Concesiones: el modelo de obras p¨²blicas ¡°a la chilena¡± que quiere importar Milei

El presidente electo de Argentina, el ultraderechista Javier Milei, ha empezado a dar las primeras se?ales de hacia d¨®nde orientar¨¢ las pol¨ªticas de su futuro Gobierno. Y algunas de sus ideas miran a Chile con inter¨¦s. El ganador de las elecciones del domingo 19 de noviembre buscar emular algunas de las iniciativas p¨²blico-privadas implementadas por su vecino pa¨ªs, en particular el modelo de concesiones.

¡°Vamos a ir a un sistema de iniciativa privada a la chilena¡±, reafirm¨® Javier Milei el mi¨¦rcoles de esta semana en una entrevista a una radio argentina tras su triunfo en las urnas. Es una idea que ya hab¨ªa planteado durante su campa?a y que ahora explicit¨®: ¡°Nosotros no tenemos plata, con lo cual esas obras pueden ser entregadas al sector privado y que las termine el sector privado¡±.

Iniciado en Chile en 1993 con la construcci¨®n del t¨²nel El Mel¨®n, la primera obra concesionada de Chile, que conecta las provincias de Quillota y Petorca de la Regi¨®n de Valpara¨ªso, el sistema de concesiones se transform¨® en la principal herramienta para levantar infraestructura p¨²blica en el pa¨ªs sudamericano. A 30 a?os de su puesta en marcha, es un modelo que suma una inversi¨®n total de 28 mil millones de d¨®lares, equivalentes a alrededor de 12 a?os del todo el presupuesto del Ministerio de Obras P¨²blicas destinado a nuevas obras.

Consiste en licitar entre empresas privadas, tanto nacionales como internacionales, la construcci¨®n de grandes obras de infraestructura p¨²blica destinadas a servicio o uso p¨²blico, a trav¨¦s de contratos de concesi¨®n entre el Ministerio de Obras P¨²blicas y las firmas concesionarias. Una vez construidas, estas compa?¨ªas se hacen cargo de las actividades necesarias para la adecuada prestaci¨®n o funcionamiento de la obra o servicio, bajo la vigilancia de las autoridades. A cambio, obtienen una remuneraci¨®n que puede variar de acuerdo a la obra en derechos, tarifas, tasas, valorizaciones, o en la participaci¨®n que se le otorgue en la explotaci¨®n del bien. En otras palabras, el privado construye y recibe el derecho de explotar esa inversi¨®n. Esto ocurre, por ejemplo, en el caso de las autopistas que pueden cobrar peajes a sus usuarios por 20 o hasta 35 a?os, seg¨²n estipule el contrato. Una vez cumplido ese plazo, el Estado puede hacerse cargo del servicio o iniciar una nueva licitaci¨®n para su explotaci¨®n y mantenimiento.

En los ¨²ltimos 30 a?os Chile ha levantado autopistas, puentes, hospitales, c¨¢rceles, aeropuertos, ente otros, bajo esta modalidad, que hoy constituyen gran parte de la infraestructura p¨²blica de pa¨ªs.

Para Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Pol¨ªticas de Infraestructura y exministro de Obras P¨²blicas del Gobierno del expresidente socialista Ricardo Lagos (2000-2006), el sistema chileno consiste en que ¡°el Estado asume la responsabilidad de proveer a la comunidad de la infraestructura necesaria para el desarrollo del pa¨ªs y lo que busca es distintas formas para financiar esa infraestructura para cumplir este objetivo. Esto se piensa que es privatizaci¨®n, pero son distintas aproximaciones para buscar soluci¨®n a las carencias de infraestructura¡±.

Y agrega que es un sistema que ha tenido ¨¦xito. ¡°Hoy la red caminera de Chile es reconocida como una de las mejores de Am¨¦rica Latina, y se han construido 20 hospitales concesionados, 10 c¨¢rceles, y eso es algo que hay que considerar como parte del ¨¦xito, pero a la vez ha permitido que los recursos p¨²blicos que se pod¨ªan haber destinado para esos fines, hayan sido destinados a mejorar la infraestructura complementaria. Chile tiene 80 mil kil¨®metros de caminos pavimentados, de los cuales 3.000 son concesionados. Pero los recursos que estos caminos concesionados han liberado para el Estado, han permitido mejorar del orden de 10 a 12 mil kil¨®metros de la red alternativa¡±, explica el exsecretario de Estado.

Un sistema con problemas de legitimidad

Pese a su evidente aporte al desarrollo de infraestructura p¨²blica en Chile, hoy el sistema atraviesa desaf¨ªos y problemas de legitimidad entre la ciudadan¨ªa. Son miradas que a juicio de Cruz est¨¢n relacionadas a los problemas generados por la alta congesti¨®n en las autopistas urbanas, cuando adem¨¢s las tarifas son m¨¢s altas. ¡°La infraestructura de las autopistas urbanas no est¨¢ dando abasto y cada a?o se ajusta la tarifa por inflaci¨®n y, adem¨¢s, aumenta la cantidad de autos y se genera mayor congesti¨®n. Eso va generando molestias que hay que reconocer y ver c¨®mo se resuelven¡±, dice el ingeniero.

El mismo conflicto identifica el economista del Departamento de Econom¨ªa de la Universidad de Santiago, V¨ªctor Salas. ¡°Esas carreteras, especialmente en la parte urbana, est¨¢n saturadas y las personas pagan un monto alto por circular en ellas, pero no resuelven el problema del tiempo porque avanzas lento de todas maneras. Es parte, tal vez, de una deficiencia en la estructuraci¨®n de las nuevas carreteras¡±, dice.

Pero Salas tambi¨¦n plantea otras desventajas: ¡°El Estado tiene que comprometerse a que las empresas que construyeron tengan una utilidad aceptable para ese negocio. Y compromete los contratos para que eso ocurra. Y eso depende del tr¨¢nsito en esas autopistas. En el caso chileno las primeras carreteras fueron hechas en espacios donde hab¨ªa gran demanda, ah¨ª el sistema funcion¨®, pero cuando hay menor demanda se generan problemas¡±.

Otro de los problemas que, a su juicio, debe resolverse, es que los concesionarios no dan servicios de atenci¨®n o de protecci¨®n frente a los problemas de seguridad en las salidas de estas autopistas. ¡°Son cosas nuevas que se han ido incorporando como deficiencias que debe revisar cualquier sistema nuevo de concesiones¡±, sostiene.

Respecto a los planes de Milei para implementar un ¡°modelo a la chilena¡±, Carlos Cruz plantea que ¡°es una declaraci¨®n que habla de una valoraci¨®n de parte de los argentinos de lo que se ha hecho en Chile y hay que sentirse orgullosos, porque son pocas las cosas por las que los argentinos nos admiran¡±. Pero, advierte, hay que tener cuidado: ¡°Lo que hemos logrado en Chile, m¨¢s que un modelo, es un esp¨ªritu pr¨¢ctico para satisfacer las demandas de infraestructuras para el desarrollo y no obedece a una mirada ideol¨®gica, sino a una cosa concreta para avanzar en forma eficiente en t¨¦rminos de dotarnos de la infraestructura necesaria para el desarrollo¡±.