Venido para quedarse
Que un virus cause una crisis pand¨¦mica y luego desaparezca es algo muy raro
Aunque esta pandemia es la peor que hemos conocido casi todos los que estamos vivos ¨Chabr¨ªa que ser un campe¨®n de longevidad para recordar la gripe espa?ola de 1918¡ª, el virus que la ha causado no es un prodigio ca¨ªdo del cielo. Es un coronavirus, como otros que ya conoc¨ªamos, y con unas pautas de conducta bastante generales en los pat¨®genos respiratorios, como la gripe y el catarro, y otras enfermedades infecciosas. La bi¨®loga evolutiva Sarah Cobey, de la Universidad de Chicago, argumenta en Science que esos principios generales nos permiten predecir dos cosas. La primera es que este coronavirus ha venido para quedarse, como hizo la gripe A en la d¨¦cada pasada y seguramente la gripe espa?ola de 1918. La segunda es que seguir¨¢ oblig¨¢ndonos a elegir entre la bolsa o la vida, el desplome econ¨®mico o la saturaci¨®n de los tanatorios, al menos hasta que haya una vacuna eficaz y factible a gran escala.
Solo en los ¨²ltimos dos siglos se han registrado pandemias de sida, tuberculosis, cuatro nuevos tipos de gripe y siete de c¨®lera que habr¨¢n matado en conjunto a 100 millones de personas. La covid-19 se ha cobrado de momento 200.000 vidas, o 500 veces menos. Solo la gripe espa?ola de hace un siglo mat¨® a 50 millones. En materia de letalidad, el coronavirus SARS-CoV-2 es un mero principiante. Lo que ocurre es que se propaga a tal velocidad que, incluso con una mortalidad baja, los fallecidos se acumulan a una tasa insoportable para el sistema sanitario, la sociedad y la econom¨ªa.
La humanidad aprender¨¢ a convivir con el leviat¨¢n que ahora la arrasa, como lo ha hecho durante cien milenios. De otro modo no estar¨ªamos aqu¨ª
Que un agente infeccioso cause una crisis epid¨¦mica y luego desaparezca es algo muy raro. Hacen falta unas campa?as de vacunaci¨®n globales y eficientes, y mucha suerte, para erradicar un virus como el de la viruela. Las enfermedades infecciosas que han generado una pandemia suelen seguir trasmiti¨¦ndose y adapt¨¢ndose de un modo u otro a su nuevo hu¨¦sped humano. La poblaci¨®n va inmuniz¨¢ndose mal que bien, los m¨¢s susceptibles mueren y el resto establece una guerra de armamentos entre su sistema inmune y la consiguiente evoluci¨®n del virus. La humanidad aprender¨¢ a convivir con el leviat¨¢n que ahora la arrasa, como lo ha hecho durante cien milenios. De otro modo no estar¨ªamos aqu¨ª.
La ya famosa inmunidad de reba?o ¨Cla fracci¨®n de poblaci¨®n que ha desarrollado anticuerpos contra el virus suficiente para extinguir la pandemia¡ª puede calcularse con precisi¨®n si se parte de los datos adecuados, pero a¨²n no los tenemos en este caso. El continuo nacimiento de beb¨¦s cuyo sistema inmune est¨¢ virgen contra el virus afecta a esos c¨¢lculos, como tambi¨¦n lo hace la duraci¨®n de la inmunidad, que ignoramos para el SARS-Cov-2. Recordemos que la gripe estacional mata a medio mill¨®n de personas en el mundo cada a?o. La mayor¨ªa de ellas no tienen acceso a la vacuna de la gripe, que hay que renovar cada temporada. Es probable que el coronavirus incremente esa contabilidad f¨²nebre de aqu¨ª en adelante.
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