92.000 millones de d¨®lares
Si bien en los ¨²ltimos a?os no ha habido grandes estropicios, quiz¨¢s el mejor legado ser¨ªa volver a poner al pa¨ªs en la senda de los equilibrios fiscales
El 30 de septiembre, como m¨¢ximo, el ministerio de Hacienda debe concluir la elaboraci¨®n del proyecto de Ley de Presupuestos 2025, el cual debe ser aprobado antes del 30 de noviembre para entrar en vigor el 1 de enero del pr¨®ximo a?o, en que debe aplicarse. Se trata del tercer y ¨²ltimo presupuesto ¨ªntegramente dise?ado y ejecutado por la actual administraci¨®n de gobierno, involucrando recursos que seguramente superar¨¢n los cerca de 84 millones de pesos (unos 92.000 millones de d¨®lares) que contempl¨® la hacienda p¨²blica en 2024.
La cifra es de una dimensi¨®n tan vasta que casi todos los intentos por hacerla asible, traduci¨¦ndola, por ejemplo, en eventuales nuevos hospitales, escuelas, puertos o carreteras, apenas permiten hacerse una difusa idea de su envergadura, aunque pocos rebatir¨¢n que su importancia macroecon¨®mica es significativa por el solo hecho de representar sobre un 25% del Producto Interno Bruto (PIB).
Pero m¨¢s all¨¢ de la vastedad del guarismo, el rito de alumbramiento de un nuevo Presupuesto de la Naci¨®n, con sus cadenas televisivas nacionales y sus debates parlamentarios de madrugada, es un ejercicio que suele hacer friccionar los anhelos de ¡®legado¡¯ con la dura realidad. Y la realidad presente es que, si bien en los ¨²ltimos a?os no ha habido grandes estropicios, quiz¨¢s el mejor legado que puede dejar a estas alturas el gobierno ser¨ªa volver a poner al pa¨ªs en la senda de los equilibrios fiscales y, de ese modo, reencauzar el ciclo macroecon¨®mico en la senda del crecimiento y el progreso, hoy tan lejanos.
A lo largo de los a?os en Chile fue ido articulando un completo y complejo engranaje de instituciones que buscaban mantener el devenir del sector p¨²blico y de las cuentas fiscales dentro de un corredor de escenarios razonables y sin grandes desajustes. Se ha tratado de un proceso pol¨ªtico institucional loable, donde conceptos como el de balance estructural fiscal, la operaci¨®n de Comit¨¦s de Expertos Consultivos de PIB y Precio del Cobre y los ejercicios de evaluaci¨®n ex ante y ex post de programas p¨²blicos han intentado conformar una din¨¢mica virtuosa donde no s¨®lo los grandes agregados macroecon¨®micos se puedan mantener en vereda, sino que tambi¨¦n la eficiencia y eficacia del gasto permitan una adecuada resoluci¨®n y atenci¨®n de las urgencias de la sociedad. Pero ¨¦ste no ha sido el resultado.
Por ejemplo, en lo que respecta a los grandes n¨²meros, es ampliamente sabido que la deuda p¨²blica del pa¨ªs no ha dejado de acercarse al l¨ªmite de tolerancia de 45% del PIB recomendado por el Consejo Fiscal Aut¨®nomo (el a?o 2023 la deuda cerr¨® en 39,7% del PIB) y que abiertamente este organismo habla de que Chile atraviesa una situaci¨®n de estr¨¦s fiscal que urge sea abordado en forma mancomunada por el gobierno y el Congreso.
De igual forma, y aunque a nivel regional la foto de Chile pueda verse mejor que la de otras naciones, hay variados antecedentes que ponen en cuesti¨®n la eficiencia y pertinencia del gasto p¨²blico en el pa¨ªs. Es m¨¢s, quienes han hecho el ejercicio de adentrarse en la mara?a de los cientos de programas que anualmente reciben recursos fiscales, suelen salir de ese periplo con decenas de ejemplos de despilfarro que escandalizar¨ªan al m¨¢s laxo de los observadores. Este es un tema que se torna candente no s¨®lo durante la tramitaci¨®n de la Ley de Presupuestos, sino que es uno que adquiere contornos crispados cada vez que se saca a colaci¨®n la necesidad de reformar el sistema tributario.
El lunes 30 de septiembre, como muy tarde, comenzar¨¢ una nueva discusi¨®n presupuestaria, donde probablemente los titulares de prensa pondr¨¢n la mirada en los porcentajes de aumento anual por sector, o en cu¨¢nto de esos recursos ir¨¢ a seguridad p¨²blica, salud, educaci¨®n y otras urgencias. Seguramente, otra parte del debate pol¨ªtico seguir¨¢ empantanado en c¨®mo se pretender¨¢ cumplir la hoy llamada ¡®soluci¨®n¡¯ al problema del CAE, en un contexto de discusi¨®n parlamentaria donde lo que quedar¨¢ patente es la evidente escasez de recursos e infinidad de necesidades que tiene el pa¨ªs. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de esa danza de n¨²meros y titulares, lo que no deber¨ªa ser pasado por alto en estos meses de acaloradas discusiones es si la direcci¨®n que est¨¢n tomando las cuentas p¨²blicas en este ¨²ltimo Presupuesto de la administraci¨®n del presidente Boric es la correcta, tanto en t¨¦rminos de su impacto macroecon¨®mico como en cuanto a la pertinencia de los gastos que se decide acometer en el pa¨ªs.
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