El club ¡°sin goma¡± se queda sin castigo
Un burdel de la trama Carioca de Lugo donde trabajaron dos menores atra¨ªa clientes de avanzada edad. El due?o aleccionaba a las mujeres: "Son de aldea, est¨¢n limpios". La causa ha sido archivada
¡°La palabra de una puta no tiene la misma credibilidad que la de un agente del orden¡±, ¡°si vende su cuerpo por dinero, ?qu¨¦ m¨¢s puede ser capaz de hacer por unos billetes?¡± En plena ebullici¨®n de la Operaci¨®n Carioca, con la detenci¨®n de varios mandos de la Guardia Civil de Lugo por su estrecho v¨ªnculo con los due?os de los burdeles, en los foros de internet frecuentados por agentes del instituto armado se le¨ªan comentarios de este nivel. Uno de los clubes investigados era el Liverpool, un antro del municipio lucense de O Corgo con una serie de caracter¨ªsticas que, seg¨²n las testigos de la trama, lo hac¨ªan muy especial. La clientela habitual eran hombres de avanzada edad que no quer¨ªan saber nada de preservativos. El due?o del prost¨ªbulo, una casa aislada de dos plantas donde tal y como describ¨ªan las v¨ªctimas reinaban la suciedad y las pulgas, animaba a las mujeres a hacerlo "sin goma" porque estos caballeros no padec¨ªan "ning¨²n tipo de enfermedad".
"T¨² puedes follar con los viejos sin cond¨®n, que en 30 a?os que lleva abierto el local nunca hubo un problema con ellos"; "son se?ores de aldea, est¨¢n limpios", afirma la juez Pilar de Lara que inculcaba el propietario a las trabajadoras, en el auto de archivo de la causa al que se ha visto obligada tras una pol¨¦mica decisi¨®n de la fiscal¨ªa de Lugo. Despu¨¦s de una d¨¦cada, el mayor sumario sobre prostituci¨®n que se ha instruido en Espa?a enfila en estos ¨²ltimos meses de a?o la ruta del banquillo, pero entre su medio centenar de piezas separadas es probable que varias caigan por el camino como la del Liverpool, donde seg¨²n los investigadores eran explotadas dos menores. Est¨¢ a punto de expirar el plazo de 20 d¨ªas con el que a¨²n contaban las v¨ªctimas, que no est¨¢n personadas, para recurrir el carpetazo, forzado por el ministerio p¨²blico, de estas pesquisas. El auto de archivo es del pasado d¨ªa 8, y el periodo para presentar recursos empieza a correr en el momento en que ellas son notificadas.
Salvo dos miembros de la Guardia Civil de Lugo J.B.R., brigada y jefe del grupo de delitos contra las personas, y A.L.T., cabo del Emume (Equipo Mujer-Menor), que de momento siguen imputados en otras diligencias de la Carioca, los otros cuatro investigados en los hechos del club de O Corgo (un par de guardias civiles, el proxeneta y su pareja) quedar¨¢n ya libres de toda culpa ante el estupor de la Rede Galega contra a Trata si ninguna v¨ªctima da el paso. Los presuntos delitos que se investigaban eran los de abusos sexuales, prostituci¨®n coactiva y lucrativa, inducci¨®n a la prostituci¨®n de menores de edad, tr¨¢fico de influencias, trata de seres humanos para la explotaci¨®n sexual y con deuda, revelaci¨®n de secretos, omisi¨®n del deber de perseguir delitos, cohecho impropio, concertaci¨®n de matrimonios de conveniencia, malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, falsedad, detenci¨®n ilegal y delitos contra la Seguridad Social. Las dos fiscalas que revisaron la causa entienden que los imputados no cometieron hechos punibles y que deben zanjarse las pesquisas.
Algunos de esos supuestos delitos que rastreaba De Lara han prescrito, y la juez acuerda el sobreseimiento libre. Pero en otros casos el archivo dictado por el auto es provisional porque deriva de una interpretaci¨®n legal de la fiscal¨ªa con la que la magistrada est¨¢ en desacuerdo. Son los casos, por ejemplo, de la prostituci¨®n coactiva y del cohecho. De Lara cree que las mujeres ejerc¨ªan la prostituci¨®n empujadas por su desamparo en un pa¨ªs que no era el suyo, su situaci¨®n de pobreza o la amenaza de expulsi¨®n de Espa?a por un proxeneta con buenos contactos en los cuerpos de seguridad del Estado. Estos presuntamente eran agasajados con barra libre, cenas en el club ("costillas, jam¨®n pata negra, pescado") y sexo gratis.
Pero la fiscal¨ªa considera que los regalos eran "tratos de cortes¨ªa que no comprometen la imparcialidad". Los pinchazos y las declaraciones revelan, sin embargo, que algunos guardias sab¨ªan al menos de la existencia de una menor en el club; que asesoraban al due?o en vez de ayudar a las mujeres; y que alguno movi¨® hilos para que Extranjer¨ªa no deportase a la favorita del proxeneta. A la magistrada le parece imposible que el pasaporte de una colombiana de 17 a?os, sobre el que ella misma hab¨ªa falsificado torpemente a boli la fecha de nacimiento (de 1991 a 1990), hubiese pasado por las manos de numerosos agentes especializados sin que nadie, tampoco el jefe del burdel, se diese cuenta.
Seg¨²n las testigos, en el Liverpool hab¨ªa un horario estricto y el due?o indicaba a cada mujer el cliente al que ten¨ªa que arrimarse con un simple gesto. "Acercaba un cenicero", o limpiaba su zona de la barra "con una bayeta", o se tocaba la cabeza si el susodicho era calvo. Al acabar una jornada en la que las mujeres, extranjeras sin papeles, cuentan que no pod¨ªan sentarse para descansar, ni cenar, ni matar el hambre con un chicle, ni beber agua de botella, el proxeneta las reun¨ªa para aleccionarlas. Como si fuera el CEO de una multinacional, E.R.H. les mostraba "de forma comparativa la cantidad de pases realizados por las que acced¨ªan a mantener contacto sexual con o sin preservativo", recuerda la magistrada en un auto de sobreseimiento de 61 folios que describe a fondo la supuesta sordidez de este local. Seg¨²n ¨¦l, explica el escrito judicial, las segundas eran mucho m¨¢s rentables.
La juez habla de "maltrato psicol¨®gico" por parte de E.R.H., que exig¨ªa a las mujeres "un rendimiento desproporcionado" en un trabajo cuyas "ganancias depend¨ªan del n¨²mero de relaciones sexuales que ellas fueran capaces de soportar". "T¨² no sabes trabajar", "das muy poco lucro", relatan algunas testigos c¨®mo las "atosigaba": "Aqu¨ª mandan los clientes, y si el cliente paga puede hacer lo que quiera". El auto habla de "clima de terror": el due?o del establecimiento "se preval¨ªa de la situaci¨®n de necesidad y vulnerabilidad de las mujeres para imponer sus condiciones utilizando m¨¦todos coactivos e intimidadores mucho m¨¢s efectivos que la violencia f¨ªsica". Una de las chicas "lleg¨® a perder 20 kilos" en el tiempo en que hizo plaza en el Liverpool. La mayor amenaza, para ellas, llegaba cuando presuntamente el hombre les espetaba que "iba a mandarles la polic¨ªa para que las expulsara" de Espa?a.
Pilar de Lara discrepa con la fiscal¨ªa e insiste en que aqu¨ª no se puede "hablar de prostituci¨®n ejercida con plena libertad y autonom¨ªa". Las m¨¢s necesitadas, recoge el auto, viv¨ªan en el propio club. Una de ellas asegura que tuvo que marchar por la alergia que le causaban las pulgas. Las camas "estaban apoyadas con ladrillos a la pared", describe otra, y despu¨¦s de cada servicio no hab¨ªa agua caliente para lavarse. Estaba tan fr¨ªa, cuenta una tercera mujer, que sufri¨® una cistitis y en "siete d¨ªas" no pudo trabajar. Seg¨²n su testimonio, el due?o, que a pesar de no tenerlas contratadas exig¨ªa certificados m¨¦dicos y las obligaba a ense?arles el papel higi¨¦nico manchado de sangre para comprobar que ten¨ªan la regla, no le perdon¨® que no diera ganancias durante una semana. "Le prohibi¨® volver a trabajar", recoge el auto de sobreseimiento.
Una adolescente rumana nacida en 1987 "ejerci¨® la prostituci¨®n en el Liverpool desde aproximadamente abril de 2004 hasta fines de 2009". "Durante el primer a?o y medio", recuerda el auto, declar¨® que "fue v¨ªctima de abusos sexuales", "masturbaciones, felaciones y acceso carnal sin preservativo", por parte del jefe. Ella acced¨ªa porque "no ten¨ªa donde caerse muerta", pero el presunto delito de abuso sexual con prevalimiento de superioridad no puede castigarse porque ha prescrito. Numerosos testimonios de mujeres confirman que los agentes de la Guardia Civil ahora liberados de culpa eran habituales del prost¨ªbulo e incluso dispon¨ªan de una puerta trasera para entrar. A dos de ellos las chicas los conoc¨ªan como Los Reyes del Mambo. A uno lo apodaban Macho Man.
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