Una mirada dist¨®pica
El gasto militar y la desigualdad crecer¨¢n despu¨¦s de la pandemia
Si buscan utop¨ªas tras la pandemia dir¨ªjanse a otras fuentes. Las hay a paladas, todos esos analistas e intelectuales que ven despu¨¦s del coronavirus una sociedad m¨¢s abierta y justa, igualitaria e informada, convencida de la importancia de la sanidad p¨²blica y de la necesidad de redistribuir la riqueza, m¨¢s inteligente e ilustrada, ambiental y solidaria. Si yo fuera un profeta, jam¨¢s tendr¨ªa la osad¨ªa de difundir esos pron¨®sticos de alt¨ªsimo riesgo. Son ganas de meter la pata, vamos.
Es posible que los laboratorios est¨¦n en condiciones de producir una vacuna en masa en la segunda mitad de 2021, al menos si los Gobiernos muestran un raro destello de lucidez para financiarla junto a la Big Pharma. Si todo va bien, en ese momento se habr¨¢ disipado la pandemia, y la humanidad volver¨¢ a caer en el pozo oscuro de la mala gobernanza, el mito neoliberal y la intolerable desigualdad. Y tal vez el pozo sea entonces a¨²n m¨¢s profundo que antes del virus, por mentira que parezca.
La mejor forma de predecir el futuro es mirar al presente. Cabr¨ªa esperar, por ejemplo, que las prioridades de gasto de los Gobiernos se hubieran desplazado hacia los sistemas sanitarios en los ¨²ltimos a?os. Tout au contraire, como dir¨ªa el detective Poirot. El gasto militar global fue de dos billones de d¨®lares el a?o pasado, un r¨¦cord (ajustado por la inflaci¨®n) desde los a?os ochenta, seg¨²n los c¨¢lculos del Instituto de Investigaci¨®n sobre la Paz Internacional de Estocolomo (SIPRI, siglas inglesas). El gran plan europeo de ayuda contra la pandemia (1,5 billones de euros, o 1,6 billones de d¨®lares) casi palidece frente a ese gasto monumental en defensa.
Las razones de este incremento desde 2015 son particularmente pat¨¦ticas: el miedo europeo a una agresi¨®n rusa, que no se ha producido, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, por la que de momento no ha muerto nadie, y la demanda febril de armas por los jeques ¨¢rabes, que s¨ª mata gente, pero justo gracias a los fabricantes de armas occidentales y a los Gobiernos que los controlan. Los ej¨¦rcitos est¨¢n haciendo un gran papel durante la pandemia, pero eso no tiene nada que ver con el gasto en armamento, gracias a Dios.
Regresemos a la vida civil. El coronavirus no solo es racista, sino tambi¨¦n clasista. Seg¨²n un estudio estadounidense del Centro para la Investigaci¨®n de Pol¨ªticas Econ¨®micas (CEPR, en ingl¨¦s), la covid-19 no est¨¢ haciendo m¨¢s que incrementar las desigualdades ya existentes. Los trabajadores mejor pagados pueden hacerlo casi todo desde sus casas, y los de n¨®mina m¨¢s escasa no pueden hacer casi nada. Y eso son los trabajadores. No hablemos ya de los parados, subcontratados y marginados de toda clase. Los repartidores de pizzas, las cajeras del s¨²per y los conductores de autobuses y taxis solo pueden hacer su trabajo en contacto cercano con los usuarios. Pero despu¨¦s de la pandemia cambiar¨¢ todo esto, ?verdad?
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