D¨ªa Mundial de los Oc¨¦anos: implementaci¨®n del Acuerdo de Alta Mar, los desaf¨ªos y oportunidades para Chile
Chile debe asumir un rol proactivo en la conservaci¨®n y uso sostenible del oc¨¦ano, sobre todo porque es uno de los pa¨ªses m¨¢s vulnerables al cambio clim¨¢tico
El Acuerdo de Biodiversidad Marina para la Alta Mar (BBNJ, por sus siglas en ingl¨¦s) fue adoptado en junio de 2023, tras m¨¢s de una d¨¦cada de negociaciones. Chile firm¨® este acuerdo en septiembre del mismo a?o, y ratific¨® el tratado en enero de 2024, mostrando su compromiso con el cuidado del oc¨¦ano. De esta forma, nuestro pa¨ªs fue el primero en el mundo en oficializar su compromiso para su conservaci¨®n y el segundo en depositar el texto del acuerdo en la ONU.
Este es un instrumento internacional jur¨ªdicamente vinculante que busca proteger la biodiversidad marina en ¨¢reas situadas fuera de las jurisdicciones nacionales, es decir, m¨¢s all¨¢ de las 200 millas n¨¢uticas. Su objetivo principal contribuir a preservar y proteger el oc¨¦ano. Como instrumento de gobernanza ser¨¢ clave para alcanzar los objetivos globales que buscan proteger el 30% del oc¨¦ano del mundo al a?o 2030, para as¨ª preservar y recuperar la naturaleza marina, enfrentando adecuadamente la crisis clim¨¢tica global; reducci¨®n de gases de efecto invernadero, la contaminaci¨®n y la p¨¦rdida de biodiversidad. Las aguas internacionales constituyen casi dos tercios del oc¨¦ano mundial, y han sido durante mucho tiempo un espacio sin ley, donde la explotaci¨®n y el da?o ambiental han aumentado con el tiempo debido a la falta de regulaci¨®n. El BBNJ establece mecanismos para la creaci¨®n de ¨¢reas marinas protegidas, la evaluaci¨®n del impacto ambiental de las actividades humanas y el acceso y reparto de beneficios de los recursos gen¨¦ticos marinos situados en la columna de agua y en el fondo marino. El acuerdo BBNJ busca emparejar la cancha, equilibrando conservaci¨®n y uso sustentable de la biodiversidad marina, situaci¨®n que en la actualidad no existe; m¨¢s del 93% del oc¨¦ano global sigue sin medidas de conservaci¨®n y protecci¨®n y por lo tanto est¨¢ abierto a todo tipo de actividades nocivas.
Para Chile, un pa¨ªs con m¨¢s de 6.400 kil¨®metros de costa y una econom¨ªa fuertemente vinculada al mar, la implementaci¨®n del acuerdo BBNJ representa tanto un desaf¨ªo como una oportunidad. En un contexto donde el cambio clim¨¢tico, la sobrepesca y la contaminaci¨®n amenazan gravemente los ecosistemas marinos, Chile debe asumir un rol proactivo en la conservaci¨®n y uso sostenible del oc¨¦ano, sobre todo porque es uno de los pa¨ªses m¨¢s vulnerables al cambio clim¨¢tico.
Nuestro pa¨ªs ya ha demostrado su liderazgo en la protecci¨®n de sus aguas jurisdiccionales, al tener m¨¢s del 45% de su maritorio con alg¨²n nivel de protecci¨®n. Sin embargo, la implementaci¨®n del acuerdo BBNJ requiere extender este compromiso m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras mar¨ªtimas, raz¨®n por la cual el Gobierno del Presidente Gabriel Boric ha postulado a Valpara¨ªso para ser sede de su Secretar¨ªa.
Pero obtener la Secretar¨ªa no es el ¨²nico desaf¨ªo. Ahora que el acuerdo ha sido ratificado, es necesario definir e impulsar su futura implementaci¨®n a trav¨¦s del desarrollo de normas internas, lo que debe estar en l¨ªnea con las disposiciones internacionales. Esto incluye el fortalecimiento de las capacidades de monitoreo y control, as¨ª como el desarrollo de investigaciones cient¨ªficas y herramientas tecnol¨®gicas e innovadoras que permitan evaluar y mitigar los impactos de las actividades humanas en alta mar. Se debe avanzar en normas de evaluaci¨®n de impacto ambiental en las aguas jurisdiccionales, hoy esas normas no existen. Y Chile a trav¨¦s de su red de universidades puede transformase en un HUB de investigaci¨®n y ciencia en base a los recursos gen¨¦ticos marinos. Asimismo, se debe avanzar hacia la ratificaci¨®n del protocolo de Nagoya sobre recursos gent¨ªos en tierra y que es parte de la Convenci¨®n sobre Biodiversidad Biol¨®gica de la cual Chile tambi¨¦n es parte.
Asimismo, la colaboraci¨®n regional ser¨¢ esencial. Chile debe trabajar estrechamente con otros pa¨ªses de la regi¨®n para coordinar esfuerzos en la creaci¨®n de corredores y ¨¢reas marinas protegidas y en la implementaci¨®n de pol¨ªticas de gesti¨®n sostenible de los recursos. Establecer una pol¨ªtica exterior activa y colaborativa con los pa¨ªses vecinos y de la cuenca del oc¨¦ano Pac¨ªfico, beneficiar¨¢ no solo a la biodiversidad, sino que ofrece oportunidades para potenciar actividades econ¨®micas sostenibles, que mejoren la calidad de vida de las comunidades costeras y a la vez, garanticen el cuidado de la naturaleza, como el ecoturismo y la pesca sostenible.
El papel de la sociedad civil, las comunidades costeras y el sector privado tambi¨¦n es crucial. La conciencia p¨²blica y la educaci¨®n sobre la importancia del oc¨¦ano y las amenazas que enfrenta son fundamentales para generar un apoyo amplio a las pol¨ªticas de conservaci¨®n. Por eso, las iniciativas como programas de educaci¨®n ambiental y proyectos de investigaci¨®n y conservaci¨®n liderados por ONGs y universidades deben contar con apoyo del estado. Sin embargo, ya es tiempo que su estudio sea parte del curr¨ªculo obligatorio en los colegios y desde temprana edad.
En este D¨ªa Mundial de los Oc¨¦anos, recordemos que la salud de nuestros oc¨¦anos es la salud del planeta y, por ende, la nuestra. El acuerdo BBNJ nos brinda una herramienta poderosa para proteger la vida en los vastos y vitales ecosistemas de alta mar, y su implementaci¨®n efectiva en Chile y en todo el mundo es una responsabilidad colectiva de todos quienes viven en este hermoso pa¨ªs.
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