Vivir pendiente de un burofax

¡°Vivir de alquiler es vivir pendiente de un burofax¡±. Jordi Puigcorb¨¦ lo dice porque lo vive. Habla en la zona comunitaria con piscina del edificio donde vive en Badalona, al lado de Barcelona. Pisos en segunda l¨ªnea de mar, barrio nuevo, amplios balcones¡­ pero llenos de pancartas que claman contra la subida de alquileres que quiere aplicar la propiedad en los contratos que finalizan: hasta un 80%. El contrato de Puigcorb¨¦ acaba en julio y asegura que no podr¨ªa asumir una subida as¨ª. ¡°O conseguimos pararlo o nos tenemos que marchar, no hay t¨¦rmino medio¡±, suspira y lamenta que no se regule el precio de los alquileres. Habla en plural porque los inquilinos, todos familias con ni?os, van a una para evitar que nadie se tenga que marchar.

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Los pisos son propiedad del fondo de inversi¨®n Lazora, que los compr¨® a Solvia el verano pasado. Tambi¨¦n son de Lazora varios edificios de Torrej¨®n de Ardoz, en Madrid. Aqu¨ª el perfil de viviendas e inquilinos es distinto: familias con rentas bajas, inquilinos de pisos que hab¨ªan sido del Ayuntamiento, que los vendi¨®, y al perder la protecci¨®n en 2018 el fondo tambi¨¦n plantea subidas inasumibles para sus habitantes.

Luis, vecino de un bloque del barrio de Soto del Henares, ya tiene el burofax: el contrato se le acaba a finales de mes. ¡°Pago 406 y me proponen hasta 780¡±. Con su mujer en paro y un hijo peque?o, y con la rotundidad de quien se ha sentado varias tardes con las facturas y la calculadora, avisa de que los precios de mercado no est¨¢n a su alcance. Los afectados de Torrej¨®n ¡ªque adem¨¢s se enfrentan a un entramado societario que dificulta la interlocuci¨®n, apunta Luis¡ª, tambi¨¦n se han unido para intentar frenar la subida y el Ayuntamiento les apoya. ¡°No queremos vivir de gratis, pero lo que piden es desproporcionado. Limitar las subidas no es una prioridad de las administraciones¡±, lamenta.

Los casos de estos vecinos ilustran como la crisis del alquiler ha adquirido una dimensi¨®n global. Ya no es un problema de las capitales o de las rentas bajas. Afecta a los centros y las periferias, a ciudades grandes y peque?as, a enclaves con presi¨®n tur¨ªstica y a los que no la tienen. A inquilinos cuyos caseros son fondos de inversi¨®n, propietarios medianos, peque?os e incluso antigua vivienda de protecci¨®n. Los precios al alza de unos arrastran al resto.

En Badalona explica su caso tambi¨¦n Jaume Domingo: hace unos a?os se march¨® del barrio del Poblenou de Barcelona porque el piso de propiedad donde viv¨ªa se le hab¨ªa quedado peque?o y en esa zona los precios ya estaban por las nubes. ¡°Te marchas de Barcelona porque no puedes asumir los precios y te acaba llegando la onda expansiva¡±, lamenta. Su contrato termina en septiembre de 2020. Al burofax le llama ¡°la sentencia¡±.

Preguntado por su versi¨®n sobre los casos de Badalona y Torrej¨®n, Lazora responde que en ambos casos las viviendas son libres y que ¡°la pol¨ªtica de gesti¨®n de Lazora se basa en la revisi¨®n individual de cada caso¡±. En Badalona, niega que las subidas sean del 80% (los tres primeros a?os bonifican 300 euros al mes, apuntan) y afirma que la renta se actualiza ¡°en sinton¨ªa con el precio medio de la zona¡±.

Un mes antes de las ¨²ltimas elecciones, en marzo pasado, el Gobierno de Pedro S¨¢nchez aprob¨® un decreto sobre el alquiler, cuya medida estrella fue alargar la duraci¨®n de los contratos de tres a cinco a?os (siete si el propietario es un gran tenedor). Aunque hab¨ªa estado sobre la mesa en una negociaci¨®n con Podemos, el decreto no limit¨® las subidas de precio, como claman las entidades por el derecho a la vivienda y los inquilinos afectados.

Seis meses despu¨¦s de las elecciones del 28 de abril, la situaci¨®n del alquiler no mejora. A falta de una estad¨ªstica oficial para toda Espa?a, los ¨²ltimos informes, del Banco de Espa?a y del Ministerio de Fomento apuntan a que las subidas se mantienen. El informe de Fomento indica que hasta 2018 los alquileres oscilan entre 8,1 y 10,3 euros el metro cuadrado, superando los m¨¢ximos de 2007 en algunas ciudades. El informe del Banco de Espa?a, de agosto, apuntaba a una subida media del 50% en los ¨²ltimos cinco a?os (hasta mayo de 2019), sobre todo en las grandes ciudades, y alertaba de que son los hogares con menos recursos los que viven m¨¢s de alquiler.

Los desahucios por impago de alquiler tambi¨¦n siguen: fueron 109 al d¨ªa desde enero a junio de este a?o, seg¨²n el Consejo General del Poder Judicial, una cifra que supone una liger¨ªsima ca¨ªda del 0,9% respecto al mismo periodo de 2018. Otro dato llamativo es lo que las familias que pagan m¨¢s de alquiler del mercado libre de lo que se pueden permitir son el 38,1%. A todo esto, en un pa¨ªs de propietarios, cada vez son m¨¢s los ciudadanos que viven de alquiler: un 23,9% en 2018 (sumando precio de mercado, inferior y cesi¨®n gratuita), todav¨ªa por debajo de 30,7% de la media de la Uni¨®n Europea.

Desde el Sindicato de Inquilinos, su portavoz, Jaime Palomera, recuerda que durante el debate previo al real decreto solo Podemos y sus confluencias, ERC, Comprom¨ªs y Bildu se mostraron partidarios de regular el precio de los alquileres. ¡°Lo que ha pasado desde las ¨²ltimas elecciones es que los precios han podido seguir subiendo y se hubiera podido evitar si el PSOE no se hubiera negado a regularlos¡±, resume. ¡°La burbuja del alquiler ya no va de poblaci¨®n en los m¨¢rgenes, le puede pasar a cualquiera, es una precariedad transversal generada por la especulaci¨®n m¨¢s salvaje, y sin limitaci¨®n, llevada al terreno de un derecho fundamental como es la vivienda¡±, se?ala.