Madrid se encalla y mantiene el tiro de pich¨®n
Los animalistas consideran este deporte una pr¨¢ctica salvaje. Canarias, Catalu?a, Murcia, Baleares y La Rioja lo han erradicado ya de sus leyes de protecci¨®n animal
Del criadero, al campo de tiro. El tiro de pich¨®n va muriendo poco a poco en el resto del mundo, menos en Madrid, donde esta modalidad de la caza se mantiene f¨¦rrea. La capital no solo es el centro de Espa?a donde se organiza esta pr¨¢ctica, tambi¨¦n del mundo, con campeonatos nacionales e internacionales. ¡°Se ha convertido en el germen del mal, y del maltrato animal¡±, lanza B¨¢rbara Fern¨¢ndez And¨²jar, de la asociaci¨®n Mis amigas las Palomas (MALP). Miles de aves nacen y mueren con un mismo fin: ser tiroteadas. Las que tienen suerte, mueren en el acto. Las que no, caen fuera del radio del campo, heridas, y son abandonadas durante d¨ªas. Sin comida, sin agua y llenas de perdigones. El Consejo Superior de Deportes califica esta pr¨¢ctica modalidad deportiva.
El tsunami contra el tiro de pich¨®n se ha ido extendi¨¦ndose por toda Espa?a. Conforme las comunidades aut¨®nomas han ido rehaciendo sus leyes de protecci¨®n animal, han eliminado esta pr¨¢ctica, considerada cruel e innecesaria. Canarias lo hizo en 1991, le sigui¨® Catalu?a, en 2003, despu¨¦s Murcia, Baleares y Galicia, en 2017 y La Rioja en 2018. Madrid, sin embargo, se qued¨® atr¨¢s. En Europa, a lo largo de este ¨²ltimo siglo, se ha ido prohibiendo en todos los pa¨ªses -menos en Portugal, adem¨¢s de en Espa?a- gracias a las reivindicaciones de los animalistas. Y solo cinco pa¨ªses m¨¢s en el mundo lo practican: M¨¦xico, algunas provincias de Argentina, algunos estados de EE UU, Egipto y Brasil.
La capital espa?ola tuvo la oportunidad de unirse a la vanguardia y erradicar esta modalidad de la caza hace tres a?os, cuando la asamblea regional elabor¨® una nueva ley de protecci¨®n animal, la 4/2016. Pero Ciudadanos, en un quiebro de ¨²ltima hora, se ech¨® para atr¨¢s y traicion¨® a Podemos y PSOE, con quien hab¨ªa pactado el voto previamente. Desde entonces, el tiro de pich¨®n se mantiene en un limbo legal.
Han pasado tres a?os desde aquella traici¨®n de Ciudadanos y ahora, con dos de retraso, est¨¢ a punto de salir el reglamento que especifica c¨®mo desarrollar esa ley. En la anterior normativa, la de 1990, exist¨ªa un apartado de excepcionalidad en el que se permit¨ªa realizar tiradas de palomas y codornices en momentos puntuales. ¡°Lo que pasa es que no ten¨ªa nada de excepcional y hab¨ªa manga ancha¡±, explica Alejandro S¨¢nchez, diputado de Equo, que vivi¨® aquel momento en primera fila. ¡°As¨ª que cuando est¨¢bamos debatiendo la ley de protecci¨®n animal yo inclu¨ª en el texto la prohibici¨®n expresa del tiro de pich¨®n y la del circo con animales, por ejemplo. Estaba hecho porque lo hab¨ªamos pactado, menos con el PP, claro, y en el ¨²ltimo momento Enrique Veloso, de Ciudadanos, se ech¨® para atr¨¢s¡±. ¡°Nosotras est¨¢bamos all¨ª, en el Pleno, porque hab¨ªamos ido a celebrar ese hecho hist¨®rico. Veloso me lo hab¨ªa prometido a m¨ª, a la cara, y la cara se me qued¨® de tonta¡±, cuenta Fern¨¢ndez And¨²jar, de 35 a?os, presidenta y fundadora en 2009 de la organizaci¨®n animalista y activista durante las horas libres que le deja su trabajo de inspectora en el Consejo de Seguridad Nuclear.
Aquella decisi¨®n dio paso a la ¡°alegalidad¡±. La excepci¨®n de la ley de 1990 desapareci¨® del texto, pero en su lugar no apareci¨® nada. Ni prohibici¨®n expresa. Ni continuidad. ¡°Eso da pie a una interpretaci¨®n de la ley en funci¨®n de qui¨¦n est¨¦ en el poder. Para m¨ª, leyendo la normativa, es ilegal, pero sigue pasando y nadie hace nada. Y no espero que el reglamento que se va a publicar ahora lo arregle. No va a aparecer nada al respecto¡±, se lamenta el diputado de Equo.
¡°Ganamos por un voto¡±, recuerda Camilo Hurtado, delegado del ¨¢rea de caza lanzada de la Comunidad de Madrid. ¡°Tengo un amigo dentro de la asamblea que me fue contando todo al minuto, y en realidad los pol¨ªticos votan por desconocimiento. Hubo un momento que pretend¨ªan mantener el tiro al vuelo y quitar la lanzada. La diferencia es que en la modalidad del vuelo se lanza a los p¨¢jaros con una m¨¢quina, y en la lanzada es una persona quien lo hace. Pero son animales igualmente. O lo quitas todo o no quitas nada¡±, se queja el cazador. ¡°?Y por qu¨¦ pretend¨ªan dejar una cosa y quitar la otra? Pues claramente porque el tiro al vuelo es el que se practica en el campo de tiro de Somontes con la cream de la cream. Ellos pueden pagar hasta 2.000 euros por una inscripci¨®n para una tirada. Tienen dinero y tienen poder. Los que hacemos la lanzada no, pagamos 50 euros en otros campos m¨¢s modestos. Esa es la diferencia¡±.
Al final no prohibieron ni una cosa ni la otra. Y los cazadores respiraron tranquilos. Sobre todo los 411 federados en esta modalidad en la Comunidad de Madrid, seg¨²n los datos del Consejo Superior de Deportes de 2016.
¡°Nuestro partido no ha cambiado de criterio¡±, explica Enrique Veloso, el diputado de Ciudadanos que con su voto mantuvo las cosas tal y como estaban. ¡°Estamos en contra del tiro de pich¨®n pero, al tratarse de animales silvestres, no ten¨ªa sentido incluir su regulaci¨®n en la Ley de Bienestar y Protecci¨®n de animales dom¨¦sticos o de compa?¨ªa. Lo apropiado y necesario es que se regule todo este tipo de pr¨¢cticas mediante una ley de caza propia para la Comunidad de Madrid que ahora no existe¡±.
Mientras tanto, las tiradas contin¨²an. Hurtado lleva 30 a?os practicando el tiro de pich¨®n. Es subcampe¨®n del mundo de esta modalidad y dice, resignado, que sabe que poco a poco ir¨¢ desapareciendo ¡°por culpa de los animalistas y los ecologistas, que nos van arrinconando¡±. Cuenta que el a?o pasado, en la regi¨®n madrile?a se celebraron cinco tiradas de palomas y cinco de codornices. Este a?o, sin embargo, se ha organizado una de cada modalidad. ¡°As¨ª que este fin de semana me ir¨¦ a Toledo. Somos 70 participantes, y a cada tirador le corresponden 10 p¨¢jaros. Compramos 700 y si sobran los devolvemos¡±. Fern¨¢ndez And¨²jar, sin embargo, niega la mayor. ¡°Ya nos gustar¨ªa que hubiera tan pocas tiradas. Pero no es verdad. En unas vacaciones m¨ªas de 10 d¨ªas estuve manifest¨¢ndome en tres campos de tiro donde realizaban tiradas. En solo 10 d¨ªas. El n¨²mero al a?o es elevad¨ªsimo, pero no lo cuentan para que no vayamos a protestar¡±.
Cada paloma cuesta entre 2,70 y 4 euros, ¡°dependiendo de la calidad¡±, y la codorniz, unos 2,5. Hurtado reconoce que las suelen adquirir en criaderos. ¡°Si erradican el tiro de pich¨®n tambi¨¦n acabar¨¢n con el trabajo de una familia de 13 personas en Madrid, que se dedica a criar palomas para nosotros¡±.
Para la presidenta de MAPL, precisamente esa es una de las claves del maltrato y que echa por tierra el argumento esgrimido por Ciudadanos: los criaderos. ¡°Es importante porque eso significa que son animales de granja, no son silvestres y no han nacido en libertad, y hace que el hecho en s¨ª sea m¨¢s cruel si cabe, por la indefensi¨®n a las que est¨¢n sometidos. Algunas aves no han visto la luz del sol. A veces ni llegan a volar. Adem¨¢s, hay platos de tiro que venden en el Decatl¨®n por 10 c¨¦ntimos. Que practiquen con eso¡±, argumenta. Ante esa cuesti¨®n, Hurtado se muestra escueto: ¡°Es completamente distinto para nosotros disparar un plato que un animal vivo. Es menos vistoso. La sensaci¨®n es diferente¡±.
Independientemente de las sensaciones, lo importante al final radica en la norma. Las leyes de protecci¨®n del animal dom¨¦stico o de compa?¨ªa auton¨®micas, como la madrile?a, excluyen animales silvestres y actividades cineg¨¦ticas. ?Qu¨¦ pasa con el tiro de pich¨®n? ¡°Lo mismo que con los animales dom¨¦sticos, pues no son silvestres ni es una actividad cineg¨¦tica. Al igual que en Murcia o Galicia, s¨ª ten¨ªa cabida su prohibici¨®n en la ley 4/2016 de protecci¨®n animal de Madrid, como est¨¢ ocurriendo en todas las comunidades aut¨®nomas. Incluso en la ley valenciana de caza viene expl¨ªcito que el tiro al vuelo no es caza. Lo que pas¨® es que Ciudadanos cedi¨® a presi¨®n de los campos de tiro madrile?os, de la propia Federaci¨®n Espa?ola de Caza y del PP¡±.
En Madrid hay cuatro campos de tiro donde se practicaba este deporte hasta el a?o pasado: Somontes, Villarejo de Salvan¨¦s, Caraba?a y Aranjuez. En este ¨²ltimo, seg¨²n explica Hurtado, han dejado de organizar tiradas porque ¡°los due?os estaban hartos de las denuncias de los animalistas. Es muy inc¨®modo, vienen y nos insultan. Y nosotros adem¨¢s vamos armados con escopetas¡±.
¡°Somos pocos los que vamos a protestar, pero hacemos ruido¡±, reconoce la presidenta de MALP. ¡°En una ocasi¨®n, en 2015, grabamos al expresidente de la federaci¨®n madrile?a de caza, Nicanor Ascanio Domingo, pisoteando vivas a varias palomas que no hab¨ªan muerto de los perdigonazos. Y ahora est¨¢ pendiente de juicio por incurrir en un delito de maltrato animal seg¨²n el C¨®digo Penal. Si va a haber juicio es porque no es un animal silvestre, como el zorro maltratado por un cazador que se hizo viral hace poco. Y no s¨®lo se viola el C¨®digo Penal, se infringen numerosas leyes, y as¨ª lo hemos denunciado ante todos los organismos p¨²blicos implicados, pero ninguno est¨¢ dispuesto a asumir competencia ni responsabilidad. ?C¨®mo es posible que se permita esto en una regi¨®n con seis millones y medio de habitantes cuando solo hay unos 400 federados?¡±.
La respuesta a esa pregunta sigue sin respuesta. La alegalidad del tiro de pich¨®n en la Comunidad de Madrid permite que entre lanzaderos y animalistas mantengan su propia guerra en las puertas de los campos de tiro. ¡°Es una pr¨¢ctica a extinguir¡±, reconoce ahora Veloso. Pero su voto no lo permiti¨®.
Un siglo de tiradas
El tiro al vuelo naci¨® en Inglaterra a principios de siglo XX, donde est¨¢ prohibido desde 1930. En Espa?a, la modalidad lanzada -a mano- comenz¨® en Valencia y a hoy tiene especial incidencia en la Comunidad Valenciana, Madrid y Andaluc¨ªa.
En una tirada, las palomas y las codornices pueden lanzarse de dos formas, a mano -a trav¨¦s de un "colombaire"- y con una m¨¢quina, que a su vez tiene dos modalidades. En una, colocan las aves dentro de una caja al fondo de una pista, y cuando abren las puertas y echan a volar son tiroteadas. En la otra, introducen al animal en un tubo conectado a un motor de aire comprimido que lo proyecta a una velocidad entre los 30 y los 200 kil¨®metros por hora. Salen disparadas como pelotas de tenis. A veces, aturdidas, no les da tiempo a echar a volar. "Pero nosotros no creemos que incurramos en maltrato animal. De hecho, en otras comunidades se les arranca las plumas de la cola antes de lanzarlas para que la direcci¨®n del vuelo sea m¨¢s inesperada. Nosotros eso no lo hacemos". Fern¨¢ndez And¨²jar prefiere no contraargumentar.
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