Lujo romano (de hace 20 siglos) en primera l¨ªnea de playa
Cuatro magnates del comercio eligieron la costa de Alicante para construir las ¨²nicas villas mar¨ªtimas con viveros de pescado de todo el litoral de Hispania
Veinte siglos antes de que el alcalde Pedro Zaragoza se inventara el concepto tur¨ªstico de Benidorm, cuatro magnates del comercio romanos eligieron la Costa Blanca alicantina para construir sus villas frente al mar, s¨ªmbolos arquitect¨®nicos de su riqueza. Junto a ellas, adem¨¢s, hicieron fabricar unos viveros de pescado excavados en roca que no solo serv¨ªan de ostentaci¨®n, sino que adem¨¢s les reportaban grandes ganancias. Los restos de estos palacios se encuentran en primera l¨ªnea de playa en X¨¤bia, Calp, El Campello y el Tossal de Manises, germen de la ciudad de Alicante. Son los ¨²nicos ejemplos de este tipo de construcci¨®n en todo el litoral de la Hispania romana.
Las villae marinae, viviendas mar¨ªtimas, eran la m¨¢xima representaci¨®n del poder econ¨®mico en torno a los siglos I y II. Se trataba de aut¨¦nticos palacetes de gran tama?o ¡°con columnatas, balcones y miradores¡± pensados como una ¡°escenograf¨ªa que no solo se pudiera admirar desde tierra, sino tambi¨¦n desde el mar¡±, relata Manuel Olcina, director del Museo Arqueol¨®gico de Alicante (Marq). Pertenec¨ªan a mercaderes de extraordinaria riqueza, ¡°en los casos de J¨¢vea y Calpe, procedente del comercio del vino¡±, ya que la vecina localidad de D¨¦nia era toda una potencia vin¨ªcola. Pero la aut¨¦ntica medida de su fastuosidad son las piscinae, los viveros de peces ¡°que pod¨ªan ser m¨¢s caros que la propia villa¡±. Y cuya existencia es una singularidad del litoral alicantino. No hay m¨¢s en toda la antigua Hispania romana. Ni al norte de X¨¤bia ni al sur de Alicante. Sin embargo, en Italia hay muchos ejemplos, que aparecen dibujados, por ejemplo, en los murales de Pompeya.
El motivo de la exclusividad de la Costa Blanca no est¨¢ claro. ¡°La roca de esta zona es blanda y f¨¢cil de excavar¡±, se?ala Olcina, ¡°pero es igual en otras partes¡±. Quiz¨¢ buscaban las corrientes marinas del Mediterr¨¢neo, o la ¡°estabilidad de las mareas¡± en el litoral alicantino. Puede que los millonarios romanos apreciaran el clima, con veranos e inviernos suaves. ¡°En algunos de los viveros se han encontrado huecos para toldos¡±, describe Olcina. Cabe la posibilidad, incluso, de que se tratara de una ¡°obsesi¨®n¡± de un grupo de empresarios, una especie de ¡°burbuja inmobiliaria¡± ya en los primeros siglos de nuestra era. Tambi¨¦n pudo ser una cuesti¨®n de seguridad. ¡°A mediados del siglo I antes de siglo, los romanos acabaron con la pirater¨ªa¡±, recuerda el arque¨®logo del Marq.
El especialista alicantino indica que algunos de sus compa?eros hablan de otra vivienda similar en Tarifa (C¨¢diz), ¡°pero no est¨¢ tan claro¡±. Primero, porque ya estar¨ªa ubicada en la costa Atl¨¢ntica, donde el efecto de las mareas es mucho mayor. Y segundo, porque en el litoral gaditano exist¨ªa todo un emporio de la salaz¨®n y de la c¨¦lebre salsa garum. Pero las ¡°balsas para la cr¨ªa de pescado¡± y su posterior curaci¨®n en sal son mucho m¨¢s grandes. ¡°Los viveros de la Costa Blanca no pod¨ªan albergar toneladas de peces¡±.
El destino de estas piscifactor¨ªas era otro. Criar pescado fresco para su consumo propio o su exportaci¨®n a mesas de paladar exigente y buen bolsillo. Para ello, se excavaban grandes balsas divididas con compuertas agujereadas de plomo a las que llegaban enormes canales de agua dulce, de hasta 30 metros de longitud, para rebajar la salinidad. As¨ª lo recoge el poeta latino Marcial: ¡°La ca?a del pescador no busca en alta mar su presa, sino que, arrojada desde el dormitorio y a¨²n desde el propio lecho, se ve desde arriba el pez colgado del anzuelo¡±. Seg¨²n el mismo autor, las especies m¨¢s codiciadas eran el rodaballo, la lubina, el m¨²jol y el salmonete, entre otras. El historiador Plinio escribi¨® que las ganancias pod¨ªan alcanzar los 40.000 sestercios anuales, toda una fortuna. Cicer¨®n lleg¨® a acusar a los nobles con piscina de ¡°preocuparse m¨¢s de sus peces que de los asuntos de Estado¡±.
El chal¨¦ del ministro
Durante a?os, la cultura popular atribuy¨® estas construcciones a los ¨¢rabes. ¡°Hist¨®ricamente, se les ha llamado ba?os de la reina mora¡±, dice Olcina, quien decidi¨® estudiar los viveros hace aproximadamente una d¨¦cada. Primero, el de X¨¤bia, ubicado en el punto medio justo de la bah¨ªa, sobre un mont¨ªculo y junto a una fuente de agua dulce. Sobre los restos de esta villa romana construy¨® en torno a los a?os 60 su chal¨¦ el ministro franquista de Hacienda Mariano Navarro Rubio. La vivienda sigue en pie y, a juicio de Olcina, ¡°demuestra el inter¨¦s que ese punto de la costa desierta entre los ricos y poderosos¡±, aun con 20 siglos de diferencia.
Posteriormente, el director del Marq estudi¨® el de Calp, ubicado cerca del Pe?¨®n de Ifach, y despu¨¦s la Illeta dels Banyets de El Campello, un yacimiento perteneciente, al igual que el museo arqueol¨®gico, a la Diputaci¨®n de Alicante. Por ¨²ltimo, ¡°hace un par de a?os¡±, una excavaci¨®n sac¨® a la luz el vivero de Lucentum, el origen romano de Alicante, con vistas al Cabo de las Huertas y a la Serra Grossa alicantina. ¡°Apareci¨® muy sucio, lleno de piedras que hac¨ªan pensar que pod¨ªa ser una antigua cantera¡±. Sin embargo, tras la limpieza realizada por el departamento de Costas y la excavaci¨®n supervisada por el arque¨®logo Joaqu¨ªn Pina, se demostr¨® que ¡°era un vivero que reforzaba la singularidad de esta costa¡±, asegura Olcina.
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