS, que bucear¨¢ por el espacio a la caza de planetas extrasolares. Y sus directivos miran expectantes hacia el ministerio de Ciencias, donde ahora manda un astronauta, Pedro Duque, que trabaj¨® en una de las empresas madrile?as. El curr¨ªculo del ministro resume lo que est¨¢ ocurriendo en la regi¨®n. Ya no se pasa de Madrid al cielo. Se va de Madrid al espacio.
El segmento terrestre, otro activo estrat¨¦gico
Todo lo que envuelve al sector espacial tiene una derivada terrestre. Se trata de antenas gigantes que captan se?ales enviadas por sat¨¦lites y sondas cada minuto, y centros operativos de control que recopilan los datos antes de entregarlos a ingenieros y cient¨ªficos. Madrid es una de las pocas regiones europeas que cuenta con este segmento estrat¨¦gico, adem¨¢s de ser puntera en la fabricaci¨®n de los sat¨¦lites, tal y como demuestran las 30 antenas de control que tiene Hispasat en Arganda del Rey, las instalaciones de la NASA y las de su hom¨®loga europea, ESA, que operan en la Comunidad.
"La antena m¨¢s grande tiene 16 metros de di¨¢metro y es capaz de enviar una se?al a m¨¢s de 38.000 kil¨®metros de distancia con una gran potencia. Las m¨¢s peque?as son antenas de recepci¨®n de entre 40 y 70 cent¨ªmetros de di¨¢metro, similares a las que se instalan en los hogares para ver la TV por sat¨¦lite", enuncia Antonio Abad, director t¨¦cnico y de operaciones de Hispasat.
El centro en Arganda de Hispasat trabaja 24 horas al d¨ªa, todos los d¨ªas de la semana. Desde ah¨ª env¨ªan y reciben se?ales a su flota de sat¨¦lites. Ajustan la posici¨®n de los artefactos para evitar que la presi¨®n de la radiaci¨®n solar y la atracci¨®n asim¨¦trica de la gravedad terrestre ¡ªla Tierra no es una esfera perfecta¡ª no los desv¨ªe. Hasta su muerte, cuando los lanzan a unos 300 kil¨®metros por encima de la ¨®rbita geoestacionaria, evitando la acumulaci¨®n de basura espacial.
"La operaci¨®n de los sat¨¦lites es fundamental para asegurar la calidad de los servicios de telecomunicaciones y exige un exhaustivo control de los mismos. Pero tan importantes como las antenas, son los ordenadores que los gestionan", a?ade Abad.
Aqu¨ª entran en juegos otros actores de la industria espacial madrile?a, como GMV, el primer proveedor del mundo de sistemas de control en tierra. Esta multinacional, que colabora con el Ej¨¦rcito espa?ol, trabaja en varias misiones espaciales europeas. Entre ellas, la de defensa planetaria Hera, cuyo objetivo es encontrar un m¨¦todo para desviar la trayectoria de asteroides que pueden impactar contra la tierra.
GMV tambi¨¦n se encargar¨¢ del segmento de control en tierra del sistema europeo de navegaci¨®n por sat¨¦lite Galileo, cuyos algoritmos y software tendr¨¢n sello madrile?o. "En esta misi¨®n nuestra responsabilidad es de primer nivel en el segmento terreno de control y en el procesamiento de la se?al", afirma Jorge Potti, director general de Espacio en GMV.
"El segmento terrestre, o downstream, representa el 95% de todo el negocio espacial", detalla Eugenio Font¨¢n, gerente el Cluster Aeroespacial de la Comunidad. Y en este ¨¢mbito Madrid goza de una posici¨®n envidiable. La NASA tiene en Robledo de Chavela una de sus tres bases de seguimiento aeroespacial. Y el centro de la ESA en Villanueva de la Ca?ada trabaja codo con codo con la Comunidad para sus proyectos de I+D.
Las instalaciones de la ESA son un gran "activo estrat¨¦gico", argumenta Font¨¢n. Sus antenas pueden recibir se?ales desde hasta 57 millones de kil¨®metros (la distancia de Marte). Adem¨¢s, albergan centros de operaciones cient¨ªficas y archivos sobre el planeta rojo y Venus. La ESA de Madrid tambi¨¦n participar¨¢ en el impulso de la futura misi¨®n del Cop¨¦rnico, que, a trav¨¦s de seis sat¨¦lites Sentinel, quiere alcanzar una observaci¨®n terrestre de alta calidad cuyos resultados sean accesibles libremente por la comunidad cient¨ªfica.
Sus datos, de hecho, son p¨²blicos. Un aspecto que muchos ignoran, pero que permite a investigadores y ciudadanos acceder a informaci¨®n en bruto muy valiosa. "Nos entrevistamos con muchas peque?as empresas que, a trav¨¦s de algoritmos, son capaces de desarrollar ideas innovadoras", recalcan en el Cluster madrile?o.
As¨ª, otra vez, p¨²blico y privado se juntan en la pir¨¢mide de la industria espacial madrile?a que, pilotada por los gigantes, se vertebra gracias a peque?as y medianas empresas. A la espera de que sus actividades y descubrimientos lleguen a la opini¨®n p¨²blica y se consolide esta fuerte conexi¨®n entre el espacio y Madrid.
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