Edificio (Historia de) Espa?a
Renace el rascacielos cuya biograf¨ªa se ha empe?ado en hacer honor a su nombre
A la guasa patria, tendiente a la hip¨¦rbole, cualquier cosa le parece Historia de Espa?a. Solo hace falta entrar en Twitter para comprobarlo. Que Rosal¨ªa se lleva un premio: ¡°Historia de Espa?a¡± (lo es, en cierto modo). Que dos concursantes se pelean en un reality de Telecinco: ¡°Historia de Espa?a¡±. Y mientras tanto al Edificio ?dem, de tantos a?os callado, le cuesta recordarnos que su biograf¨ªa se ha empe?ado en hacer honor a su nombre. El rojo del ladrillo que se intercala en su fachada con el tono gualdo de la piedra caliza lo deja claro.
Con sus impresionantes hechuras de veintitantos pisos de altura, no es dif¨ªcil imaginar el s¨ªmbolo de progreso y poder que representaba en el Madrid de los 50. Pero ya hace mucho que dej¨® de ser protagonista del d¨ªa a d¨ªa de la ciudad. No importa ni d¨®nde se encuentra ni lo impresionante que sea su arquitectura, ha estado tanto tiempo en horas bajas que se ha convertido en un gigantesco fantasma. Se fue quedando p¨¢lido y demacrado como el hombre deprimido que termina siendo invisible para su entorno. Ahora vuelve a lo grande, con hotelazo y skybar de los de hacerse selfi y una buena cola en la entrada a lo Primark.
Se gest¨® en pleno franquismo para ser lo mejorcito de Europa, erigiendo un mensaje de ¡°todo va bien¡±. Y se las apa?¨® para no perderse los a?os de La Movida. Quiz¨¢ no lleg¨® a ver las barbaridades que ha visto el Hotel Chelsea hacer a los m¨²sicos de Nueva York, pero aloj¨® en sus viviendas a alg¨²n que otro genio maldito del cine espa?ol. Dicen que tambi¨¦n a esp¨ªas. A saber qu¨¦ han presenciado los dioses desnudos del mural de su entrada.
Despu¨¦s del estallido de libertad, empez¨® a pasar las mismas calamidades que un espa?olito medio. A la que se descuid¨®, termin¨® siendo comprado por un se?or llamado Wang y vio c¨®mo a sus vecinos se les colaban los okupas. Porque seg¨²n nos cuenta la nueva-vieja pol¨ªtica, en este pa¨ªs, si te vas de vacaciones, te entran en casa.
Al final, el entra?able rascacielos termin¨® por encontrar su identidad actual del modo en que se hacen las cosas en Espa?a: con el malabarismo inmobiliario de un se?or de Murcia. Siempre le quedar¨¢ el consuelo de no haber acabado como su colega el Windsor, que en paz descanse.
El cine nos ha contado hace no mucho, a trav¨¦s de un documental de David Moreno que hereda el nombre del lugar, la paradoja de un edificio que es una naci¨®n en s¨ª mismo. Ha sido el esfuerzo bab¨¦lico de un mont¨®n de manos de varios colores el que ha reconstruido la mole olvidada. All¨ª dentro, todo era ruina y abandono propios de un accidente nuclear. Su nueva vida comienza siendo fiel a sus leyendas. ?Seguir¨¢ sin haber bot¨®n 13 en el ascensor? ?Se habr¨¢ marchado el esp¨ªritu que habitaba en uno de sus pisos? Ya podemos pasarnos a averiguarlo.
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