Alberto Espina: ¡°Sebasti¨¢n Pi?era siempre ten¨ªa una salida que aliviaba la tensi¨®n¡±
El abogado y exministro de Defensa del fallecido exmandatario fue su amigo desde 1989. Fueron compa?eros de una generaci¨®n pol¨ªtica de la centroderecha que fue protagonista de la transici¨®n democr¨¢tica chilena
Fue en 1989 cuando Alberto Espina (Santiago, 67 a?os) conoci¨® a Sebasti¨¢n Pi?era. Fue en el comando de Hern¨¢n B¨¹chi, el entonces candidato presidencial de la derecha que compet¨ªa por La Moneda con el democristiano Patricio Aylwin, el abanderado por la Concertaci¨®n que, finalmente, se convirti¨® en el primer mandatario de Chile en democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet.
Espina es uno de los fundadores de Renovaci¨®n Nacional (RN), el partido de Pi?era, quien muri¨® el martes en un accidente luego que el helic¨®ptero que pilotaba cayera al lago Ranco, en el sur de Chile. No solo eran amigos, sino que adem¨¢s fueron parte de una generaci¨®n pol¨ªtica de la centroderecha, junto a Andr¨¦s Allamand y la alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, de la UDI, hoy la principal figura de la derecha tradicional. El grupo, bautizado en los a?os 90 como La patrulla juvenil, fue protagonista en la transici¨®n democr¨¢tica, que comenz¨® en 1990 con Aylwin.
El abogado fue diputado de RN por tres periodos (1990-2002) y dos veces senador (2002-2018). Cuando Pi?era fue electo presidente, fue su ministro de Defensa en su segunda Administraci¨®n. Actualmente, Alberto Espina es consejero del Consejo de Defensa del Estado (CDE), cargo en que lo design¨® el exmandatario en noviembre de 2020.
Espina recuerda que Pi?era, pese a que practicaban f¨²tbol y tenis juntos y que sus familias son cercanas, que en La Moneda separaba las aguas. Sonr¨ªe al rememorar que cuando el exmandatario cre¨ªa que todo funcionaba bien en la cartera de Defensa, se refer¨ªa a ¨¦l como Alberto. En cambio, si consideraba que hab¨ªa algo que modificar o no le parec¨ªa, lo llamaba ministro¡±.
Pregunta. ?Qu¨¦ impresi¨®n tuvo de Sebasti¨¢n Pi?era cuando lo conoci¨®?
Respuesta. ?l trabajaba en la campa?a de Hernan B¨¹chi. En esa ¨¦poca nos reunimos con Andr¨¦s Allamand y con Sebasti¨¢n porque quer¨ªamos que fuera el candidato a senador por Santiago y lo convencimos. Yo tambi¨¦n era candidato a senador y as¨ª nos hicimos muy amigos. Me impresion¨® la sencillez en una persona que siempre tuvo tanto ¨¦xito empresarial, y que nunca se le fueron los humo a la cabeza. Era, adem¨¢s, brillante.
P. Pi?era ven¨ªa de otro mundo, de familia democristiana, y de haber votado NO a Pinochet en el plebiscito de 1988. Hab¨ªan estado en lados diferentes. ?Hablaban de eso cuando se conocieron?
R. Ten¨ªamos claro que hab¨ªa que construir una centroderecha moderna, muy comprometida con la democracia. Capaz de defender nuestros principios con lealtad, dedicando m¨¢s a demostrarle a la ciudadan¨ªa lo que quer¨ªamos para Chile, que gastando el tiempo en criticar a nuestros adversarios. Y, sobre todo, que Chile requer¨ªa una centroderecha con un fuerte compromiso democr¨¢tico y con libertad. Con la idea de que al servicio p¨²blico se entra para que uno pueda colaborar dentro de sus capacidades para que el pa¨ªs progrese y la gente pueda tener una mejor calidad de vida. Ah¨ª se conform¨® La patrulla juvenil con Evelyn Matthei y Allamand. Hicimos una vida juntos. Impulsamos la democracia de los acuerdos, que era resistida por algunos sectores.
P. ?C¨®mo recuerda el periodo de la democracia de los acuerdos?
R. Acababa de terminar el gobierno militar. Chile hab¨ªa retornado a la democracia, hab¨ªa restablecido sus sistemas democr¨¢ticos, est¨¢bamos en un proceso de transici¨®n. Era muy importante que se hicieran esfuerzos para fijar ciertas pol¨ªticas de Estado para que, entre todos, pudi¨¦ramos colaborar para que la democracia se afianzara y el modo de desarrollo del pa¨ªs diera sus frutos hacia todos los chilenos. Y, por lo tanto, se impulsaron proyectos de ley que consider¨¢bamos fundamentales para que el pa¨ªs pudiera alcanzar grados de consenso y acuerdos que nos permitieran a todos empujar el carro para el mismo lado.
P. ?Por qu¨¦ cree que Pi?era no milit¨® en la Democracia Cristiana, que era su partido familiar y s¨ª lo hizo en la derecha?
R. Yo creo que se sinti¨® atra¨ªdo por esa centroderecha nueva que se estaba creando y que lider¨®. ?l consideraba que era una gran oportunidad de crear un gran referente que liderara los cambios que Chile necesitaba y que nos condujera alg¨²n d¨ªa al gobierno, y resulta que as¨ª fue, porque gobern¨® dos veces Chile. Eso fue fruto del trabajo que comenz¨® a hacerse desde esa ¨¦poca.
P. ?Cu¨¢l cree que fue la sombra de Sebasti¨¢n Pi?era? Dicen que pudo ser la combinaci¨®n de la pol¨ªtica y los negocios.
R. Cuando Sebasti¨¢n empez¨® a dedicarse a la pol¨ªtica en el a?o 90, yo vi que lo hac¨ªa todo el tiempo. En un momento de tomar caminos, se concentr¨® en el servicio p¨²blico. Y eso fue lo que le permiti¨® hacer escuela y dejar un legado, como lo est¨¢ dejando ahora.
P.?Cu¨¢l es ese legado?
R. Son tres legados. El primero es una vocaci¨®n democr¨¢tica grabada a fuego. Hab¨ªa que respetar las reglas democr¨¢ticas y ganar dentro de estas reglas. Y no hab¨ªa justificaci¨®n para saltarlas. Nosotros est¨¢bamos en contra de los senadores designados, y despu¨¦s quer¨ªamos que la Constituci¨®n terminara con enclaves autoritarios y luchamos duras pulsaciones por eso. Nos preocup¨¢bamos de que estas ideas fueran bien comprendidas y las defendimos con convicci¨®n y sin dobleces. Y eso creo que fue el ¨¦xito.
P. ?Y los otros legados?
R. La cultura de hacer las cosas bien. Sebasti¨¢n siempre estaba preocupado y recalcaba que, trat¨¢ndose de la plata de todos los chilenos, hab¨ªa que cuidarla y hacer el trabajo bien hecho, que no bastaba con decir lo hice m¨¢s o menos. El tercer legado fue su infinita capacidad para enfrentar las adversidades con coraje y sacar adelante cosas que eran muy dif¨ªciles. Por ejemplo, el terremoto del 2010. Fue devastador, y a los pocos d¨ªas antes de que asumiera su primer gobierno. Fue un esfuerzo gigante que permiti¨® reconstruir un tercio de Chile. Despu¨¦s vino el rescate de los 33 mineros, que era muy dif¨ªcil. Mucha gente le dec¨ªa que a lo mejor era conveniente que el gobierno reconociera que no era posible hacerlo porque, si despu¨¦s se reconoc¨ªa que no se pod¨ªa, iba a tener un efecto pol¨ªtico negativo. Pero Sebasti¨¢n ten¨ªa la convicci¨®n de que los mineros pod¨ªan estar vivos e insisti¨® en rescatarlos.
P. En su segunda Administraci¨®n le toc¨® el estallido social. Usted era ministro de Defensa. ?C¨®mo lo vivieron?
R. El estallido social fue una cosa absolutamente sorpresiva. Nos dimos cuenta a los pocos d¨ªas que el prop¨®sito era, para algunos sectores de extrema izquierda, derrocar al Gobierno del presidente Pi?era. Y despu¨¦s se produjo una disyuntiva en noviembre de ver si sal¨ªan por segunda vez las Fuerzas Armadas, cuando estaban nuevamente saqueando el pa¨ªs, o se avanzaba en la l¨ªnea institucional, que era gestar un acuerdo pol¨ªtico transversal. Y ¨¦l tom¨® esa decisi¨®n. Fue muchas veces incomprendido. Pero, finalmente, ese acuerdo nos permiti¨® evitar un derramamiento de sangre que habr¨ªa sido muy doloroso, muy largo, muy intenso y con muchos da?os colaterales. Todo eso lo hizo con mucha fuerza y convicci¨®n.
P. Hubo sectores que criticaron mucho a Pi?era en esa ¨¦poca ?C¨®mo vivi¨® ¨¦l esa etapa?
R. Fue una etapa muy dura. Pero ¨¦l ten¨ªa una resiliencia muy grande. Nos se?al¨®, claramente, que el camino que ¨ªbamos a seguir no iba a ser f¨¢cil, sino lleno de obst¨¢culos. Pero que era lo que ¨¦l cre¨ªa que m¨¢s le conven¨ªa a Chile y tuvo raz¨®n.
P. Despu¨¦s viene la pandemia.
R. Me toc¨® como ministro de Defensa. La movilizaci¨®n de las Fuerzas Armadas era un tema s¨²per complejo. ?l estaba siempre encima de los temas, pero era muy dialogante. ?l escuchaba, preguntaba y resolv¨ªa. Me acuerdo de una an¨¦cdota. Cuando yo era ministro ten¨ªa dos maneras de referirse a m¨ª. Si era para decirme que algo que hab¨ªa salido bien, me dec¨ªa Alberto; pero si ¨¦l ten¨ªa alguna duda y alg¨²n cuestionamiento, me llamaba ministro. Me dec¨ªa: ¡®venga a La Moneda por favor¡¯.
P. ?Se trataban de t¨² o de usted en el Gobierno?
R. De usted, siempre. Hay una tradici¨®n republicana que hay que respetar. El presidente es el presidente. ?l sab¨ªa mezclar muy bien las cosas. Y en los momentos m¨¢s tensos, siempre ten¨ªa una salida que aliviaba la tensi¨®n.
P. ?C¨®mo lo hac¨ªa?
R. Contaba alguna an¨¦cdota del pasado. ?l ten¨ªa, adem¨¢s, una tremenda resiliencia. Y yo creo que eso era producto de su convicci¨®n. Porque, cuando haces las cosas con la conciencia tranquila, y tienes la convicci¨®n de hacer lo correcto, sabes el camino que hay que hacer. Y cuando hab¨ªa que enderezar, cambiar de rumbo y corregirlo, lo hac¨ªa. Ten¨ªa pragmatismo en eso.
P. ?Qu¨¦ se extingue en la derecha con la muerte de Sebasti¨¢n Pi?era?
R. Lejos, el liderazgo m¨¢s potente que ha tenido la derecha, de eso no cabe duda. Porque segu¨ªa teniendo un liderazgo muy fuerte. Su convocatoria era extraordinaria. Pero esto [la muerte] tambi¨¦n es un desaf¨ªo, porque hay que tomar el bast¨®n del mando que ¨¦l ten¨ªa para que otros lo asuman con la misma fuerza que ¨¦l ten¨ªa. Sobre todo, incorporando nuevas generaciones. Eso era muy importante y ¨¦l lo sab¨ªa. Hay una responsabilidad de tomar su legado y proyectarlo.
P. ?Qui¨¦nes son los llamados a recibir ese bast¨®n?
R. No me gusta dar nombres porque lo creo injusto. Pero ¨¦l ten¨ªa preocupaci¨®n por la gente joven. Se reun¨ªa mucho con j¨®venes. Siempre conversaba. Y ten¨ªa la preocupaci¨®n de ir d¨¢ndoles cada vez m¨¢s protagonismo.
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