Ciudades a prueba de pandemias
Lleida y Huesca no son casos ins¨®litos, pero se?alan las cosas que no hay que repetir
Los rebrotes de Lleida y Huesca, debidos en gran parte a temporeros agr¨ªcolas que duermen hacinados en pseudopisos, y tambi¨¦n a reencuentros familiares de sensatez incierta, no son ninguna peculiaridad espa?ola. Cada vez hay menos cosas que lo sean, como es l¨®gico en este mundo-red que ignora soberanamente las fronteras que la Historia ha trazado durante mil a?os de irracionalidad, muerte y destrucci¨®n del patrimonio. Si no tienes soniquete, pa qu¨¦ te metes, que dir¨ªa una buler¨ªa. Esta pandemia no se caracteriza por respetar las fronteras, sino por los focos supercontagiosos que la multiplican por diez o por cien en los espacios cerrados.
El mes pasado, Pek¨ªn registr¨® cien casos provenientes de un mercado alimentario. Melbourne, Australia, ha padecido rebrotes en bloques de apartamentos que ha han devuelto la ciudad al confinamiento. Unas pocas horas de locura el distrito de Itaewon de Se¨²l, un punto caliente de la noche surcoreana, se sald¨® en mayo con 200 j¨®venes de alta concentraci¨®n hormonal contagiados por el coronavirus. Los gestores sanitarios de Catalu?a y Arag¨®n no son especialmente obtusos. Su torpeza es en realidad tan universal como la estupidez humana. Nada extraordinario.
Bouffanais y Sun proponen repensar las ciudades para hacerlas a prueba de pandemias
Los datos dicen y repiten que la covid-19 se propaga sobre todo en lugares cerrados donde el contacto cara a cara es cercano y prolongado, como un local de baile, un restaurante, un hospital o una residencia de ancianos. O un pisito para alojar api?ados a diez temporeros. ¡°Un encuentro fugaz con un transe¨²nte en un camino es una fuente de contagio m¨¢s improbable que sentarse junto a una persona durante 20 minutos¡±, dicen en Nature el profesor de tecnolog¨ªa y dise?o Roland Bouffanais y la jefa de ciencias sociales Sun Sun Lim, ambos en la Universidad de Singapur.
Estos dos estudiosos subrayan que los complejos tur¨ªsticos (resorts), las misas, las conferencias y las oficinas han sufrido rebrotes de cierta entidad, como tambi¨¦n los almacenes alimentarios y los barcos de pasajeros. Lo que tienen en com¨²n todos esos lugares es que son espacios cerrados con mucha gente que est¨¢ mucho tiempo all¨ª. Las evidencias indican desde hace meses que uno de los vectores principales de la infecci¨®n son los aerosoles que emitimos al toser, estornudar, hablar y respirar, unas gotitas tan min¨²sculas que tardan horas en caer al suelo y que se acumulan en el aire de un espacio cerrado. En los primeros dos meses de la pandemia, el 90% de los casos de covid en Singapur se origin¨® en las alcobas hacinadas de los trabajadores migrantes, que a veces alcanzan una densidad de 20 personas por habitaci¨®n. Ya les dije que Lleida y Huesca tienen muy poco de novedoso.
Bouffanais y Sun proponen repensar las ciudades para hacerlas a prueba de pandemias. Los intercambiadores de transportes, los centros comerciales, las escuelas y los institutos, los lugares de trabajo, la propia estructura de los edificios. Lo peor no es que eso sea mucho pedir, sino que se queda corto. Por ejemplo, ?qui¨¦n tiene la competencia para dejar de apilar a los temporeros en esos estratos de condiciones vejatorias?
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