Palmo a palmo contra el olvido
La artista conceptual Ann Burke Daly fotograf¨ªa las fachadas de los edificios que sirvieron al franquismo como centros de detenci¨®n y tortura
El franquismo convirti¨® a Madrid en una inmensa c¨¢rcel. Con las instalaciones de La Modelo casi destruidas por la guerra y los reclusos hacinados en Porlier, el r¨¦gimen decidi¨® en 1940 levantar un nuevo penal en Carabanchel (derribado en 2008). En su construcci¨®n, durante cuatro a?os, participaron m¨¢s de mil presos pol¨ªticos encarcelados en Santa Rita, una escuela reconvertida en prisi¨®n. El imponente edificio de ladrillos vistos ubicado en la calle de Eugenia de Montijo volvi¨® a abrir sus puertas como centro educativo en 1966. Sin embargo, pocos conocen el oscuro pasado de este y de otros 20 centros de detenci¨®n y tortura diseminados por la ciudad.
Acabada la Guerra Civil, la Polic¨ªa Militar del Ej¨¦rcito del Centro asumi¨® la tarea de mantener el orden p¨²blico en la capital. Para ello estableci¨® una red de c¨¢rceles: 16 estaban destinadas a hombres y otras cinco a mujeres. La mayor¨ªa de los inmuebles a¨²n contin¨²an en pie. El historiador Antonio Ortiz dedic¨® dos a?os en recopilar la informaci¨®n. Ubic¨® los centros en un mapa y advirti¨® que ninguno estaba se?alizado como antigua c¨¢rcel de la dictadura. ¡°No existe ninguna lista oficial de las personas que pasaron por ellos. Hay que reconstruirlo de forma oral. Son lugares de olvido. Se impone la desmemoria para que la gente no sepa que la democracia se ha construido sobre el esfuerzo de miles de antifranquistas represaliados¡±, explica Ortiz.
Una mujer camina con parsimonia por el barrio de Malasa?a. Se detiene con su c¨¢mara de fotos ante el Convento de las Comendadoras de Santiago, un edificio dise?ado en el siglo XVIII por el arquitecto Francesco Sabatini, y comienza a tomar im¨¢genes de la fachada palmo a palmo. Unos viandantes la observan extra?ados, pero la artista estadounidense Ann Burke Daly sabe muy bien lo que se hace. Su nuevo proyecto, Media vida: una ciencia forense a simple vista, trata de visibilizar esos inmuebles que durante la dictadura sirvieron como centros de tortura. Edificios con los que convivimos, que vemos a diario, pero cuya historia desconocemos.
Ausencia de placas
¡°Descubr¨ª que esos edificios eran centros de tortura y lugares de olvido gracias a una investigaci¨®n con artistas madrile?os con los que trabaj¨¦ en un proyecto anterior¡±, explica Daly, que ha vivido el ¨²ltimo a?o en Madrid. Esta artista conceptual comenz¨® su nuevo proyecto a finales de 2018, aunque previamente, y durante sendas estancias en la ciudad, ya hab¨ªa realizado otros trabajos que tratan sobre la Transici¨®n y La Movida madrile?a. Toma unas mil fotograf¨ªas de cada fachada y luego organiza las im¨¢genes, de unos 50 cent¨ªmetros cada una, como ¡°una gran piel, expansiva y estirada sobre la pared¡± invitando al espectador a ser ¡°un detective en el escenario del crimen¡±.
Daly utiliza una t¨¦cnica de desintegraci¨®n de im¨¢genes que luego reagrupa, un m¨¦todo que comenz¨® a experimentar el a?o pasado durante una residencia en Yaddo, una comunidad de artistas ubicada en Nueva York en la que han trabajado 66 premios Pulitzer. Ya ha fotografiado seis de los 15 centros dedicados a la represi¨®n que siguen en pie en la capital. Entre ellos, la antigua prisi¨®n de mujeres de Qui?ones (actual Monasterio de Nuestra Se?ora de Montserrat) y la Direcci¨®n General de Seguridad, situada en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, hoy sede del Gobierno regional. ¡°No es comprensible que un lugar como el Palacio de Correos, d¨®nde fueron ilegalmente detenidos y torturados estudiantes, militantes y homosexuales, no cuente con una placa en su fachada que explique lo que ocurri¨® all¨ª dentro. La falta de se?alizaci¨®n es una forma de negacionismo¡±, explica Emilio Silva, presidente de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica.
La creadora estadounidense afirma que su trabajo busca despertar conciencias. Sus fotos son retratos de las cicatrices de un lugar con una memoria silenciada. ¡°Las grietas y los resbalones de la percepci¨®n son centrales, porque escenifican una lucha para dar sentido a la historia. Este trabajo es una cartograf¨ªa de silencios¡±, reconoce Daly, que acaba de volver a Nueva York. Su intenci¨®n es volver a Espa?a muy pronto para continuar el proyecto. En trabajos anteriores fue becada por instituciones tan relevantes como el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Massachusetts, Yaddo, el Museo Whitney de Arte Americano, la Universidad de Yale o la fundaci¨®n Andrew W. Mellon.
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