El turno de la Asamblea en Chile
El pa¨ªs afronta el plebiscito constitucional del pr¨®ximo 4 de septiembre con la sensaci¨®n de que al d¨ªa siguiente comenzar¨¢ uno nuevo
Cada d¨ªa en Chile se habla menos del 4-S y m¨¢s del 5-S.
Los discursos y las palabras est¨¢n cambiando.
La fecha del plebiscito de salida se entend¨ªa como el fin de un proceso.
Pero en esta quincena final antes de la elecci¨®n, autoridades y pol¨ªticos de todo el espectro han instalado la noci¨®n de que se nos viene uno nuevo, que debiera comenzar el 5 de septiembre. El lunes inmediatamente siguiente al domingo del plebiscito.
El detalle revela el asombroso vuelco que tuvo la campa?a en pocos d¨ªas, luego que una docena de encuestas distintas terminara de consolidar la ventaja de 10 puntos (un par m¨¢s, un par menos) que tiene la opci¨®n ¡°Rechazo¡± por sobre la del ¡°Apruebo¡±.
Es posible que cambie tambi¨¦n el nombre del proceso que vendr¨ªa.
Durante una d¨¦cada, un movimiento ciudadano impuls¨® en Chile el reemplazo de la Constituci¨®n vigente mediante la instalaci¨®n de una Asamblea Constituyente. ¡°Marca AC¡± se convirti¨® en una consigna que miles de electores efectivamente hicieron realidad, escribiendo las may¨²sculas ¡°A.C.¡± en el voto cuando hab¨ªa elecciones.
Despu¨¦s del estallido social de octubre de 2019, cuando las fuerzas pol¨ªticas firmaron, al final de una madrugada en vela, el ¡°Acuerdo por la Paz y una Nueva Constituci¨®n¡±, se inici¨® por fin ese camino. Solo que la derecha logr¨® imponer la expresi¨®n ¡°Convenci¨®n Constitucional¡± en lugar de ¡°Asamblea Constituyente¡±, un nombre asociado autom¨¢ticamente a ejemplos dudosos para muchos, como los de Bolivia y Venezuela.
Pero estos son d¨ªas de cambio de lenguajes y de acentos.
El presidente Gabriel Boric baj¨® en la ¨²ltima semana los decibeles de su respaldo al ¡°Apruebo¡± y, sobre todo, de su advertencia m¨¢s dram¨¢tica de hace apenas unas semanas: la de que un triunfo del ¡°Rechazo¡± nos devolver¨ªa a todos al punto de partida, para iniciar un nuevo proceso constitucional desde cero, con una nueva Convenci¨®n, que nos tendr¨ªa 18 meses m¨¢s esperando otra propuesta constitucional.
Ahora, con adem¨¢n reposado y voz templada, se concentra en ratificar que ¡°se la jugar¨¢¡± por un Chile que ¡°se una por una Nueva Constituci¨®n¡±, buscando los acuerdos pol¨ªticos que sean necesarios, porque ¡°tenemos que volver a encontrarnos¡±, aunque, claro, ¡°eso va a tomar por cierto m¨¢s tiempo¡±.
El presidente reconoce as¨ª que ya visualiza el escenario de la derrota de su causa el domingo 4 de septiembre, que est¨¢ trabajando en las claves de un discurso con el cual pueda ¡°salir jugando¡±, como se dice en el f¨²tbol, y que necesariamente tendr¨¢ que asumir un talante convocante esa noche.
En el an¨¢lisis experto y en las conversaciones pol¨ªticas de esta recta final, gana fuerza, por lo dem¨¢s, la noci¨®n de que el nuevo proceso no comenzar¨¢ esta vez desde una ¡°hoja en blanco¡±, porque ahora hay insumos importantes: la experiencia del proceso que est¨¢ a punto de terminar; la misma propuesta constitucional de la Convenci¨®n; la anterior, de la expresidenta Michelle Bachelet, que encabez¨® un trabajo constituyente que no fue continuado por el gobierno de Sebasti¨¢n Pi?era; y un listado de ideas que izquierdas y derechas han venido poniendo sobre la mesa en las ¨²ltimas semanas, en el debate sobre los defectos del texto que tendremos que votar, y que unos y otros reconocen que habr¨ªa que corregir.
Llegamos, entonces, al tramo final de la campa?a con un abanico m¨¢s o menos transversal de partidarios del ¡°Rechazo¡± que aseguran no querer quedarse con la Constituci¨®n vigente (la del 80, la de Pinochet, aunque su texto actual, cientos de veces reformado, lleve la firma del expresidente Ricardo Lagos) y prometiendo una ¡°reforma inaugural¡± que habilite ese nuevo proceso, que advert¨ªa el presidente Boric que tendr¨ªa que venir.
Llegamos tambi¨¦n con una derecha democr¨¢tica que ahora asegura estar dispuesta a instaurar en Chile un ¡°Estado social y democr¨¢tico de derecho¡±, lo que nunca antes dijo; a reconocer constitucionalmente a los pueblos originarios; a ampliar los derechos fundamentales, incluyendo el ¡°derecho humano al agua¡±, haciendo propia la causa del medio ambiente y la biodiversidad, y tomando distancia de la ultraderecha del Partido Republicano, que preferir¨ªa dejar las cosas como est¨¢n.
Llegamos, finalmente, con las izquierdas comprometidas con el ¡°Apruebo¡± ofreciendo sus empe?os para ¡°mejorar¡± la propuesta de Nueva Constituci¨®n sometida al Plebiscito, restituyendo al Poder Ejecutivo la exclusividad legislativa en materias que irroguen gasto fiscal; eliminando la reelecci¨®n inmediata del presidente de la Rep¨²blica; y precisando las normas relacionadas con la ¡°plurinacionalidad¡±, que parece asustar a la mayor¨ªa de los chilenos, por ejemplo, en lo que dice relaci¨®n con el necesario consentimiento ind¨ªgena para toda reforma que afecte sus derechos. Todo lo cual es entendido como el reconocimiento expl¨ªcito, entre sus propios partidarios, de que la propuesta de la Convenci¨®n tiene problemas.
Por supuesto que llegamos tambi¨¦n con los termoc¨¦falos de siempre tratando, desde los extremos, de ¡°agudizar las contradicciones¡±, porque creen que siempre pueden pescar algo en r¨ªos revueltos.
Si hemos perdido ya la capacidad de asombro con los cambios de tono y de lenguaje, quiz¨¢s no debamos sorprendernos si el muy probable nuevo proceso constitucional chileno, ese que comenzar¨ªa el 5-S, termina en la primavera de 2023, si es que no antes, con una Constituci¨®n que nos hable de un Estado social y democr¨¢tico de derecho, unitario, pero multicultural, con reconocimiento constitucional de unos pueblos originarios diversos que formaron una sola naci¨®n a lo largo de una historia compartida, con un cat¨¢logo de derechos individuales y sociales acordes al Siglo XXI, con una clara separaci¨®n de poderes con adecuados balances y contrapesos, y con una sola justicia igual para todos.
Con una Constituci¨®n m¨¢s simple y menos voluptuosa, con menos promesas y m¨¢s certezas.
Y todo lo anterior, por qu¨¦ no, como fruto de los acuerdos que se alcancen, y no de los desacuerdos que se negocien, en una ¡°Asamblea Constituyente¡±.
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