Encierren a X
Una madre suplica que su hijo de 43 a?os con trastorno de personalidad l¨ªmite y problemas de alcoholismo sea internado en un centro especializado: "Tengo miedo"
Son los a?os ochenta. El escenario, un pueblo con mar. Los retratos dan fe de unas vacaciones veraniegas, el vestigio de que alguna vez vivieron un tiempo entra?able. Pero todo aquello le resulta borroso a Guadalupe. No recuerda con nitidez un instante de gozo, una chispa del calor maternal. Los problemas le han arrebatado los recuerdos felices de una madre y su hijo.
En un barrio de casitas bajas, en ese Madrid que todav¨ªa esconde el pueblo que fue, Guadalupe, viuda desde hace tres a?os, se hace cargo en solitario de X, de m¨¢s de 40 a?os. El muchacho, alto y de m¨¢s de 100 kilos de peso, sufre un trastorno l¨ªmite de personalidad, una enfermedad caracterizada por la inestabilidad emocional y sentimiento de vac¨ªo interno, lo que sumado a un problema de alcoholismo ha convertido la convivencia entre madre e hijo en un infierno.
Son frecuentes las visitas de la polic¨ªa, a quien ella acude cuando no puede controlar m¨¢s la situaci¨®n. Los agentes le han recomendado que presente una denuncia por violencia dom¨¦stica pero lo ¨²ltimo que ella quiere es que su hijo acabe en prisi¨®n. X tiene condenas en firme por acoso e intimidaci¨®n que atestiguan su comportamiento err¨¢tico. Una condena m¨¢s dar¨ªa con ¨¦l en la c¨¢rcel.
La ¨²nica soluci¨®n, a ojos de Guadalupe, es que alguna instituci¨®n se haga cargo de ¨¦l, incluso en contra de su voluntad. Los informes de su psiquiatra, sin embargo, lo desaconsejan. ¡°Est¨¢ bien comprobado la inutilidad de los tratamientos forzosos o involuntarios en esta patolog¨ªa¡±, se lee en un diagn¨®stico fechado en junio de 2018, el m¨¢s reciente.
X fue incapacitado en septiembre de 2010. Desde ese a?o est¨¢ tutelado por la Agencia Madrile?a para la Tutela de Adultos de la Comunidad de Madrid. ¡°Padece un trastorno l¨ªmite de personalidad con rasgos histri¨®nicos, narcisistas y asociales que cursa con car¨¢cter cr¨®nico, persistente e irreversible causando su incapacidad para el autogobierno y la administraci¨®n de sus bienes (...). Son frecuentes las amenazas, gestos o conductas suicidas, ira, que pueden servir para manipular a los dem¨¢s¡±, se explica en la sentencia que confirm¨® el tutelaje.
Al poco tiempo de nacer su hijo, Guadalupe encontr¨® un empleo. Estuvo dedicada a ese oficio hasta que tuvo que dedicar todas sus energ¨ªas a X, que entraba en la adolescencia. Su marido pasaba poco tiempo en casa y dice Guadalupe que no fue plenamente consciente de los problemas del ni?o hasta que se jubil¨®. Su muerte repentina de un ataque de coraz¨®n la dej¨® a ella sola a cargo de un hijo que para entonces ya se negaba a ir al psiquiatra.
X nunca pudo llevar una vida al uso. No acab¨® los estudios de secundaria. De adulto encontr¨® un breve empleo. Pronto tuvo problemas. Llamaba decenas de veces a compa?eros de trabajo, en un comportamiento que los afectados describieron como acoso.
Sin trabajo, dando vueltas por la ciudad se obsesion¨® con la trabajadora de una tienda en 2004. Telefoneaba sin parar al negocio. Se hizo pasar por psic¨®logo para recabar datos personales de la muchacha. Se sucedieron los mensajes intimidatorios, hacia ella y su familia, seg¨²n se recoge en una sentencia judicial. Un auto de alejamiento le prohib¨ªa ir al pueblo en el que viv¨ªa la chica pero la Guardia Civil lo atrap¨® all¨ª montado en un taxi. Fue condenado a un a?o de prisi¨®n por un delito de coacciones.
A lo largo de los siguientes a?os acumul¨® citaciones judiciales por peque?os altercados. En 2009, el asunto se descontrol¨®. Volvi¨® a acosar a una mujer. Le mand¨® correos electr¨®nicos llenos de insultos y amenazas.
El blanco principal de sus amenazas, la empleada de una gran compa?¨ªa, sufri¨® una crisis de angustia que desemboc¨® en un trastorno depresivo. La persecuci¨®n alter¨® su vida hasta el punto de que renunci¨® a su empleo y se march¨® de Madrid. X fue condenado a un a?o y cuatro meses de prisi¨®n, con la eximente incompleta de alteraci¨®n ps¨ªquica.
La Comunidad de Madrid tiene tutelados a 3.350 mayores de edad, por lo que es la entidad con m¨¢s adultos a cargo de toda Espa?a. Son casos de personas con enfermedad mental, discapacidad intelectual o deterioro cognitivo, seg¨²n explica Carolina Garc¨ªa, directora de la agencia para la tutela de adultos. Cuando se le pregunta por el trastorno l¨ªmite de personalidad, Garc¨ªa resalta que se trata de uno de los casos m¨¢s complicados. En general, se?ala, se encuentran con casos en los que los psiquiatras no recomiendan el internamiento.
Guadalupe, despu¨¦s de todo este periplo, cree que el mejor lugar en el que puede estar X, por sus problemas mentales y de alcoholismo, es un centro donde reciba un tratamiento global, no epis¨®dico. ¡°Si tiene que estar por temporadas ingresado, que lo est¨¦. Con medicaci¨®n y terapia adecuada. No pido m¨¢s. La verdad es que tengo miedo. Es horrible que tu hijo pueda hacerte da?o¡±.
Continuos juicios
¡°Lo m¨¢s com¨²n es que estas personas acaben en prisi¨®n porque suelen ir acumulando peque?as condenas y, cuando se suman, acaban cumpli¨¦ndolas todas a la vez. Los jueces no les aplican eximentes porque no son pacientes psic¨®ticos. No cometen grandes delitos, al menos los que est¨¢n bajo nuestra supervisi¨®n, pero s¨ª suelen tener muchos problemas con la justicia¡±, explica Garc¨ªa.
Hasta hace unos a?os, el trastorno l¨ªmite de personalidad no se reconoc¨ªa como enfermedad mental. La investigaci¨®n en Estados Unidos la dio a conocer. Jos¨¦ Luis Carrasco, de la cl¨ªnica Ruber, impuls¨® su estudio en Madrid. Por la tasa de incidencia en urgencias se sabe que la sufre entre el 2 y el 4% de los pacientes de salud mental. ¡°Va muy en relaci¨®n con el estilo de vida de las sociedades modernas. Estos pacientes presentan en muchas ocasiones carencias emocionales desde la infancia. Esos des¨®rdenes van provocando dificultad en la construcci¨®n del yo y la identidad¡±, incide Fernando S¨¢nchez Rodr¨ªguez, responsable de investigaci¨®n y formaci¨®n en las Asociaciones de Trastorno L¨ªmite de Espa?a (Amai TLP).
X arrastra a¨²n tres procesos judiciales. Hace menos de una semana, el 20 de febrero, protagoniz¨® un episodio violento. Por un incidente similar que protagoniz¨® en el pasado, sus tutores decidieron abrir un proceso judicial para tratar de internarlo en la unidad Padre Celedonio del centro asistencial San Juan de Dios, de Palencia. El juzgado lo rechaz¨®. Lo volvieron a intentar en el centro Casta Ar¨¦valo, de ?vila, con id¨¦ntico resultado. Sin el informe positivo del psiquiatra resultaba inviable.
El mi¨¦rcoles pasado, X sali¨® de casa a primera hora de la ma?ana para ir a la consulta del psiquiatra. Regres¨® borracho a media tarde, dando portazos y profiriendo insultos. Lleg¨® la polic¨ªa, que logr¨® calmarlo. Lo trasladaron a un hospital, donde pas¨® la noche.
Guadalupe escribi¨® al d¨ªa siguiente por WhatsApp: ¡°Ya le han dado el alta. Estoy esperando a que me asesoren sobre la orden de alejamiento¡±. Se le pregunt¨® por alg¨²n recuerdo feliz juntos. Respondi¨®: ¡°Viendo las fotos supongo que algunos momentos habr¨¦ tenido pero no los recuerdo. Qu¨¦ fuerte¡±.
¡°No hay ning¨²n f¨¢rmaco que cambie la personalidad¡±
¡°Es una forma de estar en el mundo con desventajas¡±, dice Carlos Arango, jefe del servicio de psiquiatr¨ªa de ni?os y adolescentes del hospital Gregorio Mara?¨®n sobre el trastorno l¨ªmite de personalidad. Arango se?ala que el internamiento en contra de la voluntad de alguien, como lo que solicita Guadalupe en el caso de X, solo debe hacerse en caso de extrema gravedad. ¡°Cuando todo ha fracasado se recurre a lo que es el mal menor, que es el ingreso. Ocurre esto porque no hay ning¨²n f¨¢rmaco que cambie la personalidad¡±, agrega Arango.
El psiquiatra considera esencial la detecci¨®n precoz de estos casos, cuando la personalidad todav¨ªa se est¨¢ moldeando, por lo que ha impulsado el programa Atrapa, enfocado en adolescentes con problemas de conducta.
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