Restauraci¨®n total para el s¨®tano de los horrores
La Universidad Complutense inaugura el vanguardista centro de donaci¨®n de cuerpos, con el que pretende borrar el esc¨¢ndalo de los cad¨¢veres apilados en 2014
El forense abre la puerta met¨¢lica y deja a la vista un espacio as¨¦ptico que huele como la consulta de un dentista: "Antes daba miedo entrar y ahora esto parece futurista".
La Universidad Complutense de Madrid inaugur¨® ayer el nuevo centro de donaci¨®n de cuerpos de la facultad de Medicina, el m¨¢s moderno de Europa. Sobre la instituci¨®n pesaba la losa de haberse desentendido durante a?os de los cad¨¢veres donados a la ciencia, que se apilaban en condiciones insalubres en los bajos del departamento de Anatom¨ªa.
El lugar se dio a conocer en 2014 como el s¨®tano de los horrores tras la publicaci¨®n de unas fotos de los cuerpos amontonados en una habitaci¨®n. Si alguien ten¨ªa en aquellas fechas la intenci¨®n altruista de ceder sus restos mortales a los estudiantes de medicina del futuro, aquello pudo quitarle definitivamente las ganas.
"Necesit¨¢bamos transformar algo que tuvo un impacto horrible en la imagen de la universidad en algo vanguardista, de primer orden", dice Carlos Andradas, rector de la Complutense, durante un paseo por las instalaciones. Andradas a?ade que se ha tratado de un proceso largo y complicado, en el que se ha invertido 1,2 millones de euros y que ha exigido infinidad de permisos por estar ubicado en un edificio hist¨®rico, el pabell¨®n 5, junto al Instituto Anat¨®mico Forense.
El lugar dispone de 2.000 metros cuadrados, en los que se encuentran siete salas de disecci¨®n y cuatro aulas de seminario. Las mesas donde se practican las autopsias lucen relucientes y los frigor¨ªficos, cerrados con candados, albergan los 80 cad¨¢veres disponibles ahora mismo. Los utensilios metalizados llevaban el pl¨¢stico verde que acredita su compra reciente.
Medio millar de alumnos puede estudiar los cuerpos donados a la ciencia al mismo tiempo. B¨¢rbara Castillo, de 25 a?os, lleva puestas unas gafas de aumento. Sobre la mesa, sujeta por tres grandes tornillos, yace la cabeza de un cad¨¢ver. Residente del Gregorio Mara?¨®n en el ¨¢rea de otorrinolaringolog¨ªa, pasa de nueve a seis de la tarde llevando a la pr¨¢ctica sus clases de anatom¨ªa. Podr¨ªa ser una de las alumnas del doctor Tulp, inmortalizado en el cuadro de Rembrandt.
Comenz¨® hace unos d¨ªas con el cuello, que lo fue desmenuzando. Despu¨¦s se ocup¨® de los m¨²sculos de la cara hasta que se anim¨® a quitar la mand¨ªbula. No es la primera vez que trabaja sobre un cuerpo. Ya lo hizo como estudiante durante la carrera, lo que le caus¨® impresi¨®n de primeras. Ahora es todo templanza. "Sin estas pr¨¢cticas de anatom¨ªa sobre cad¨¢veres no podr¨ªas despu¨¦s operar. Es un paso importante antes de enfrentarte a alguien vivo", explica.
El rector resalt¨® que este nuevo espacio, que describi¨® como uno de los m¨¢s punteros del continente, es la culminaci¨®n de un proceso que estall¨® de manera virulenta cuando se hizo p¨²blico el mal estado de las antiguas instalaciones, ahora hace cinco a?os. Una disputa entre miembros de la facultad llev¨® el departamento al colapso: recib¨ªan cuerpos que no ten¨ªan d¨®nde guardar. Andradas reconoci¨® que aquello se trat¨® de un mazazo para la imagen p¨²blica de la instituci¨®n.
Control exhaustivo
"Esto es pasado y no volver¨¢ a repetirse. Hay un control exhaustivo para cumplir los protocolos m¨¢s exigentes", asegur¨®. El CDC sirve de pr¨¢ctica para alumnos de ocho titulaciones, siete de ellas de ciencias de la salud. M¨¢s de 1.500 alumnos de grado y 200 de posgrado realizan aqu¨ª horas de vuelo antes de ponerse a los mandos de un avi¨®n de verdad. Tambi¨¦n servir¨¢, explican los responsables del centro, para desarrollar nuevos tratamientos m¨¦dicos y forenses, t¨¦cnicas quir¨²rgicas y dispositivos biom¨¦dicos.
Los cuerpos donados se conservan en formol. Sirven para formar a los estudiantes de medicina. Supone inspeccionar a los muertos para mejorar la vida de los vivos. "Donar tu cuerpo supone un acto de generosidad para las siguientes generaciones. Es la ¨²nica decisi¨®n en la vida en la que pensamos m¨¢s all¨¢ de nuestros hijos o nuestras parejas", reflexiona Teresa V¨¢zquez, directora del centro.
Acabada la visita, una empleada reparti¨® el siguiente formulario: "Si usted desea donar su cuerpo para la ciencia, la siguiente informaci¨®n le explicar¨¢ el procedimiento". Se advierte de que hay que informar "debidamente" a los familiares, amigos o personal sanitario (en caso de hospitalizaci¨®n), que quedan encargados de avisar inmediatamente despu¨¦s del fallecimiento al centro. Servicio 24 horas. La muerte no descansa.
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