Los testigos y el ADN acorralan al im¨¢n que viol¨® a un menor
El acusado, que afronta 12 a?os de c¨¢rcel por abusos, denuncia una conspiraci¨®n
A las seis de la tarde, el ni?o llega a la mezquita de la calle d¡¯en Serra, en el G¨®tico de Barcelona. Va todos los d¨ªas menos el domingo. Le acompa?a su hermano gemelo. All¨ª reciben, junto a otra docena de menores paquistan¨ªes, clases de Cor¨¢n. Tiene nueve a?os y, por alg¨²n motivo, el profesor se ha fijado en ¨¦l y no en su hermano u otro alumno. Es un im¨¢n joven contratado por la Asociaci¨®n Fezane Madina. Tras las clases, el profesor, que duerme en la mezquita, se lleva al ni?o a solas. A veces a una habitaci¨®n, otras al lavabo. Abusa de ¨¦l. Le obliga a masturbarle, a practicarle felaciones. Le penetra analmente.
Las agresiones se suceden hasta el 24 de noviembre de 2017, cuando el menor re¨²ne el valor suficiente para explicarle a su padre, de camino a casa desde la mezquita, lo ocurrido. Con ayuda de un int¨¦rprete de urdu, el padre detall¨® ayer los sufrimientos del menor en el juicio contra el im¨¢n, que afronta una petici¨®n de 12 a?os de c¨¢rcel por delito de abuso sexual. Si el ni?o no habl¨® antes, dijo el padre, fue porque ¡°estaba muy asustado y ten¨ªa miedo¡±.
Acompa?ado de dos amigos, el padre fue a ver al im¨¢n, Sajjad Muhammad. Seg¨²n explicaron todos ellos en el juicio, reconoci¨® los abusos. Pero cuando el presidente de la asociaci¨®n isl¨¢mica le pregunt¨® por los hechos m¨¢s tarde, los neg¨®. Y a esa misma estrategia de defensa se acogi¨® ayer. Muhammad neg¨® las acusaciones y atribuy¨® la denuncia de la familia a una maniobra orquestada para apartarle del cargo. ¡°Me quer¨ªan expulsar de a mezquita porque no ten¨ªa documentos¡±, detall¨® Muhammad. El im¨¢n lament¨® que solo cobr¨® su sueldo ¡ªunos 1.000 euros al mes¡ª durante los primeros meses.
El abogado del im¨¢n trat¨® de sacar provecho de min¨²sculas contradicciones en las declaraciones del padre ¡ªpor ejemplo, sobre el lugar exacto donde el menor le cont¨® lo sucedido¡ª e intent¨® crear confusi¨®n sobre los protagonistas de la historia. Dijo, por ejemplo, que la mezquita ten¨ªa ¡°dos imanes¡± en el tiempo en que se cometieron los abusos; y aunque eso es cierto, tampoco insinu¨® que fuera el segundo im¨¢n el autor de las violaciones. Tambi¨¦n subray¨® que el ni?o ten¨ªa ¡°un hermano gemelo¡± y que ¡°no se separaban nunca¡±, dando a entender que no pudo quedarse solo con el im¨¢n. El abogado lleg¨® a poner el foco en la v¨ªctima, que ten¨ªa nueve a?os: ¡°?Su hijo hab¨ªa empezado a interesarse por el sexo?¡±, pregunt¨® al padre.
M¨¢s all¨¢ de los testigos, la Fiscal¨ªa cuenta con indicios materiales para sustentar su tesis. Pocos d¨ªas despu¨¦s de la denuncia, la familia entreg¨® a los Mossos prendas de ropa del menor. La polic¨ªa cient¨ªfica encontr¨® en la ropa restos de semen del acusado. Pero ni la contundencia de las pruebas de ADN alteraron el rostro inc¨®lume ni la mirada fr¨ªa de Muhammad, que permanece en prisi¨®n provisional desde que fue detenido.
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