As¨ª es la Constituci¨®n que seguir¨¢ vigente en Chile y que se intent¨® cambiar dos veces en cuatro a?os
La actual carta naci¨® en 1980, bajo la dictadura de Pinochet, pero ha sido reformada 70 veces y desde 2005 lleva la firma el expresidente socialista Ricardo Lagos. En 2022 se baj¨® el qu¨®rum para modificarla
La de Chile ha sido una vuelta m¨¢s que larga, que ha implicado dos procesos constitucionales en cuatro a?os, para volver al mismo punto. Porque, tras el plebiscito de este domingo 17, la opci¨®n en contra de la propuesta de nueva Constituci¨®n ha sido respaldada en las urnas por m¨¢s del 55% de la ciudadan¨ªa frente a un 44 % que vot¨® a favor, con el 96 % escrutado. Es un resultado que implica que sigue vigente la Ley Fundamental que rige desde 1980, impulsada por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pero que ha sufrido 70 reformas desde 1989, la mayor¨ªa de ellas en periodo democr¨¢tico.
Incluso, desde 2005, esta Constituci¨®n, con 168 art¨ªculos en 15 cap¨ªtulos, lleva la firma del expresidente socialista Ricardo Lagos (2000-2006). ¡°Este es un d¨ªa muy grande para Chile. Tenemos razones para celebrar. Tenemos hoy por fin una Constituci¨®n democr¨¢tica, acorde con el esp¨ªritu de Chile¡±, dijo el exmandatario cuando se publicaron, en agosto de ese a?o, las 58 reformas en el Diario Oficial. En el paquete se eliminaron varios de los principales enclaves autoritarios que manten¨ªan viva gran parte del alma de la dictadura, entre ellos los senadores designados y vitalicios, como lo fue el propio Pinochet, y la funci¨®n de garantes de la institucionalidad que ten¨ªan las Fuerzas Armadas. Tambi¨¦n se redujo de seis a cuatro a?os el periodo presidencial sin reelecci¨®n inmediata y se dieron mayores facultades fiscalizadoras a la C¨¢mara de Diputados.
Sin embargo, se mantuvo el modelo de Estado subsidiario, impl¨ªcito en la Constituci¨®n, de prestaciones sociales, como en salud y pensiones, con participaci¨®n de organismos p¨²blicos y especial protagonismo de los privados. De hecho, este es un texto que, adem¨¢s, no tiene integrados ni el derecho al trabajo (se refiere a la libertad de trabajo) ni el de vivienda, y que se refiere a las mujeres en una norma, incluida en una reforma en 1999, que se?ala que ¡°hombres y mujeres son iguales ante la ley¡±.
Tambi¨¦n, en el texto vigente, el Tribunal Constitucional (TC) tiene la facultad de realizar el control preventivo de las leyes, es decir, examinarlas antes de que sean promulgadas. Es un papel que ha sido cuestionado, sobre todo por las izquierdas, que lo han catalogado como una tercera c¨¢mara legislativa. Por ejemplo, en 2017 los jueces declararon inconstitucionales algunas de las normas que reformaban al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), entre ellas poder investigar, sancionar y aplicar multas a los proveedores que infringieran la ley.
A pesar de todas sus reformulaciones en los ¨²ltimos 30 a?os y que se haya sacado el nombre de Pinochet, esta es una Constituci¨®n a la que las izquierdas le han cargado como pecado de origen haber nacido en dictadura. Pero en este segundo proceso, parad¨®jicamente, han votado por mantenerla.
Ese pecado de origen fue una de las razones por las que en noviembre de 2019, tras el estallido social, se impulsara el primer proceso constitucional que result¨® un fracaso cuando una convenci¨®n dominada por las izquierdas present¨® una propuesta que fue rechazada en un plebiscito en 2022 por un 62%. Pero, la principal motivaci¨®n, fue para fortalecer los derechos sociales.
Tras ese fiasco, en 2023, la clase pol¨ªtica levant¨® este segundo proceso. Esta vez un Consejo Constitucional electo, en que las derechas lograron la mayor¨ªa, entreg¨® una propuesta que el oficialismo de izquierdas rechaz¨®. Por lo tanto, hicieron campa?a por mantener la misma Ley Fundamental que han criticado por d¨¦cadas, argumentando que peor era el nuevo proyecto que se plebiscit¨® este domingo. Seg¨²n una de las portavoces del voto en contra, la alcaldesa de Pe?alol¨¦n, Carolina Leitao, democristiana, era una ¡°Constituci¨®n 2.0 de la de 1980¡å.
Pero las ansias de cambiar esta Constituci¨®n, que ha sido ratificada en este plebsicito, vienen de mucho antes. En 2018, al terminar su segundo Gobierno, la expresidenta socialista Michelle Bachelet (2006-2010, 2014-2018) tambi¨¦n intent¨® reemplazarla. No fue con un proceso con convenciones o consejos, como los dos ¨²ltimos, sino con el env¨ªo de un proyecto de reformas al Congreso que no tuvo respaldo pol¨ªtico ni de la izquierda ni de la derecha.
De escrita en piedra a reformable
La Constituci¨®n que seguir¨¢ vigente en Chile fue promulgada el 21 de octubre de 1980. En su redacci¨®n trabajaron desde 1976 tres comisiones de abogados nombradas por la Junta Militar, compuesta por cuatro generales, y que lideraba Pinochet. Fue plebiscitada en un refer¨¦ndum en que no hab¨ªa ni Tribunal Calificador de Elecciones y ni Registro Electoral, por lo que los alcaldes designados por el r¨¦gimen autoritario cumplieron ese papel en el proceso. Entonces gan¨® el voto a favor con un 65,71% de los sufragios, un resultado que fue cuestionado desde el primer d¨ªa por la oposici¨®n a la dictadura.
La Constituci¨®n actual ha tenido tres principales reformas. ¡°Las tres m¨¢s importantes son las de 1989, que habilitaron la transici¨®n a la democracia; las del 2005 [del Gobierno de Lagos] y las que inauguraron los procesos constituyentes de este per¨ªodo¡±, ha dicho a El PA?S el constitucionalista Gonzalo Garc¨ªa, quien fue el coordinador de las reformulaciones impulsadas por Lagos.
Pese a todos los cambios, es una Constituci¨®n que en su origen fue, y por muchos a?os, escrita en piedra, es decir, que era muy dif¨ªcil de modificar: para reformarla requer¨ªa un alto qu¨®rum, de 2/3.
Pero aquello cambi¨® en agosto de 2022, un mes antes del plebiscito de salida del 4 de septiembre del primer proceso constituyente. Cuando ya se avizoraba, claramente por las encuestas, que la propuesta de la Convenci¨®n Constitucional ser¨ªa rechazada, un grupo de senadores, entre ellos Ximena Rinc¨®n, exdemocristiana y hoy en Dem¨®cratas, impulsaron como plan B una reforma que rebaj¨® de 2/3 a 4/7 el qu¨®rum para hacer reformas constitucionales, que fue aprobado.
Tras ello, apunta el constitucionalista Gonzalo Garc¨ªa a EL PA?S, la actual Carta Fundamental chilena se convirti¨® en un texto flexible. Incluso, dice el polit¨®logo de la Universidad Cat¨®lica David Altam, hoy es un texto que, para cambiarlo, tiene de los qu¨®rum m¨¢s bajos de Latinoam¨¦rica: ¡°Solo necesitas 4/7 del Congreso¡±, mientras que ¡°en la mayor¨ªa es de 2/3¡å.
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