Los cuentacuentos del apocalipsis zombi
Contra las mentiras, datos. Contra los cuentacuentos, la hemeroteca
Podr¨ªa titular esto ¡°Defendella y no enmendalla¡±, pero me sabe a poco para definir al equipo de gobierno de Ana Botella; aquellos cuentacuentos de la pol¨ªtica y populares maestros del trile. Fastos ol¨ªmpicos, pisos sociales ahora en manos de fondos buitre, ansia viva por encontrar alg¨²n huesecillo de Cervantes¡ Y total, 124.000 euros para que al final el jefe de la investigaci¨®n, cuando los periodistas preguntaron si en ese batiburrillo de restos del siglo XVII (t¨¦cnicamente, ¡°Reducci¨®n 4.2/32¡±) estaban los de Cervantes, la contestaci¨®n fuera: ¡°Es posible¡±. La ¨²nica respuesta honesta en aquella comedia.
Los cuentacuentos municipales de entonces se han convertido ahora en los pregoneros del apocalipsis zombi nacional. Sin ellos mangoneando vamos a morir todos. Pero para algo est¨¢n la memoria y la hemeroteca, que demuestran c¨®mo y con cu¨¢nto descaro mintieron Botella y su claque. Y, sobre todo, c¨®mo y con cu¨¢nto descaro siguen manteniendo la mentira aprovechando las tragaderas y la amnesia ciudadanas. Al grano.
Un tuit del Ayuntamiento del 7 de enero anunciaba visitas guiadas por el Madrid hist¨®rico para personas con discapacidad. Un recorrido al que me quise apuntar en su momento para poder entrar al convento de las trinitarias y volver a ver la tumba farsante de Cervantes. ¡°?Es usted discapacitada?¡±, me preguntaron. ¡°F¨ªsica, no¡±, contest¨¦. ¡°Pues usted no puede¡±, zanjaron.
A ese convento no hay humano que acceda sin regatear a alguna monja de gesto cabreado y que te cierra el paso con la excusa que le sale de la toca: ¡°Estamos rezando¡±, ¡°hay misa¡±, ¡°tendr¨ªa que haber llamado antes¡¡±
-Llam¨¦, se?ora -contest¨¦ a una-, y me dijeron que viniera media hora antes de la misa a ver si hab¨ªa suerte y me dejaban entrar.
-Pues no ha habido suerte¡ la misa hoy ha empezado antes. Y ll¨¢meme hermana¡
-Pues no me da la gana; yo ya tengo una hermana y no es usted.
Tras dos intentonas m¨¢s consegu¨ª entrar, comprob¨¦ que ah¨ª segu¨ªa la tumba-fake que nos dej¨® Botella y la errata garrafal en la l¨¢pida. A la salida, la monja me sugiri¨® que dejara una limosna. La envi¨¦ a fre¨ªr esp¨¢rragos.
-?He tenido que dar tres viajes para intentar ver una tumba falsaria financiada con dinero madrile?o, me proh¨ªben hacer fotos (hice siete) y encima me pide pasta? ?Estamos locas, se?ora?
-Ll¨¢meme hermana¡
-Que no.
Y todo esto ha venido a colaci¨®n porque uno de aquellos cuentacuentos del equipo de Botella, uno de la claque que particip¨® en la farsa, me entr¨® al trapo y se tir¨® a la piscina de Twitter a recordarme que ¡°La b¨²squeda y el hallazgo de la tumba de Cervantes (¡) obtuvo un retorno de 100 millones de euros por impacto medi¨¢tico¡±. No caben m¨¢s mentiras en dos l¨ªneas. ?Cien millones! Y nosotros sin enterarnos. Contra las mentiras, datos. Contra los cuentacuentos, la hemeroteca. Esto no ha hecho m¨¢s que empezar. Se avecina un serial.
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