Los astronautas ya no son ¡®machos alfa'
La evoluci¨®n del perfil de los 562 cosmonautas que han viajado al espacio muestra los cambios en las sociedades que representan
Los astronautas han sido siempre, quiz¨¢ m¨¢s que cualquier otra cosa, representantes de quienes les mandaban al espacio, s¨ªmbolos de sus sociedades y sus valores. En los a?os 60, cuando EE. UU. y la Uni¨®n Sovi¨¦tica se disputaban la primac¨ªa en el espacio, en EE UU, el perfil requer¨ªa individuos ultracompetitivos, con cerebros privilegiados y experiencia enfrent¨¢ndose a la muerte en la guerra o como pilotos de prueba. En Lo que hay que tener, Tom Wolfe realiz¨® el retrato de aquellos h¨¦roes elegidos para la gloria. Hombres blancos, casados y con hijos, capaces de conservar la sonrisa despu¨¦s de saltar de un avi¨®n supers¨®nico en barrena y de resultar seductores manteniendo la fidelidad a sus esposas. Los primeros astronautas encarnaron con bastante precisi¨®n el potencial y las limitaciones de la sociedad a la que representaban. Alcanzaron el ¨¦xito, casi todos se divorciaron, alguno cay¨® en el alcoholismo y otro acab¨® buscando en Turqu¨ªa el Arca de No¨¦.
En un art¨ªculo publicado recientemente en la revista Acta Astronautica, Mathias Basner y otros dos colegas de la Universidad de Pensilvania (EE UU), realizaron un repaso a la evoluci¨®n del perfil de las 562 personas que han viajado al espacio desde 1961. Las caracter¨ªsticas del astronauta medio de estas seis d¨¦cadas de vuelos espaciales se siguen pareciendo bastante a las que describ¨ªa Wolfe. Ser¨ªa un hombre casado de 40 a?os, con experiencia militar, educaci¨®n superior con un m¨¢ster como m¨ªnimo y 2,1 hijos de media.
Durante esos a?os, como en el resto de la sociedad, se han producido cambios, aunque no se puede decir que radicales. La proporci¨®n de mujeres astronautas ha pasado del 2,1% en la d¨¦cada de 1960 al 20% de la d¨¦cada de 2010. Valentina Tereshkova fue la primera mujer en viajar al espacio y lo hizo en 1963, en una etapa muy temprana de la carrera espacial. Como en EE UU, adem¨¢s de otros rasgos de competencia, las autoridades sovi¨¦ticas reclamaban que los cosmonautas representasen los valores del Estado. Tereshkova super¨® las pruebas de selecci¨®n, pero antes hab¨ªa demostrado su pureza ideol¨®gica en las juventudes del partido comunista, algo que le ayud¨® a superar a alguna compa?era con mejores credenciales t¨¦cnicas.
El l¨ªder sovi¨¦tico, Nikita Jrushchov, consider¨® el vuelo de Tereshkova una muestra de que su pa¨ªs hab¨ªa logrado la igualdad de derechos para hombres y mujeres, pero la URSS no volvi¨® a lanzar a otra mujer al espacio hasta casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, cuando Svetlana Savitskaya se convirti¨® en la segunda mujer orbitar nuestro planeta. Tereshkova tambi¨¦n represent¨® a un grupo humano a¨²n m¨¢s raro que las mujeres en el espacio, el de los solteros. Solo un 4,4% de las personas que han abandonado la Tierra lo han hecho sin haberse casado antes.
Solo un 4,4% de las personas que han abandonado la Tierra lo han hecho sin haberse casado antes.
El pasado mes de marzo, m¨¢s de 12.000 personas presentaron su candidatura para entrar en la siguiente clase de astronautas de la NASA. De entre todos ellos, se seleccionar¨¢n a entre 8 y 12 personas que entrar¨¢n en un equipo m¨¢s amplio del que saldr¨¢n muchos de los viajeros del programa Artemisa, incluida la primera mujer que pise la Luna, algo previsto para dentro de cuatro a?os. Estas nuevas generaciones de astronautas ser¨¢n tambi¨¦n las que habiten la estaci¨®n orbital lunar Deep Space Gateway, a 300.000 kil¨®metros de la Tierra. Este proyecto, con una inauguraci¨®n prevista a partir de 2028 y en el que colaborar¨¢ la Agencia Espacial Europea (ESA), pondr¨¢ a prueba la resistencia humana a la permanencia prolongada en el espacio profundo y preparar¨¢ as¨ª el viaje a Marte.
Cuando las agencias describen lo que hay que tener en 2020 para ser astronauta, hay algunas demandas que no han cambiado mucho desde hace 60 a?os. Los conocimientos sobre ciencia y tecnolog¨ªa, certificados por masters o doctorados, son b¨¢sicos; tambi¨¦n es importante saber pilotar aeronaves y a¨²n es fundamental ser capaz de trabajar en situaciones de vida o muerte sin perder la calma. Un lugar para adquirir esa experiencia es el ej¨¦rcito y eso explica por qu¨¦ m¨¢s del 60% de las personas que han viajado al espacio ten¨ªan formaci¨®n militar. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, a¨²n son m¨¢s comunes los astronautas que la tienen que los que carecen de ella. Y sigue siendo importante tener una relaci¨®n estable. Jaimie Barrett, una psic¨®loga que particip¨® en un proceso de selecci¨®n de astronautas para la NASA en 2013, contaba poco despu¨¦s en space.com que tener problemas de pareja es un motivo probable de descalificaci¨®n, igual que tener trastornos psiqui¨¢tricos previos.
Pero tambi¨¦n hay otros aspectos que son novedosos. La ESA pide que los aspirantes tengan rasgos como empat¨ªa con los compa?eros, bajos niveles de agresividad o capacidad para trabajar en un entorno intercultural, ideas que en los a?os del programa Apolo habr¨ªan chirriado a los hombres que seg¨²n los criterios de entonces ten¨ªan lo que hay que tener. De hecho, algunos de los primeros hombres en ir a la Luna ya han mostrado su escepticismo con las nuevas prioridades en la selecci¨®n de astronautas.
Walter Cunningham, que en 1968 viaj¨® al espacio en el Apolo 7, ha dicho en varias ocasiones, incluida una conferencia en Madrid organizada el a?o pasado por este peri¨®dico, que, aunque la diversidad es positiva, no es bueno que los criterios pol¨ªticos prevalezcan sobre la pura competitividad. Antes eran todos hombres y pilotos ¡°mientras ahora hay que asegurarse de que el g¨¦nero y la etnia se tienen en cuenta a la hora de mirar la composici¨®n de un grupo¡±, afirm¨®. ¡°No tengo nada en contra, pero hacer que eso sea lo que nos mueva, en lugar de buscar nuestros l¨ªmites, creo que no es un enfoque adecuado¡±, concluy¨®.
La posici¨®n de Cunningham solo demuestra que era un buen astronauta y, como tal, un buen representante de su generaci¨®n. Los nuevos viajeros del espacio se deber¨¢n enfrentar a retos diferentes y representar¨¢n a sociedades distintas de las que vivieron en directo la primera carrera espacial.
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