?Peso Pluma contracultural? Reflexi¨®n respecto a su visita (a¨²n incierta) a Chile
En los corridos b¨¦licos hay un poco de cultura empresarial ultraliberal, machismo duro, valoraci¨®n de las armas y la violencia y mucho de cultura de consumo
Hace tres semanas escrib¨ª en Chile una columna que ha despertado toda clase de respuestas. Se?al¨¦ que Peso Pluma est¨¢ invitado al principal evento de Chile, el Festival de Vi?a del Mar. Y creo que esa invitaci¨®n y ese contrato debe ser revertido, que Peso Pluma no se debe presentar. Creo que es relevante se?alar la raz¨®n de mi juicio y responder a la columnista Dahlia de la Cerda, quien gast¨® 4.000 palabras en decir que Peso Pluma debe ser defendido porque es la voz de los j¨®venes, que las cr¨ªticas a ¨¦l son cr¨ªticas de clase (alta), que mi propuesta es la t¨ªpica prohibici¨®n a un movimiento art¨ªstico contracultural, que si se proh¨ªbe a Peso Pluma habr¨¢ que prohibir a Garc¨ªa M¨¢rquez (casi me caigo de la silla al leer esto, agrego yo), que los corridos narcos son historias de superaci¨®n personal, que son cantos rebeldes contra el Estado.
Pretendo dar antecedentes suficientes para desacreditar todas estas cr¨ªticas. Y por cierto, para dejar en claro que Dahlia no se ley¨® lo que publiqu¨¦, porque ataca una medida que no es la propuesta. Me ha parecido importante (asunto no obvio) abordar las banalidades establecidas en la columna referida.
Explicar¨¦ lo m¨¢s brevemente que pueda que la argumentaci¨®n sobre el car¨¢cter contracultural de la obra de Peso Pluma es absurdo. Y me har¨¦ cargo de la problem¨¢tica de las esperanzas incumplidas y del Estado como problema u oportunidad.
Comencemos el camino de la respuesta.
Primero: el argumento original de mi columna del 8 de enero de 2024.
Un movimiento cultural se basa en una prol¨ªfica generaci¨®n de contenidos cuyos valores son disidentes respecto a la cultura dominante. As¨ª ocurri¨® con el punk o con el movimiento hippie. El movimiento punk denostaba la sociedad de masas, el movimiento hippie quer¨ªa el fin de la guerra y de la sociedad de clases. El feminismo es contracultural, pues quiere combatir el patriarcado. El movimiento obrero era contracultural, pues discut¨ªa la forma de leer la legitimidad del ¨¦xito econ¨®mico.
?Qu¨¦ tiene de contracultural la cultura narco?
La cultura narco acepta todos los valores de la sociedad actual, la del siglo XXI. Vivimos en una ¨¦poca que asume que el poder est¨¢ en el dinero, que ama los procesos disruptivos, que cree en el ¨¦xito r¨¢pido, en la vida de placer y frenes¨ª, que valora el hedonismo, que m¨¢s all¨¢ de los remilgos sigue creyendo que la mujer es un objeto sexual, que el consumo es la mejor forma de integrarse en la sociedad, que la riqueza es el principal poder. Y adem¨¢s est¨¢ de moda tener un discurso cr¨ªtico a las instituciones y al Estado. Tambi¨¦n ha crecido mucho la idea de que los individuos son responsables de su destino y si no logran hacerse cargo, el Estado no tiene raz¨®n para estar all¨ª. Es darwinismo social en su pr¨¢ctica cotidiana, lo que significa que son los valores dominantes. Esto es lo que dice nuestra sociedad. ?Y qu¨¦ dice la narcocultura? ?Qu¨¦ dicen los corridos b¨¦licos?
- El dinero es el poder.
- El dinero es lo m¨¢s valioso.
- Con el dinero se compran mujeres.
- Con el dinero se cambian voluntades.
- El dinero se obtiene con la droga.
- Con dinero se accede a autom¨®viles de lujo (se nombran marcas).
- Con dinero se accede a vestuario de lujo (se nombran marcas).
- Con dinero se accede a joyas de lujo.
- El otro es tu competencia.
- La prohibici¨®n es solo una sugerencia.
- El riesgo es emocionante.
- El placer es emocionante.
- Nada es m¨¢s importante que una vida emocionante.
- Los j¨®venes son prescindibles.
- La muerte temprana no es problema si viviste intensamente.
Lo que se ve all¨ª es exactamente lo mismo que dice nuestra sociedad. Hay un poco de cultura empresarial ultraliberal (anarcocapitalista), otra parte de machismo duro, otra parte de valoraci¨®n de las armas y la violencia, mucho de cultura de consumo, mucha ideolog¨ªa fantasiosa sobre el ascenso social y culto al dinero.
?Cu¨¢l es la parte contracultural de todo esto?
Dahlia no puede explicarlo en sus 4.000 palabras. Solo confunde contracultural con ilegal. Y es solo porque le gusta y le hace sentido. Y dice que si eso le hace sentido a los j¨®venes hay que escucharlos. ?Pero claro que hay que escucharlos! Claro que los Estados deben comprender qu¨¦ pas¨® con el dise?o rural y urbano en las zonas que fueron lentamente primero y luego r¨¢pidamente penetradas por el narco. Pero escucharlos no es aplaudirlos. Lo que se ha abierto es una conversaci¨®n que, te prometo Dahlia, que vale mucho la pena. Los j¨®venes deben reflexionar sobre lo siguiente. ?Cu¨¢les son los cinco problemas fundamentales de la industria del narco?
- Transportar la droga.
- Lavar el dinero ganado ilegalmente.
- Evitar las filtraciones de informaci¨®n a fiscal¨ªas, polic¨ªas u otros entes estatales.
- Obtener j¨®venes para trabajos de alt¨ªsimo riesgo.
- Reducir el poder del Estado para que ¨¦ste deba actuar de manera limitada o timorata.
El narcotr¨¢fico es un tipo de empresa que trabaja en un ¨¢rea de alto riesgo y que debe resolver estos problemas principales.
Para transportar la droga usa a j¨®venes. Pero esos j¨®venes, de ser detenidos, se convierten en un problema, pues pueden entregar informaci¨®n relevante. Entonces los j¨®venes son indispensables, pero solo de dos maneras: muy motivados y arriesgados (muy vivos) o muy silenciosos y callados (muy muertos). El narcotr¨¢fico necesita negocios donde lavar dinero. Y se necesita que el Estado sea lo menos poderoso posible, lo m¨¢s inerme, lo m¨¢s deslegitimado, lo m¨¢s desfinanciado.
Lo cuento en simple. Los narcocorridos son funcionales en todos los puntos a esta industria.
- Permiten motivar a j¨®venes a unirse a esta industria de riesgo.
- Glorifican y ponen de moda el transporte de la droga.
- La industria musical es usada para lavar dinero del narcotr¨¢fico.
- Los j¨®venes aprenden que no hay limbo (no hay c¨¢rcel), que solo hay dos estados de la materia: la vida libre y la muerte b¨¦lica.
- Las canciones atacan la val¨ªa del Estado y apoyan un ciclo de deslegitimaci¨®n (basado por cierto en fallas reales de los Estados) que permite un actuar m¨¢s impune.
Y son m¨¢s funcionales a¨²n porque resuelven el problema de recursos humanos del c¨¢rtel al mantener la moral de la tropa; y adem¨¢s al ser masivos sirven para presentar drogas nuevas (es decir, es una herramienta publicitaria).
Todav¨ªa no veo lo contracultural.
La cultura narco quiere m¨¢s guerra, m¨¢s muertos j¨®venes (los necesita, no le sirven heridos o presos) y el funcionamiento laboral de un cartel es algo muy cercano a la esclavitud.
Los movimientos contraculturales fueron fundamentalmente movimiento en favor de la libertad. ?Qu¨¦ libertad se obtiene ingresando al mundo del narcotr¨¢fico?
El movimiento cultural del narco es completamente mainstream, completamente af¨ªn a la cultura dominante. En lo que est¨¢ en contra es de un Estado eficaz para detenerlos, pero adem¨¢s necesita que la droga est¨¦ prohibida, pero que en la pr¨¢ctica no lo est¨¦. Y necesita una sociedad que respecto a este tema se desentienda, deje pasar el asunto, asuma que el Estado deber¨¢ procurar una soluci¨®n sin colaboraci¨®n del resto.
Termino explicando lo que dije en mi primera columna.
El Festival de Vi?a del Mar es el festival musical latinoamericano de mayor impacto global. Y la propiedad de festival es del Estado de Chile, a trav¨¦s de la Municipalidad de Vi?a del Mar, entidad que concesiona este evento a la transmisi¨®n televisiva. Los concesionarios han decidido que el artista estrella del festival deb¨ªa ser Peso Pluma. Su enorme ¨¦xito lo precede, sin duda. Pero hay un problema, que es el que plante¨¦ en la columna original: el Festival de Vi?a del Mar, he se?alado, es del Estado. En el a?o 2023 Chile oficializ¨® la necesidad de un esfuerzo por aumentar el presupuesto de seguridad en un monto sin precedentes. Pues bien, ?c¨®mo es posible que el Estado luche contra el narcotr¨¢fico aumentando su gasto p¨²blico de manera relevante y que, al mismo tiempo, invite a un artista que hace apolog¨ªa al narcotr¨¢fico? Y es que m¨¢s all¨¢ de las historias y rumores sobre Peso Pluma, hay asuntos claros: un importante porcentaje de las canciones de Peso Pluma ejecutan una clara reivindicaci¨®n del estilo de vida de los soldados del narcotr¨¢fico, plantea sus beneficios, juzga y eval¨²a sin miramientos a favor e incluso ha hecho homenajes concretos en sus letras y presentaciones a un narcotraficante en particular. Lo dem¨¢s son rumores y no me hago cargo, aunque son rumores de tal relevancia que debieran motivarnos a exigir que al menos el artista los desmienta. Pero lo que no puede pasar es que alguien use recursos p¨²blicos para fomentar la cultura narco. Y es que el Estado no puede asumir el mandato de hacer una cosa y su contraria a la vez. No puede combatir el narcotr¨¢fico y fomentarlo. Este no es un problema te¨®rico. El 4 de octubre de 2022 en este peri¨®dico se public¨® la siguiente noticia: ¡°El Chapo volvi¨® durante unos minutos a Culiac¨¢n (all¨ª tuvo residencia) y se desat¨® la pol¨¦mica. El cantante mexicano Peso Pluma (¡) proyect¨® una imagen del narcotraficante Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n durante su actuaci¨®n en el 8 Music Fest, un festival que forma parte de las celebraciones del 491 aniversario del Ayuntamiento de Culiac¨¢n, un municipio del Estado de Sinaloa, el pasado 1 de octubre¡±.
As¨ª es, la imagen del Chapo Guzm¨¢n fue proyectada por Peso Pluma mientras cantaba ¡°Siempre Pendientes¡± (en referencia al trabajo de los soldados). Es cierto que los j¨®venes se han criado con esta ¨¦pica, la del mundo narco. Y es que vivimos en una ¨¦poca donde el ¨¦xito econ¨®mico es todo. Al Chapo Guzm¨¢n le dec¨ªan tambi¨¦n el 701 en referencia a la aparici¨®n en ese lugar en el ranking de Forbes. ?Hay algo m¨¢s decadente y a la vez procultural que eso? El narcotraficante quiere aparecer en Forbes. Pues bien, esto es lo que dice la cultura del narcotr¨¢fico. Con todo respeto, ?de verdad podemos decir que es contracultural un narcocorrido?
La narcocultura no es contracultura. Es una impugnaci¨®n al Estado en nombre de los valores de la sociedad de consumo.
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