Patricia May: ¡°El prop¨®sito de la vida no puede ser funcionar, correr, vivir a un ritmo loco¡±
La antrop¨®loga chilena que dirige la Escuela del Alma, que hace d¨¦cadas trabaja en una s¨ªntesis entre el conocimiento cient¨ªfico y las tradiciones espirituales, reflexiona sobre el momento evolutivo de las sociedades contempor¨¢neas
La antrop¨®loga Patricia May forma parte de aquella lista de chilenos notables que, desde ¨¢mbitos distintos, han cuestionado nuestra forma de vivir: Gabriela Mistral, Lola Hoffmann, Claudio Naranjo, Francisco Varela, Gast¨®n Soublette, Humberto Maturana. En su caso, hace d¨¦cadas trabaja en una s¨ªntesis entre el conocimiento cient¨ªfico y las tradiciones espirituales. Lo hace desde la Escuela del Alma que dirige ¨C¡±un lugar que gu¨ªa y acompa?a el proceso de despertar consciente e integral de las personas¡±¨C, en una parcela del municipio de Colina, en la zona norte de Santiago de Chile. Es una apuesta contracultural: una vez a la semana, una treintena de personas se re¨²ne para intentar conectar con un centro claro, sereno, profundo, al que llaman alma. May y su marido, Sergio Sag¨¹ez, que se encarga de la meditaci¨®n, lideran el grupo. Est¨¢n presentes las preguntas fundamentales de los seres humanos: qui¨¦nes somos, de d¨®nde venimos, hacia d¨®nde vamos. Llega hasta este lugar gente diversa, pero todas buscan un sentido de vida y romper con la cultura dominante del ego y del estr¨¦s. Todo un desaf¨ªo en la ¨¦poca de la hiperconectividad.
Es una ma?ana de un d¨ªa soleado y algo caluroso en Colina, donde Patricia no solo tiene la escuela, sino su casa. Recibe a EL PA?S en un mes¨®n de la terraza al aire libre y ofrece caf¨¦, nueces y pasas. En la grabaci¨®n de la entrevista quedar¨¢n registrados los sonidos de los p¨¢jaros. Los perros, tranquilos, descansan alrededor.
La antrop¨®loga, autora de t¨ªtulos como De la cultura del ego a la cultura del alma, con seguidores incondicionales tanto en Chile como fuera de las fronteras, es una persona de talla peque?a y, por esta raz¨®n, ha sido sometida a unas 25 cirug¨ªas a lo largo de su vida. ¡°Mi biograf¨ªa me ha obligado a ir al l¨ªmite de la b¨²squeda espiritual, pero pienso que la intuici¨®n y esta mirada vienen en m¨ª m¨¢s all¨¢ de mi biograf¨ªa¡±. Recuerda que a los 13 a?os, en 1970, estuvo en cama 14 meses. Que, pese a que no era una habitaci¨®n solitaria, porque era un lugar lleno de amigos, hubo muchos momentos de soledad. ¡°Por supuesto que en la adolescencia me hac¨ªa las preguntas: ?por qu¨¦ yo? ?por qu¨¦ a m¨ª?¡±, relata May. Pero fue en esa ¨¦poca cuando descubri¨® la contemplaci¨®n: mirar por la ventana, sentir paz y claridad. Un estado pac¨ªfico que, hasta hoy, le permite entrar a dimensiones profundas.
Las clases que dirige Patricia ¨Cque son sobre todo conversaciones, reflexiones¨C se basan en el conocimiento de tradiciones espirituales y buscan ense?ar a vivir desde un centro m¨¢s sereno y sensato. La gente que llega a la Escuela del Alma lo hace luego de procesos de crisis o de madurez. ¡°Algo despierta en ti y dices: el prop¨®sito de la vida no puede ser funcionar, correr, vivir a un ritmo loco. Quiero una vida donde pueda conectar con una plenitud y un sentido m¨¢s amplio¡±, explica May, que llena salas cuando ofrece charlas p¨²blicas.
Habla de la toxicidad mental y espiritual que circula sobre todo por las redes. ¡°Es muy f¨¢cil dejarse atrapar por los miedos, las amenazas. El sentimiento de desesperanza es global. Creo que hay mucha oscuridad que estamos pudiendo ver, que est¨¢ expuesta. Y lo considero muy bueno ¨Cque queden en evidencia los efectos del cambio clim¨¢tico, por ejemplo¨C, pero es dif¨ªcil de soportar. En este contexto, para poder sobrellevar este tiempo tan convulso, resulta clave cultivar un eje interno sereno, ecu¨¢nime y lleno de sentido. Que permita mirar el conflicto, la crisis, y lo duro de la vida personal y en general, con un sentido m¨¢s profundo y transformativo¡±, asegura la antrop¨®loga que egres¨® de la Universidad de Chile en 1979.
La manera de funcionar de los seres humanos, la cultura materialista y economicista, donde todo se reduce a cantidad de cosas, a las actividades que se hacen en el d¨ªa y los logros, impide prestar atenci¨®n a la calidad de vida, a lo cualitativo, asegura. Y reflexiona: ¡°Curiosamente, siempre la calidad de vida se relaciona con cosas, no con un estado interior de armon¨ªa¡±. Para May, ¡°no basta con el trabajo transformativo en lo pol¨ªtico, econ¨®mico, social y estructural si no se suma el cambio interior del ser humano¡±. Por lo tanto, a lo largo de la conversaci¨®n aparecer¨¢ muchas veces la importancia de la educaci¨®n. Y m¨¢s all¨¢ de la escuela, el ejemplo fundamental que los criadores entregan a los ni?os.
Ten¨ªa veintitantos a?os cuando realizaba su tesis de antropolog¨ªa en la casa de sus padres ¨Ces nieta de la famosa escultora chilena Marta Colvin¨C y tuvo una serie de experiencias interiores a partir, simplemente, de aprender a hacer silencio, relajarse, calmarse. ¡°Me transformaron mucho y me abrieron una consciencia. La experiencia fue simple, pero b¨¢sicamente me permiti¨® conectar con algo interior que me revel¨® un centro de plenitud, de paz, de serenidad, de vida. ?Qu¨¦ es esto?, me pregunt¨¦. Adem¨¢s, me transform¨® la mirada del mundo. Cuando esto ocurri¨®, yo ten¨ªa siempre mucha sinton¨ªa con la naturaleza, la poes¨ªa, el conocimiento. Pero sent¨ª que mis ojos se abrieron¡±. Y desde entonces, comenz¨® el camino al que, con el paso de los a?os, se han sumados tantos otros de su mano.
En esa ¨¦poca no ten¨ªa palabras para explic¨¢rselo, pero con el paso del tiempo, entendi¨® que ¡°el ser humano ha evolucionado mucho m¨¢s que desde el cuerpo y la cultura¡±. ¡°Tiene una naturaleza espiritual. Hay algo trascendente desde antes de nacer y despu¨¦s de morir¡±, explica May en esta ma?ana soleada de Santiago de Chile, la capital de un pa¨ªs que desde 2019 ha vivido una crisis social, una pandemia y dos intentos fallidos de cambiar su Constituci¨®n. Pero la antrop¨®loga no se rinde ante el pesimismo que invade a la sociedad chilena, seg¨²n muestran distintos sondeos, porque cree que ¡°sin crisis no hay un camino de despertar¡±. Lo explica: ¡°En todas las existencias hay un centro bello, noble, ¨¦tico, m¨¢s all¨¢ de toda nuestras confusiones y perturbaciones. Por lo tanto, no solo tengo la esperanza, sino la certeza, de que la humanidad va a despertar hacia otro tipo de cultura. Una cultura colaborativa, de conexi¨®n, de fraternidad humana y planetaria llevada a lo concreto¡±.
Patricia asegura que han ido emergiendo muy fuertemente miradas que integran y de bien com¨²n, pero que todav¨ªa est¨¢n en los bordes del paradigma. ¡°Y creo que as¨ª tiene que ser. Tienen que crecer de adentro hacia afuera y desde el borde al centro del paradigma¡±, agrega. Y recuerda que cuando ella comenz¨® en un camino espiritual, nada de esto se hablaba: la ecolog¨ªa, la conexi¨®n con la naturaleza, la presencia plena, la pr¨¢ctica de meditaci¨®n y las comunidades colaborativas eran asuntos desconocidos. Pero que ha sido el mismo ser humano el que se ha desafiado, porque ¡°a mayor crisis social y de salud mental, mayor b¨²squeda interior hay¡±. ¡°De adentro hay algo que nos presiona. La evoluci¨®n de la consciencia nos ha presionado siempre en nuestra historia. Nos empuja y presiona a que busquemos nuevas miradas¡±.
Estudiosa de tradiciones espirituales de todos los tiempos ¨Cdestaca la tao¨ªsta y zen por los valores contraculturales de la sencillez, la humildad y la vida simple, donde se est¨¢ completamente presente¨C, vuelve su mirada hacia los nuevos fen¨®menos que impactan el mundo en 2024. ¡°Mi impresi¨®n es que la inteligencia artificial reemplazar¨¢ a la mente funcional, intelectual, l¨®gica, lo que nos va a obligar a elevar lo humano a otros niveles de experiencia que tienen m¨¢s bien que ver con la gran mirada y la revelaci¨®n espiritual, no necesariamente religiosa. Porque la inteligencia artificial no puede entrar al alma del ser humano, la que lo lleva a una ¨¦tica y al amor¡±, asegura May, cuando ya se acerca la hora de la comida en su casa alejada de la ciudad.
Es la b¨²squeda de un espacio de consciencia y claridad, que no est¨¢ intoxicado por una mente que no se detiene: ma?ana tengo que hacer esto, los circuitos mentales que dan vueltas por la cabeza una y otra vez atados al pasado y al futuro, la lista de deberes, un enojo, un rencor, un dolor, un miedo, las ganas de sobresalir, la envidia. El di¨¢logo neur¨®tico que llena un espacio mental y de consciencia que, cuando est¨¢ libre, muestra algo del ser humano que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de ser hombre o mujer, rico o pobre, enfermo o sano, viejo o joven. ¡°En ese espacio interior puedes descansar y ver: esto, aunque me duela, s¨ª tiene un sentido. Aunque todav¨ªa no lo pueda comprender. Emerge como una paz mental y una ecuanimidad para ver las cosas¡±, dice May, que habla de la confianza radical. ¡°No es una confianza infantil o vivir sin tomar las naturales precauciones. No. La confianza radical es una confianza llena de sentido: todo tiene un sentido m¨¢s profundo, hay una inteligencia o una sabidur¨ªa m¨¢s vasta que lo que mi mente puede calcular y esa sabidur¨ªa m¨¢s vasta, aquello que se va desenvolviendo en mi vida, est¨¢ bien. Porque de todo puedo crear una experiencia de crecimiento¡±. Este punto, dice May, es el que permite, en alguna medida, soltar y descansar.
Describe que el estado basal de la mente contempor¨¢nea es la ansiedad: no poder estar tranquilo en el presente y tener siempre una sensaci¨®n de deseo y disconformidad. ¡°Me falta algo, todo el rato. Estoy aqu¨ª, pero quisiera estar en otro lugar. Ser de otra manera, tener lo que no tengo, ser lo que no soy, estar donde no estoy¡±. Y el cansancio que marca a las sociedades: ¡°Las vidas con un ritmo loco sin ning¨²n instante para respirar y estar tranquilo¡±. Y hace una bella comparaci¨®n: la naturaleza tiene un ritmo, el del d¨ªa y la noche, y nuestro cuerpo est¨¢ lleno de ritmo. ¡°Nuestra respiraci¨®n es un ritmo: adentro y afuera. Nuestro coraz¨®n es un ritmo, los ¨¢tomos. Nuestros ojos se cierran y se abren. Y lo que hemos hecho ¨Cy est¨¢ en la base de nuestra enfermedad social y personal¨C es que hemos negado el ritmo¡±, dice May, casi al finalizar la conversaci¨®n que podr¨ªa extenderse por horas.
Desde la Escuela del Alma, cuando nos vayamos, la antrop¨®loga seguir¨¢ nadando a contracorriente del sistema y ayudando a otros a hacerlo. ¡°En nuestro paradigma, pareciera que fuera m¨¢s productivo ordenar el armario que darse un tiempo de paz¡±, dice May, y esa frase se quedar¨¢ grabada en la mente de esta periodista. Ella habla del primer paso necesario para cambiar las vidas propias: decidirlo.
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