¡°Del dolor f¨ªsico al dolor emocional¡±: carta abierta de un trabajador del Samur Social
"Si fuera doctor y esta familia hubieran venido por un dolor en una pierna, les habr¨ªa auscultado y recetado una medicaci¨®n, pero vinieron pidiendo un lugar donde dormir junto a un dolor emocional que no pude aliviar"
[Trabajadores del Samur Social han vuelto a denunciar tener que dejar en la calle a familias con ni?os. Uno de ellos, que pide no ser identificado, ha querido compartir esta carta abierta sobre la impotencia que sienten los trabajadores ante la falta de medios]
Existen el dolor f¨ªsico y el dolor emocional. Aunque parezca contrario a la l¨®gica, el segundo resulta, en ocasiones, m¨¢s doloroso que el primero, menos tangible, menos controlable y al que a d¨ªa de hoy y afortunadamente, no se le puede administrar un medicamento que elimine definitivamente su presencia.
La primera imagen que vi fueron 5 maletas, que si pudi¨¦ramos radiografiarlas de un vistazo y ver su contenido, ver¨ªamos ropa y pa?ales, junto a objetos que les recuerdan continuamente de donde huyen y porque. Ver¨ªamos un cierto desorden, producido, no por dejadez, sino por la prisa de quien huye de su casa, de su barrio, de su otra parte de la familia. Sus ¨²nicos ahorros tienen forma de billete de avi¨®n para cuatro y perder ese avi¨®n, seria m¨¢s que nunca, perder ese tren que pasa solo una vez en la vida.
Muchas emociones mezcladas, y el avi¨®n ya se encuentra a 10.000 pies de altura, desde donde todo se ve con perspectiva y los problemas de nuestro a d¨ªa a d¨ªa se ven diminutos y est¨²pidos. Dicen que viajar y conocer otras culturas, te enriquece, por supuesto, pero viajar en avi¨®n tiene un plus, esa mirada desde la ventanilla que nos sit¨²a, aun volando a 500 km por hora.
En una de sus mochilas observo tristeza por lo dejado atr¨¢s. Hay ira, porque la injusticia social, causa mucha ira. Hay miedo por no saber d¨®nde van a dormir esa noche y no saber qu¨¦ responder a sus dos hijos. En otro momento mi funci¨®n como trabajador social seria facilitarles un alojamiento temporal y cubrir sus necesidades b¨¢sicas, especialmente por la presencia de menores, es decir, tener algo que comer, un lugar donde asearse, un espacio donde jugar y un techo bajo el que dormir, pero hoy, como ayer, esta todo completa, no hay ninguna plaza libre. De producirse esta situaci¨®n debo decirles que se marchen y duerman en la calle ?Te acuerdas de esa reclamaci¨®n que pusiste en esa tienda porque no te daban lo que cre¨ªas que era justo?
Se me ha olvidado decirte que cuando anot¨¦ los datos de sus pasaportes, vi que la menor de sus hijas, cumpl¨ªa 5 a?os. Si fuera doctor y esta familia hubieran venido por un dolor en una pierna, les habr¨ªa auscultado y recetado una medicaci¨®n, pero vinieron pidiendo un lugar donde dormir junto a un dolor emocional que no pude aliviar, no denunciable ante un juzgado por negligencia social a los responsables de esta escasez de recursos, como el que denuncia por una mala praxis en quir¨®fano, pero no somos conscientes que esta situaci¨®n tambi¨¦n es una urgencia vital, irreparable, y que deja cicatriz en el coraz¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.