Las guerras del teatro madrile?o
La misi¨®n de los pol¨ªticos no es la del bulldozer, derribar para construir, sino trabajar para subsanar los errores y mejorar lo presente
Fue una de las ruedas de prensa m¨¢s divertidas de la historia. Se presentaba el Centro Internacional de Artes Vivas en las Naves de Matadero, marzo del 2017, con Mateo Feij¨®o al frente, y el grader¨ªo estaba lleno y vociferante como en un espect¨¢culo de lucha libre mexicana. Faltaban los burritos, aunque alguno hab¨ªa. Como sali¨® un rapero, el se?or que yo ten¨ªa al lado se levant¨® ofendid¨ªsimo y se fue como diciendo con el cuerpo ¡°f¨ªjense que me voy¡± (pura performance). Todav¨ªa no hab¨ªa empezado la rueda. Luego comparecieron Feij¨®o y la entonces concejala Celia Mayer (Ahora Madrid): estaban a la defensiva, porque parte del p¨²blico estaba a la ofensiva.
Se hab¨ªan fundado las guerras del teatro madrile?o, entre las ¡°artes vivas¡± (teatro basado en la performance, la danza y la experimentaci¨®n) y el teatro de texto (dizque m¨¢s tradicional, aunque no necesariamente). Se hab¨ªa hecho el cisma entre los modernetes y los cl¨¢sicos, aunque la frontera entre los bandos era difusa, porque ni los todos los unos eran de los unos ni todos los otros eran de los otros. Algunos solo quer¨ªan conservar los sitios donde trabajaban: puro oportunismo, porque la profesi¨®n teatral es muy precaria.
Las cosas siguieron igual cuando Twitter se olvid¨® de la cosa. He visto cosas notables en Matadero: un western de los hermanos Forman, una sesi¨®n de electr¨®nica japonesa, una ¨®pera- tecno-manga-virtual o una versi¨®n de Nietzsche en plan performance y humor de mano del m¨ªtico Circo Interior Bruto.
Se le puede criticar a Feij¨®o que la ciudadan¨ªa percibi¨® que los espacios no estaban lo suficientemente utilizados, en cuesti¨®n de frecuencia de funciones, y que muchas iniciativas participativas, site especific o, directamente, rarunas, eran dif¨ªcil de explicar al p¨²blico, o este no lo supo entender. Pero no hay que tratar al p¨²blico de tonto. Quien lo trata de tonto es Albert Boadella, ex director de los teatros de Canal (de la Comunidad de Madrid), que piensa que ahora solo se ponen all¨ª cosas incomprensibles para sectas progres y experimentales. Quiere satisfacer al ¡°p¨²blico normal¡±, sea eso lo que sea.
Al entonces consejero Jaime de los Santos (un hombre con pocos calcetines, pero con cierta visi¨®n contempor¨¢nea) le present¨® su dimisi¨®n ?lex Rigola, por los sucesos del 1-O en Catalu?a. Natalia ?lvarez sigui¨® al frente y construy¨® una programaci¨®n de referencia internacional y muy querida de cr¨ªtica y p¨²blico. Por ah¨ª pas¨® la obra de 24 horas Mount Olympus de Jan Fabre, y Ang¨¦lica Lidell, y Rodrigo Garc¨ªa, as¨ª como otros artistas de la ¨²ltima contemporaneidad como La Tristura, Cuqui Jerez, La Veronal, Pablo Rem¨®n o El Conde de Torrefiel.
Ahora no se sabe si la nueva consejera Marta Rivera de la Cruz (C¡¯s) quiere acabar con lo que funciona. La misi¨®n de los pol¨ªticos no es la del bulldozer, derribar para construir lo que est¨¦tica o ideol¨®gicamente les parece, sino trabajar para subsanar los errores y mejorar lo presente, si lo presente es bueno. Que, en este caso, lo es.
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